¡Únete y activa tu voz para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas!
Por todo esto, es urgente honrar y reconocer los movimientos de mujeres y su liderazgo para avanzar en sociedades que pongan en el centro las necesidades de las mujeres y niñas. El Estado debe seguir redoblando sus esfuerzos y su compromiso de atender, sancionar y prevenir la violencia contra las mujeres. Es hora también de que toda la sociedad, hombres y mujeres de todas las edades y en todo el país alcen su voz y asuman también un compromiso para que la violencia contra las mujeres se detenga de una vez por todas.
La violencia contra las mujeres y las niñas es la violación de los derechos humanos más extendida en todo el mundo, en donde cada once minutos muere una mujer o niña a manos de su pareja íntima o algún miembro de su familia; además sabemos que otras crisis, desde la pandemia de COVID-19 hasta las perturbaciones económicas, no hacen más que aumentar las agresiones físicas y verbales.
En el mundo 1 de cada 3 mujeres a lo largo de su vida (alrededor de 736 millones) son objeto de violencia física o sexual por parte de su pareja, de alguien que no es su pareja o de ambos. A este panorama desalentador se le suman las cifras que también deja a su paso la pandemia: 7 de cada 10 mujeres dijeron que creen que el abuso verbal o físico por parte de la pareja se volvió más común y 6 de cada 10 consideraron que el acoso sexual en los espacios públicos empeoró (ONU Mujeres, 2021).
En América Latina, de acuerdo con las cifras más recientes del Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL, se encuentran 14 de los 25 países con mayor número de femicidios/feminicidios en el mundo: 4,640 casos de femicidios para 18 países de América Latina y 6 del Caribe. Las tasas más altas de feminicidios por cada 100,000 mujeres se registran en Honduras (6,2), El Salvador (3,3), República Dominicana (2,7) y el Estado Plurinacional de Bolivia (2,1).
Y en Colombia, según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal,30.436 mujeres fueron víctimas de violencia de pareja en 2021, 3.966 casos más de los registrados en 2020, que fueron 26.470.
Este año bajo el lema de la campaña del Secretario General de la ONU, António Guterres, ¡ÚNETE! ACTIVISMO PARA PONER FIN A LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y LAS NIÑAS, y en el marco del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y los 16 de activismo, las Naciones Unidas hace un llamado a la acción mundial para generar conciencia e impulsar esfuerzos para acabar con la violencia contra las mujeres y las niñas.
Principalmente a reconocer el papel fundamental que tienen las personas y los movimientos por los derechos de las mujeres en la prevención y eliminación de esta problemática impulsando el cambio y elaboración de políticas en contextos nacionales y transnacionales para avanzar hacia un mundo sin violencia contra las mujeres y las niñas. Los países con fuertes movimientos feministas adoptaron, en promedio, 3 veces más medidas que abordan la violencia contra la mujer que los que no lo hacen (ONU Mujeres, PNUD, 2022).
A pesar de estas pruebas, las organizaciones de derechos de las mujeres y los movimientos feministas autónomos siguen estando desfinanciados. Los estudios muestran que sólo el 1% de la ayuda de los gobiernos focalizada en el género se destina a las organizaciones autónomas de mujeres y esta situación no mejora a pesar del impulso que existe.
En las últimas décadas, las activistas de base, defensoras de los derechos humanos de las mujeres e impulsoras de diversos movimientos en todo el mundo, como el #MeToo, #NiUnaMenos, #TimesUp y otros, han catalizado un cambio sin precedentes; han generado una movilización mundial que dejó de manifiesto la urgencia de la prevención y la respuesta a la violencia contra las mujeres y las niñas.
Colombia tiene una gran oportunidad de revertir este flagelo contra las mujeres y las niñas con el actual proceso de construcción del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, en el que existe la oportunidad de que sea incorporado un capítulo de género que garantice los derechos de las mujeres y la igualdad de género desde la transversalidad y que permita la implementación y seguimiento de las leyes e instituciones encargadas de prevenir, atender y sancionar este tipo de violencia que cada día cobra más víctimas en los centros urbanos y rural.
Por todo esto, es urgente honrar y reconocer los movimientos de mujeres y su liderazgo para avanzar en sociedades que pongan en el centro las necesidades de las mujeres y niñas. El Estado debe seguir redoblando sus esfuerzos y su compromiso de atender, sancionar y prevenir la violencia contra las mujeres. Es hora también de que toda la sociedad, hombres y mujeres de todas las edades y en todo el país alcen su voz y asuman también un compromiso para que la violencia contra las mujeres se detenga de una vez por todas.