Todo lo que nos queda es (él) ahora
Este es un ejemplo de redes, ecosistemas de proximidad, no son todas ni las mejores, son algunas voces próximas que nos hacen sentido. Hacer sentido es ya una curación. Elegir unos textos es ya una intervención, esa intervención si busca sanar, es una curación también. Una intervención sanadora, de apapacho. La frase del título de todo esto es de Blanca en la serie Pose, como nos han enseñado lxs compas trans-queer afro-latinxse trata precisamente de rehacer las Casas.
Las Casas como metáfora, si la metáfora sirven para que se abran puertas. La enfermedad también como metáfora, como mito, como lugar de tránsito, como masacre, como indignidad, como ocultación, como síntoma, como misterio. La enfermedad que pueda darse (sea el coronavirus, sea el autoritarismo, sea el colonialismo –la enfermedad del wétiko– señala ese algo inusual que nos hace daño). Es unaparte esencial del pensar de las sociedades en los últimos años. Cuando se habla de ella se vuelve contagiosa moralmente.
Nos configuran las formas de entender(nos) en el mundo. Si algo es este virus es un síntoma del capitalismo, patriarcal, colonial. Se trata pues de un momento, en un tiempo largo, un momento importante pues quiere meternos con fórceps una reconfiguración del sistema global.
Aquí elegimos cuatro partes, no son esquina de un cuadro, están cada una en todas las otras partes de la vida-el textoel cuerpo: las genealogías (de donde viene esto), la explicación (algunas cosas importantes que hay que decir/escuchar de cómo nos estamos sintiendo y reorganizando), el contar (por que es importante contar con nosotrxs mismos), y el tejer ( las propuestas, los vínculos, los desafíos).
Al final hay un texto, que es el sentir y el corazón de este volumen: un texto indígena y autónomo. Ese texto
siempre estuvo aquí, como dice Leanne Simpson, pero muy pocos podrían verlo. Volvemos a ensayar la disolución de la autoría en otra cosa, porque en este mudo que muta más que nunca … ¿para qué es la autoría? Sí el nombre, saber las historias que lo arrastran acá y están allá, pero dejar atrás la autoría moribunda tal y como la entienden los que han diseñado este mundo enfermo. Son nuestras vidas las que dan sentido a los textos, nuestras prácticas; no lxs autores.
Hay poca fuerza, venimos de un desborde neoliberal, de un desgaste físico, emocional, algunas mucho más que otras… ya sabemos (o tendríamos que haber sabido antes de llegar aquí). La respuesta fascista, el cierre sobre algunas de las peores cosas de nuestro mundo, la coraza, el (eco)fascismo de baja intensidad subiendo de nivel.
Por último reconocer que este es un esfuerzo impotente ante las fuerzas de la realidad: ya sea la represión, ya sea los vínculos que podamos tramar, ya sea el sistema de muerte, ya sean las genealogías que habitamos, de las que venimos y a las que volvemos. Polémicas como las de otras publicaciones urgentes (Sopa de Wuhan de ASPO) cuya inercia la hizo caer en postulados racistas1 y reproducir plenamente el patrón del pensar hegemónico (Eurocéntrico, racional,etc) no siguen señalando la importancia de la interseccionalidad en nuestro día a día, imbricaciones de luchas, contactos y afectos. Es desde ahí que hemos construido esta cura del alma, de los ojos, las manos y el corazón que esperemos cada quien encuentre en lo textos que siguen. Como estrellas, huellas, arrugas que nos orienten. En este caso acompasamos nuestro caminar con la Jornada Global de lucha por la Vida #ElEncierroNoNosCalla (4-10 de abril 2020) convocada desde México.
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