Uribe, el santísimo expuesto
Para descifrar la personalidad de Álvaro Uribe no hay que buscar mucho.
Parta usted de la repugnancia absoluta que le produce aquello que no puede tener bajo su dominio y podrá explicar lo que hace y lo que dice. Por supuesto, en sus sentimientos de amor o repudio incluye a las personas, categorizadas por él con una simpleza asombrosa: “trabajadoras”, “emprendedoras”, “compatriotas”, “puras”, si son ovejas de su rebaño. “Servidoras del terrorismo”, “guerrilleras”, “sospechosas”, “conspiradoras”, si ejercen autonomía o, peor aún, si acuden a las licencias que otorga la democracia ¿Jueces para a él o los suyos? ¿Políticos que cuestionen su pasado? ¿Periodistas que ausculten su entorno? ¿Civiles que reclamen sus tierras, sus bienes? “Lo que es con Uribe es conmigo”: Uribe, dios mío.
Ayer, el santísimo expuesto trinó en su cuenta: “Noticias Uno: tanta mentira: Mario Uribe nunca ha sido secuestrado y sacan a Villalba diciendo que yo fui donde los paras para liberarlo”. Aludía a una información publicada en el noticiero, el lunes festivo pasado. La nota periodística que el expresidente califica de “mentira”, se fundamenta en una copia auténtica de la declaración que rindió el 12 de noviembre de 2008 y bajo la gravedad del juramento, el paramilitar Francisco Villalba. Este hombre fue condenado a 33 años de prisión por ser autor material de la terrible masacre de El Aro, Antioquia, ocurrida en 1997. En su condición de responsable penal, Villalba fue citado por el investigador de la Comisión de Acusación, representante Jaime Enrique Durán. Aunque se haga el gringo, Uribe no está entre quienes ignoran lo que sucedió en esa diligencia. Sabe exactamente qué se dijo allí porque se realizó en presencia y con la participación de su apoderado Jaime Lombana, defensor del que, para ese año (2008), ya era el presidente. Villalba fue convocado a la Comisión para que, dentro del expediente 2394 aún sin resolver en 2015, ratificara las denuncias que había hecho nueve meses atrás en la Fiscalía sobre la presunta autoría intelectual del gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, en esa masacre.
Francisco Villalba (cédula #92517439) contestó las preguntas del representante Durán y del apoderado Lombana (tarjeta profesional #49000479). En uno de los apartes del texto se lee: “Preguntado: ‘en (su) declaración mencionó que hacia los meses de septiembre, octubre de 1997 (usted) estaba en avanzada hacia la masacre de El Aro (sic) como comandante del grupo Toledo; que una vez llegó… a Tarazá… hubo una reunión… (y que) el objetivo (de esta) era planear el rescate de unos secuestrados de las Farc. Sírvase decir… si hizo alusión al doctor Álvaro Uribe Vélez’. Contestó: ‘Él (Uribe) estaba presente’. Preguntado: ‘sírvase indicar como usted tuvo conocimiento que entre el grupo de secuestrados, cuyo rescate motivó la masacre de El Aro, se encontraba un primo del gobernador’. Contestó: ‘Sí, era un primo. Él no hace mucho salió de la Picota’. Preguntado: ‘¿un primo de quién?’ Contestó: ‘de Álvaro Uribe. Por eso fue la razón que nosotros fuimos a hacer esa operación’. Preguntado: ‘¿usted sabe quién era?’ Contestó: ‘Mario, Mario. El doctor Mario’”.
A despecho de lo que desea el expresidente, Noticias Uno no miente; investiga, indaga, extiende derechos de petición y obtiene respuestas. El senador Uribe tiene la libertad (que le da la democracia) de pretender que el escrito con las palabras de Villalba, asesinado cuatro meses después de la citación referida, es falso. Pero no, la realidad está ahí: el documento completo reposa en la Comisión y su copia en los archivos del noticiero y está a disposición de quien lo solicite. Otra cosa es que la justicia, si llega algún día, compruebe que Villalba tenía razón.
Por: Cecilia Orozco Tascón
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