Sin cesar avanza la palma en medio de la complicidad institucional
“Cuando se acercan contra mi los malhechores a devorar mi carne, son ellos, mis adversarios, y enemigos, los que tropiezan y sucumben. Aunque acampe contra mi un ejército, mi corazón no teme; aunque estalle una guerra contra mi, estoy seguro en ella” Salmo 27, 2-3
RESUMEN
En los territorios colectivos de las comunidades afrodescendiente del Jiguamiandó y Curvaradó no cesan los trabajos de preparación para la siembra de palma, en los últimos días se ha reactivado el transplante de pequeñas palmas del vivero construido en la comunidad de Cetino.
El lunes 12 de septiembre se convocó a una reunión en el kilometro 10, área en la que se ubica la propiedad de la Señora TERESA CASTAÑO, donde los paramilitares suelen convocar a reuniones a los pobladores civiles. La reunión convocada en el marco de Plan Colombia contó con la promoción de la misma por “civiles” armados de la estrategia paramilitar en la zona rural y empresarios palmicultores con la finalidad de arreglar los problemas de la tierra y definir los mecanismos de participación en los proyectos agroindustriales.
Mientras avanza la apropiación de facto por empresarios palmicultores con la protección de un contingente de la Brigada 17, desde el domingo 11 de septiembre se movilizaron desde Bajirá a través de las plantaciones de palma en el Curvaradó, cerca de 500 efectivos regulares en dirección a las Zonas Humanitarias de las Comunidades del Jiguamiandó y familias de Curvaradó. El martes 13 de septiembre en horas de la tarde ingresaron a las Zona Humanitaria efectivos militares violando durante cerca de 40 minutos el espacio exclusivo de la población civil. En desarrollo de la presencia militar un poblador fue intimidado y amenazado. En el entorno del Jiguamiandó se reportó la presencia de miembros de la guerrilla de las FARC EP entre el viernes 9 y el lunes 12 de septiembre.
Las operaciones militares regulares de la Brigada 17 como la movilidad de la guerrilla de las FARC EP permiten prever que se puedan ocurrir confrontaciones armadas. Lo paradójico de la situación es que el destacamento de fuerzas militares coincide con la protección en la ampliación ilegal del proyecto de palma de aceite y la presencia militar sobre el río Jiguamiandó se ha dirigido sobre los pobladores civiles.
Paradojas, si, que evidencian la existencia de un Estado de Hecho en Colombia, El Estado de Derecho es el de hecho. Las medidas provisionales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son para el Gobierno una formalidad más para decir que se reconoce la Convención Americana. Lo demás es la realidad la sistemática negación de los derechos de loa afrodescendientes y los de la humanidad que cree en la necesidad de preservar la existencia en el planeta.
HECHOS EN DETALLES
* Viernes 9 de septiembre, en horas de la noche dos camiones con cerca de 250 militares de la Brigada 17, se transportaron en coincidencia con la movilización de maquinaria pesada hacia el poblado de Andalucía, de propiedad de los afrodescendientes del Curvaradó. Ese mismo día, 12 camiones transportaron desde vivero de Cetino en la Cuenca del Río Curvaradó plantaciones pequeñas del palma en dirección a la cuenca del río Jiguamiandó.
De acuerdo con los testigos, la ocupación de hecho es parte de la preparación y ampliación de tierras para la siembra de palma
* Domingo 11 de septiembre, en la madrugada, un nuevo grupo de soldados, calculados en 280 se transportó por las plantaciones de palma aceitera, en dirección a la cuenca del Jiguamiandó.
Se conoció en horas de la tarde que se movilizaron dos camiones con personal de la Brigada XVII a fin de proteger la demarcación de 5000 hectáreas de tierra ubicadas en límites del cerro “cara de perro”, dentro del Territorio Colectivo, que se habilitarían para la siembra de palma.
Ese mismo día una retroexcavadora se observó trabajando en desagües en inmediaciones de la comunidad de Andalucía, territorio colectivo de la Cuenca del Curvaradó y la otra abriendo canales hacia el cerro de Las Menas en los territorios colectivos de la Cuenca del Jiguamiandó.
* Domingo 11 de septiembre desde las 10:00 a.m. se observó a milicianos de la guerrilla de las FARC EP, con armas largas y vestidos de camuflado en el entorno de la Zona Humanitaria de “Pueblo Nuevo”. Los milicianos merodearon el lugar humanitario hasta las 5:00 p.m.
* Lunes 12 de septiembre, hacia las 11:00 a.m. empresarios vinculados a la palma aceitera y apropiadores ilegales de tierras en inmediaciones del kilómetro 10, entre Belén de Bajirá Bajirá y el municipio de Río Sucio recogieron a pobladores de la región, algunos desplazados que se encontraban en el área urbana de Belén de Bajirá para que asistieran a una reunión con representantes del Plan Colombia.
Igualmente, “civiles” armados de la estrategia paramilitar hicieron la promoción de la reunión en los caseríos rurales expresando que era de obligatoria presencia para arreglar el problema de las tierras y lograr la vinculación de todos en los proyectos agroindustriales.
La reunión se realizó en el sitio donde anteriormente los paramilitares han convocado a los habitantes del lugar para “arreglar” los problemas de tierras, entre ellos al parecer, la hacienda de TERESA CASTAÑO.
Los funcionarios que hablaron a nombre del “Plan Colombia” propusieron una suma mensual del dinero a los habitantes del lugar para que se involucren a proyectos productivos.
Los pobladores que participaron en dicha reunión fueron movilizados en vehículos de transporte masivo contratados por los empresarios palmicultores y reconocidos paramilitares, quienes ha manifestado que era obligatorio ir para tratar las negociaciones sobre las tierras y las alianzas estratégicas
* Martes 13 de septiembre, a las 8:15 a.m. a 500 metros de la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza”, aguas abajo margen derecha del río Jiguamiandó acompañantes nacionales e internacionales observaron a 50 militares cuando cruzaban hacia la margen izquierda.
En ese momento los acompañantes internacionales del PASC de Canadá, de Grupos Romero y de nuestra Comisión de Justicia y Paz fueron abordados por los militares. Uno de ellos se presentó como el Capitán CASTELLANOS del batallón Voltigeros de la Brigada 17. Los acompañantes les manifestaron que ellos no podían ingresar a las Zonas Humanitarias, que la población civil, y la propiedad humanitaria es de carácter privado, están protegidos por medidas provisionales de la corte Interamericana de Derechos Humanos a lo que estos respondieron: “Sí, nosotros sabemos de esa comunidad de Paz y no podemos entrar allá, en este momento no estamos en la comunidad de paz”
A las 9:30 a.m. aproximadamente cuando los acompañantes regresaban hacia la Zona Humanitaria “Bella Flor Remacho” fueron abordados nuevamente por los militares, quién se presentó como Capitán CASTELLANOS les preguntó extrañado por que había regresado tan pronto, ¿ustedes no regresaban a las 3 de la tarde? Los acompañantes respondieron que nunca dijeron que regresaban a esa hora, pues ellos son personas que estaban movilizándose por el río Jiguamiandó permanentemente en desarrollo de las actividades de acompañamiento pedagógico. Minutos después continuaron su recorrido
Hacia las 3:10 p.m. los pobladores de la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza” observan otro grupo de militares, aproximadamente 120 en frente del lugar de habitación de los afrodescendientes. Los efectivos militares cruzan el río Jiguamiandó usando sin ninguna autorización una embarcación de la comunidad.
20 minutos después, aproximadamente 40 unidades regulares ingresan a la Zona Humanitaria, a quiénes se les observa con insignias del Batallón Contraguerrilla No 33, Cacique Luitama al mando de un militar que se presentó como capitán ZAPATA, entre los militares se observó dos hombres vestidos de camuflado y sus rostros cubiertos con pasamontañas. El ingreso se produjo sin mostrar ninguna orden de registro ni de allanamiento, desconociendo los principios de Derecho Interno e Internacional.
De acuerdo con las versiones de los pobladores, uno de los encapuchados es un antiguo habitante de la región que hace 12 años decidió vincularse a la guerrilla, y desde hace 10 años no se le había visto en la región.
El capitán ZAPATA cuando llegaron los acompañantes nacionales e internacionales a la Zona Humanitaria y al requerir abandonar el lugar para evitar daños a la vida e integridad personal de los afrodescendientes, y el respeto debido a las Zonas Humanitarias expresó: “es que con mentiras no se puede, dicen que los militares cortamos una cabeza y la mostramos a todo el mundo”. Y agregó: “nosotros sabemos que son comunidad de paz, venimos a protegerlos”.
Ante la reiteración de la exigencia de retirarse del lugar humanitario, uno de los militares respondió: “nosotros no podemos pasar por otro punto”. Otro efectivo regular expresó: “qué maricada, ni que hijueputas (…). Es que quieren que volemos. Vamos a ver ahora que vengan los paramilitares como los van a sacar (h.p)”.
Hacia las 4:00 p.m. uno de los militares dio la orden de retirarse de la Zona Humanitaria, los 112 efectivos rodearon la Malla de la Vida.
Treinta minutos después de merodear la Zona Humanitaria se retiraron y se ubicaron a menos de 50 metros afuera del lugar de la población
* Miércoles 14 de septiembre, hacia las 10:30 a.m. 3 soldados pasaron cerca de la Malla de la Vida, abordaron a un integrante del Consejo Comunitario para comprar plátanos, que les brindara agua o que les permitiera ingresar al lugar.
Al observar que el campesino no respondió nada los militares se alejaron de la Malla
* Viernes 16 de septiembre, desde las 8:00 a.m. hasta las 8:40 a.m. 15 militares de la Brigada 17 ocuparon la casa del señor JOSÉ YESID GUZMÁN ubicada en el caserío de Caño Seco.
Los militares obligaron al campesino y a los 5 integrantes de su familia ingresar a una pieza, los intimidaron, los amenazaron y los señalaron: “dónde tiene guardados los camuflados de la guerrilla”, “cada cuanto se comunica con Becerro”; “Usted que hace viviendo solo y fuera de la Zona Humanitaria, tan tranquilo como si estuviera en la isla de Fidel Castro” (…). ”Que es lo que usted hace y donde vivía antes”. El campesino respondió: “vivía donde ustedes tienen palma cultivada, en el Curvaradó”.
Las unidades regulares agregaron: “Si usted aparece muerto qué pasa?” El poblador respondió: “no creo que me vayan a matar, pero no le tengo miedo a morir”. Luego le expresaron: “tal vez nos lo llevamos porque no tiene documento de identidad”.
Minutos después los militares se retiraron del lugar
LINEAS DE INTERPRETACION
Al parecer nada es posible de esperar del Estado Colombiano por parte de los afrodescendientes y mestizos. Cuando afirman integralmente sus derechos a la Vida y al Territorio, su indignación ética y sus propuestas construidas democráticamente resultan no ser nada ante las lógicas compulsivas del capital – terrateniente- agroindustrial.
Cada vez es más evidente que las Fuerzas Militares protegen los derechos de unos colombianos, que sus prácticas de control, de represión son las mismas en las que se inspiraron las Doctrinas de la Seguridad Nacional. Su comprensión de la población como parte de la guerrilla de las FARC EP es solo una justificación de la defensa de la propiedad apropiada con sangre, con fuego, con 13 desplazamientos forzados, y más de 110 Crímenes de Lesa Humanidad.
En el Jiguamiandó y el Territorio desarraigado del Curvaradó se expresa una Constancia Histórica, la configuración de la nueva etapa del paraestado en Colombia, la aplicación de un modelo de reconciliación basado en el olvido, en la negación de los derechos consagrados para los afrodescendientes y mestizos, en la reingeniería de la Verdad, de la Justicia y de la Reparación Integral.
Allá en los territorios de los afrodescendientes se constata el desarrollo del conflicto armado interno, del rompimiento de los límites del Estado como Estado de Derecho y la interacción del conflicto armado interno con los intereses económicos.
Hoy el avance de la palma continúa siendo un hecho, la imposición de los intereses económicos no respeta frontera alguna, ni la propia biodiversidad evidentemente destruida. Las palabras institucionales de enfrentar el problema como un arbitro imparcial continúan haciéndose agua cuando son los mismos militares los que protegen la ilegalidad, la empresarial, la misma que se encubrió y se encubre a través de la estrategia de control y de terror paramilitar.
Bogotá, D.C 22 de septiembre de 2005
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ