Vida salvaje disminuyó un 69% según el informe planeta
vivo 2022

Nos enfrentamos a dos emergencias interrelacionadas y provocadas por el ser
humano: el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, que amenazan el
bienestar de las generaciones actuales y venideras. Dado que nuestro futuro depende
por completo de la biodiversidad y de la estabilidad climática, es fundamental
que comprendamos bien las conexiones entre el deterioro de la naturaleza y el
cambio climático.
Esta edición del Informe Planeta Vivo gira en torno a la naturaleza de dichas
conexiones, a sus repercusiones para las personas y la biodiversidad y a la
construcción de un futuro positivo, justo y sostenible. Somos conscientes de
que no existen soluciones universales para abordar estos desafíos complejos e
interrelacionados, ni tampoco una única fuente de conocimientos. Por ese motivo,
para elaborar esta edición hemos reunido una gran variedad de voces y nos hemos
basado en diversas fuentes de conocimientos de todo el mundo.
El cambio de uso del suelo sigue siendo actualmente la mayor amenaza para la
naturaleza, pues se destruyen o fragmentan los hábitats naturales de muchas especies
de flora y fauna terrestres, de agua dulce y marinas. No obstante, si no somos capaces
de limitar el calentamiento a 1,5°C, lo más probable es que el cambio climático
se convierta en la principal causa de pérdida de biodiversidad en las próximas
décadas. El ascenso de las temperaturas ya está impulsando fenómenos sumamente
mortíferos y las primeras extinciones de especies enteras. Se prevé que cada grado de
calentamiento aumente dichas pérdidas y su impacto en las personas. De hecho, a lo
largo del informe presentamos historias de personas en primera línea y su forma de
tratar con las consecuencias del cambio climático y de la pérdida de biodiversidad a
nivel local.
Los indicadores de biodiversidad nos ayudan a comprender cómo va cambiando
nuestro mundo natural con el paso del tiempo. El Índice Planeta Vivo, después de
casi cincuenta años vigilando la salud de la naturaleza, constituye un buen indicador
de alerta temprana, pues lleva a cabo un seguimiento de la abundancia de mamíferos,
reptiles, aves y anfibios en todo el mundo.
Esta edición, la más exhaustiva hasta la fecha, muestra un descenso medio del 69%
en la abundancia poblacional relativa de especies animales de todo el planeta entre
1970 y 2018. Latinoamérica registra el mayor declive regional de la abundancia
poblacional media (94%) y, en cuanto a especies, las poblaciones de agua dulce
muestran un mayor descenso general a nivel mundial (83%).
Las nuevas técnicas de análisis cartográfico nos permiten generar una imagen más
completa tanto de la velocidad como de la escala de los cambios en la biodiversidad y
el clima. Por ejemplo, presentamos los nuevos mapas de riesgo para la biodiversidad
generados para el segundo informe del Panel Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático (IPCC) publicado en febrero de 2022. Esos mapas son el resultado de décadas de trabajo y han supuesto más de un millón de horas de
ordenador. También examinamos un análisis basado en datos de la Lista Roja de la
UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) que nos permite
superponer las seis amenazas principales (agricultura, sobreexplotación, tala de
árboles, contaminación, especies invasoras y cambio climático) para poder destacar
los “puntos calientes de amenazas” de los vertebrados terrestres.
Para poder imaginar un futuro en el que puedan prosperar tanto las personas como la
naturaleza, contamos con proyecciones y modelos como el trabajo “Revertir la curva”,
presentado en el Informe Planeta Vivo 2020, que permite configurar elementos
para visualizar cómo podemos abordar de la manera más eficaz la pérdida de la
biodiversidad en una serie de escenarios climáticos y de desarrollo diferentes. Ahora
los investigadores están examinando nuevos enfoques, como la integración de la
equidad y la justicia. Esto nos podría ayudar a centrarnos más en las grandes acciones
urgentes y necesarias para cambiar el rumbo de la supuesta normalidad que estamos
viviendo.
Somos conscientes de que para poner en práctica la teoría será esencial provocar un
cambio transformador, marcar un antes y un después. Necesitamos transformaciones
que abarquen todo el sistema: cómo producimos y consumimos, la tecnología que
usamos y cómo gestionamos nuestros sistemas económicos y financieros. Impulsarlos
equivale a pasar de hablar de metas y objetivos a hacerlo de valores y derechos, tanto
en la concepción de políticas como en la vida cotidiana.
Para dar forma a esta idea, la Asamblea General de Naciones Unidas reconoció en
2022 que todas las personas, en cualquier lugar, tienen derecho a vivir en un medio
ambiente limpio, saludable y sostenible, lo cual significa que respetar esta premisa
ya no es una opción para quienes ejercen el poder, sino una obligación. Aunque no es
jurídicamente vinculante, se espera que la resolución de la ONU acelere la acción, al
igual que ocurrió con resoluciones anteriores sobre el derecho al agua, en 2010, que
precipitaron los avances en el suministro de agua potable a millones de personas.
Como muestra claramente esta última edición del Informe Planeta Vivo, tenemos que
abrir las puertas a nuevos enfoques y soluciones a distintas escalas, que nos ayudarán
a transitar urgentemente hacia un futuro sostenible en el que puedan prosperar tanto
las personas como la naturaleza.
Esta edición del Informe Planeta Vivo confirma que el planeta está en medio de
una profunda crisis de cambio climático y de pérdida de biodiversidad. Y esta es
nuestra última oportunidad para actuar, una acción que debe ir más más allá de
la conservación de nuestro entorno. Un futuro positivo para la naturaleza necesita
cambios transformadores en la forma en la que producimos, consumimos y en cómo
gestionamos los sistemas de gobierno o el sistema financiero. Esperamos ser capaces
de inspirarte para que tú también te sumes al cambio.

Informe completo aquí:

Fuente: https://www.wwf.org.co/de_interes/informe_planeta_vivo/