Una justa protesta
Para el próximo miércoles 17 de julio se ha programado un paro nacional minero que busca la revocatoria del decreto presidencial que ordena la destrucción de los equipos de los pequeños mineros, la suspensión del encarcelamiento de los trabajadores de los entables y la puesta en práctica de un proceso de formalización de los pequeños mineros.
Desde hace varios años hemos expresado nuestro apoyo a los pequeños mineros del Chocó y nuestro rechazo a la política oficial que busca desalojarlos para que las multinacionales entren como Pedro por su casa y desaten un saqueo generalizado.
Los pequeños mineros se han organizado en la Federación Minera del Chocó, Fedemichocó, y ésta, a su vez, hace parte de la Confederación Nacional de Mineros de Colombia, Conalminercol.
La protesta minera y sus objetivos son totalmente justos. Bajo el concepto de pequeña minería se incluye tanto la artesanal (con batea, cacho, almocafre y barra) como la mecanizada en reducida escala (motobomba, monitor, dragueta, retroexcavadora y dragas). Por gran minería se entiende la ejercida por multinacionales, con cientos o miles de millones de dólares de capital, lo que les permite trabajos de prospección y exploración de varios años, explotación por varias décadas con mecanización en gran escala y unos ritmos de extracción de decenas de miles de toneladas diarias de material bruto.
Hoy en día en el Chocó existe cerca de medio millar de entables de pequeños mineros mecanizados que trabajan en simbiosis con las comunidades locales, las alcaldías y los mineros artesanales, mazamorreros o barequeros. Sin respaldo alguno del gobierno, laborando contra múltiples obstáculos en zonas difíciles, estos pequeños mineros extrajeron el año pasado 24,3 toneladas de oro.
Los barequeros, existentes desde el período colonial, prefieren trabajar con los pequeños mineros mecanizados porque en una o dos horas extraen más cantidad de metal en el fondo de una excavación que en todo un día de rasguñar la superficie del terreno. Los barequeros o mineros artesanales defienden a los pequeños mineros mecanizados porque saben que las multinacionales prohiben acercarse siquiera a sus zonas de explotación, como lo padecieron durante más de medio siglo en la zona del San Juan con la tristemente célebre compañía norteamericana Chocó Pacífico S.A.
El arrasamiento de los pequeños mineros mecanizados devolverá a los barequeros a la esclavitud aislada del medio grano de oro o los cinco o siete mil pesos diarios, acrecentará los terribles índices de desempleo y hambre de la población chocoana, debilitará el comercio y la economía regional, y abrirá las puertas al saqueo desenfrenado de la “locomotora minera” de las multinacionales.
Por ahora, las multinacionales no han iniciado en forma sus actividades en el Chocó. Los trabajos de exploración de la Muriel Mining Corporation en Carmen de Darién fueron suspendidos por una tutela ante la Corte Constitucional. La Condoto Platinum inició en forma tímida su asentamiento en Nóvita. Una multinacional canadiense realiza sobrevuelos de exploración en helicóptero en Carmen de Atrato. Una multinacional con obreros chinos merodea por Atrato y Unión Panamericana
Pero son más de tres decenas las multinacionales mineras, encabezadas por la Anglo Gold Ashanti y la Votorantim Metais, que han recibido, les han reservado o tramitan un total de un millón ochocientos cuarenta y seis mil hectáreas del Chocó y, como buitres, en poco tiempo clavarán sus garras en las riquezas del departamento.
La protesta minera del Chocó y del resto del país es justa, tiene el respaldo de todos los sectores populares y democráticos, y debe realizarse en forma pacífica y civilizada, sin ningún atisbo de violencia o coacción.
El gobierno nacional debe entender que los pequeños mineros son un sector social que trabaja y aporta al progreso nacional, un sector respetable en grado sumo que debe ser protegido, asesorado, formalizado y regulado.
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