Viviendo un bello existir. Claves sistémicas hacia la Paz.
“Nuestra apuesta por los derechos humanos ha estado al lado de las víctimas, en los marcos del derecho internacional de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos, del derecho humanitario y del derecho penal internacional. La apuesta ha significado entre esos límites jurídicos, la recreación del derecho a partir de las realidades específicas, y la construcción de nuevos sentidos a lo jurídico a partir de esas realidades. La vida que regula el derecho está a veces distante de otras dimensiones de los afectados, más allá, de lo que se encuentra en un código penal y de una cotidianidad que supera la normatividad.
La realidad nos aproxima a seres humanos en los que irrumpe la autoridad de Estado deslegitimando su naturaleza como generador del bienestar y de regulador por las graves conductas, y prácticas que en muchas casos, reflejan la sistematicidad de su criminalidad. Crímenes horrendos que hieren lo profundo de la humanidad. Una fractura con la costumbre o lo que se ha enseñado a creer qué es la autoridad. Y, claro, también nos encontramos en un contexto de violencia socio política, expresiones de disidentes o alzados en armas contra ese tipo de Estado, que en los territorios rurales, construyeron, algunos hoy persisten, otro tipo de legitimidad y de autoridad, generaron cohesión social, y apuestas de poder. Sin embargo, el derecho a la rebelión en sus prácticas concretas no estuvo exento de excesos, de abusos y también de graves conductas contra el núcleo de la vida humana y las libertades. Y entre ellas, procesos comunitarios construyeron sus propios derroteros de autodeterminación, vida y dignidad entre una globalización del mercado que ha ido definiendo el uso de la tierra, del sub suelos, de los bienes comunes, y políticas públicas de techos fiscales, de garantías para “derechos de los privados” en desmedro de las pocos derechos realmente satisfechos por el Estado colombiano.
Durante estos 30 años hemos aprendido, desaprendido, re significado y recreado. Hemos cometido errores, hemos también dado en el punto. Siempre hemos estado en las realidades, en las concretas, en lugares remotos donde se experimentan las violaciones de derechos humanos, y la guerra; desde ellos hemos apoyado a cientos de personas y procesos comunitarios, en medio de nuestras limitaciones, lo hemos tratado de hacer con el mayor profesionalismo y mística.
Hemos sido promotores de derechos humanos y los derechos de los pueblos apostando a micro sociedades abiertas con apoyos más allá de los asuntos legales, con apoyos psicológicos, comunicativos, educativos, agroambientales, de infraestructura en vivienda saludable y saneamientos básicos, cartografía y sistematización territorial en plataformas digitales, entre otros, siempre como partes de un todo.”
El informe completo:
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