Señor procurador: me quito el sombrero

Doctor Ordoñez: felicitaciones. Usted es un genio de las relaciones públicas y políticas.


Gracias a las primeras, recibirá pronto la absolución de la Corte Suprema en la investigación que le abrió por trasplantar, idéntica, una parte de un proyecto en que su antecesor sancionaba a Sabas Pretelt por la yidispolítica, y modificar la otra parte, en donde se encontraban las pruebas, para poder cambiar el castigo por un concepto a favor del exministro. Gracias a las segundas, usted será reelegido por el Congreso el año entrante. Ya sin obstáculos, continuará su tarea de cruzado de la moral y, tranquilamente, podrá destituir otros 18 años a Piedad Córdoba, el demonio de sus sueños. Eso sí, se cuidará de ofender a su cofradía y la cultivará con gentiles maneras o con cargos distribuidos con equidad.

En cuanto a su investigación en la Corte, usted sabe que saldrá avante a pesar de que su decisión contradiga las sentencias de la Sala Penal de esa misma corporación, sentencias que tienen en la cárcel a tres excongresistas por un cohecho cometido, debido a su sabia reflexión, por una de las puntas de una cuerda delictiva de dos. A la Sala Plena de hoy, diferente a la de ayer y con un presidente sin temple, no le interesa entrar en conflicto. La Corte descalificará los fallos de sus colegas de la Penal ratificando lo sustentado por usted: Yidis Medina y los otros que votaron la reelección presidencial, se autoproveyeron cuotas y notarías sin intervención del Ejecutivo. Hace meses que su expediente da vueltas y sólo ahora, con el olvido que trae el tiempo, el presidente Camilo Tarquino, subalterno emocional del ambicioso Francisco Ricaurte, dirá que usted es un ángel de la justicia. No habrá debate: la Sala Penal, que podría argumentar sobre el tema, ha tenido que declararse impedida. Así que no estorbará. El asunto, pues, concluirá bien.

Y ni qué decir de su reelección. La está aceitando con paciencia y con una varita mágica, la de los puestos. No veo otra razón para que alrededor de 70 procuradores judiciales, grado I y II, hayan sido declarados insubsistentes para darles cabida a unos nuevos; para que no prorrogue los cargos provisionales que son muchos y en su lugar contrate a personas de afuera; para que nombre o saque a sus delegados sin mediar concurso, o para que se haya esforzado en la creación de más cupos. Sus futuros electores estarán dichosos con usted. Le pongo un ejemplo: Gloria Elena Arizabaleta, protegida del senador Roy Barreras, por casualidad gran defensor suyo, es o fue su procuradora 119 judicial II. Su trayectoria no es la que alguien esperaría de quien vigila la conducta de los demás, pero qué importa. Hace apenas unos meses ella iba a ser nombrada subdirectora de la EPS estatal Caprecom por el director Mario Urán, quien también parece ser buen amigo del senador. La junta directiva la vetó y Urán, tan amable con Barreras como usted, le dio consuelo mediante una asesoría de $10 millones mensuales. No sé cómo hizo, si los recibió o no, porque simultáneamente Arizabaleta figuraba en el directorio de la Procuraduría como empleada suya. Pero ése es un detalle no más. Ella tiene trayectoria: venía, siempre auspiciada por Barreras, de otra EPS estatal, Calisalud, que se quebró por malos manejos. La señora está involucrada en el presunto maquillaje de los balances de esa EPS. Antes, había ‘logrado’ ser la directora de la Aeronáutica en el Valle del Cauca. Crédito tiene para ser procuradora. Pero qué tanta alharaca, doctor Ordóñez. Vamos por lo nuestro: su absolución en la Corte y su reelección en el Congreso. Mis respetos, señor procurador.

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