Ustedes pueden evitar este naufragio y encauzar el tiempo hacia la paz total
Varios lugares remotos de Colombia, noviembre 19 de 2017
Su Santidad
Papa Francisco
Ciudad del Vaticano
BANKI MON
Ex Secretario General de Naciones Unidas
ANTÓNIO GUTERRES
Secretario General de Naciones Unidas
Países Integrantes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
Reciban un respetuoso saludo y nuestro profundo miedo a que nuestro país continúe su descuadernamiento, luego de 70 años de conflicto armado, en los que hemos vivido pasajes de horror inenarrables, y que creíamos en posibilidad de superación con el Acuerdo hacia la Paz, de noviembre del año pasado, de superar definitivamente, honrando la memoria en la verdad y la justicia.
Nosotros que hemos padecido directamente el conflicto armado, las consecuencias de la guerra interna con torturas, asesinatos, desapariciones forzadas, masacres, desplazamientos forzados, arrasamiento, bombardeos, crímenes sexuales, entre otros, una vez más somos burlados, cuando esperábamos que la clase política y la rama judicial iba a respetar nuestros derechos y de los eventuales procesados en la Jurisdicción Especial de Paz, JEP.
Nosotros no buscamos venganza. En nuestros corazones ni en la vida de nadie queremos la cárcel, queremos la libertad que nace de las muchas verdades que debemos saber, de los reconocimientos de responsabilidad, para caminar juntos en un proyecto de país, de patria y matria, para todos.
Lo que hace un año fue una ilusión para lograr una rendición de cuentas de todos los perpetradores, y de las responsabilidades que tenemos como sociedad en la creación de una democracia con desigualdad, donde hay más de 8 millones de víctimas, ha quedado hoy en un cadáver insepulto.
La negligencia, la ineficacia y la corrupción gubernamental; la podredumbre que corroe el Congreso; la visión leguleya y acomodaticia de la Fiscalía General de la Nación y la Corte Constitucional, han obrado en contra del Acuerdo del Teatro Colón, dejándolo en el abismo; están cerrando las puertas para lograr algo firme con el ELN en la mesa de Quito, y haciendo inviable el sometimiento judiciales de la estructura neoparamilitar de las AGC, entre otras, claras consecuencias.
Hoy estamos en las puertas de que se inicie un nuevo ciclo de violencia, más bárbaro y atroz que del pasado, el más de 150 personas líderes asesinadas es un reflejo, el más visible; pero hay páginas terribles que estamos padeciendo que no escandalizan porque no hay muertos, pero que nos permiten indicar que todo va hacia el abismo.
Ahora los congresistas extienden absurdamente la estigmatización y la persecución a abogados que han cometido el delito para ellos de defender derechos humanos.
Se ha labrado el camino definitivo de la impunidad para civiles. Para los civiles con mucho poder económico para los que querríamos verdad sin cárcel.
Hoy se está inaugurando una nueva era de impunidad bajo el nombre de la paz, una nueva era de mentira. Cuando estábamos en la construcción de nuestra sociedad sobre la base de la verdad de todas y de todos; de algunos políticos, algunos eclesiásticos, algunos civiles, y de excombatientes y combatientes de todas las partes, la ausencia de un gobierno convencido, de un congreso y una rama judicial responsables, lo han ido arrojando a la basura. Un verdad que nos abría a sanciones éticas y materiales para proscribir por siempre, la violencia en la expresión política y en la expresión de las reivindicaciones sociales, está siendo arrojada a una cañería o haciéndose carroña.
Los partidos políticos tradicionales, los de mayorías en el Congreso, se burlaron de nosotros, de todos los que respaldamos el Acuerdo del Teatro Colón e incluso, de aquellas, victimas que inicialmente se opusieron, pero hoy comprenden que no se trata en el punto 5 de un Pacto de Impunidad.
La semana pasada el Congreso fue un festín de componendas para protegerse muchos de ellos, o sus amigos, de la Jurisdicción Especial de Paz, dejando incluso, en la soledad a aquellos militares y policías que les han servido bajo una ciega lealtad a la mal llamada democracia, en la que muchos de ellos ofrendaron la vida, mientras otros acumularon poder político y riqueza mal habida. Ellos, lograron su cometido, los políticos, amparado bajo ropaje de congresistas o de justicieros, lograron que la JEP, sea un mecanismo que asegure la impunidad de muchos poderosos.
Con todo el respeto que nos merece, cualquier persona, debemos escribir que el presidente Santos nos defraudó. Él fue incapaz de estar a la altura de este momento. A pesar del respaldo de Ud. Papa Francisco, de dos Secretarios Generales de Naciones Unidas, del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y de ser elegido por el Consejo de los Premio Nobel como Nobel de Paz 2016, y obviamente de nosotras las víctimas, está ausente para enfrentar esta crisis, una de las etapas más importantes de este proceso, el de los derechos de las víctimas. Quizás tantos premios y reconocimientos, y ayudas económicas, que no se ven en la realidad como inclusión, son su preocupación ahora. Disculpen ustedes este doloroso juicio.
El festín del congreso la semana pasada estuvo ahí, para asegurar, las mayorías de las maquinarias para un candidato presidencial seriamente cuestionado por beneficiarse de la guerra, y otros políticos de un partido, que de tiempo atrás quiere asegurar la impunidad de muchos de su entorno. Y qué más podemos esperar de un congreso que en muchos de sus partidarios se han beneficiado de la guerra, y hacen política para hacer negocios. Ha sido tan vergonzoso, incluso, saber que algunos de ellos intentaron buscar mecanismos para lograr que el Comité de Escogencia de los Magistrados de la JEP, les nombraran a sus familiares. O tan vergonzoso que para asegurar su curul y su poder político en las elecciones del año entrante, negociaron votos de regiones a cambio de recortar la JEP.
Nosotros recordamos que nuestros abuelos y padres nos enseñaron que dar la palabra era cumplirla. Nosotros supusimos que firmar un Acuerdo era cumplirlo. Es claro que eso que pensaban nuestros abuelos y padres, no es la ética en la rama judicial, ni en la política ni en los civiles que se benefician del festín de impunidad que ahora quieren llamar JEP. Esa JEP no es la del Acuerdo ni es la de la posibilidad de la reconciliación.
¡Si así estamos las víctimas! ¿Ustedes se imaginan ustedes cómo están los ex combatientes de las FARC, los militares y policías?
En nuestros territorios hoy observamos como ex combatientes salen sin futuro a deambular; ex militares sin certezas a rebuscarse; se fortalecen las operaciones del ELN y de los neoparamilitares de las AGC, se crean nuevos grupos armados de poder, y todo gracias a que muy poco de lo Acordado se ha implementado de los puntos 1 hasta el 6. ¿Qué futuro existe para millones de niños y jóvenes que habitamos en los territorios rurales? Y eso no le importa a quiénes legislan, a quiénes dictaminan sobre las leyes o quiénes hablan de la justicia desde la ley. Ésta país lo están haciendo inviable. A nosotros no nos ha llegado la paz y todo lo que viene es más guerra, una guerra de otra manera, que nadie será capaz de parar.
Señor Papa Francisco, Señores Secretario y Ex Secretario de Naciones Unidas, Señores Países del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Señores Consejo del Premio Nobel, ustedes pueden evitar este naufragio, para que a salvo de este momento de crisis de la paz, podamos encauzar el tiempo hacia la paz total.
Colombia, solo podrá resucitada de esta crisis, si ustedes, exigen que los derechos de las víctimas sean respetados por el conjunto del gobierno, y del Estado colombiano, tal como de firmó en el Teatro Colón, y nos ayudan con ese respiro para que nuestra sociedad urbana comprenda que esta sociedad rural y remota en la que vivimos ha padecido el horror que no queremos se repita de nuevas formas. Nosotros haremos lo que nos corresponde, es nuestro destino. Ustedes pueden apoyarnos.
Aquí ninguna inversión ni económica, ni ambiental ni humanitaria será para la paz sustentable y sostenible, si se hunde la Jurisdicción Especial de Paz, la que forma parte del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición, la original, la firmada el 24 de Noviembre en el Teatro Colón, y la que se espera profundizada en la mesa de Quito y en el sometimiento de los herederos del paramilitarismo.
Con mucha aflicción,
Comunidades Construyendo Paz en los Territorios – CONPAZ