Rogelio Martínez

Pasan los días, pasa el tiempo, ya hace un año el dolor del alma que no se cuenta, que se viven en lo más profundo de los sentimientos, que superan la razón, irrumpió por la violencia que se disfraza de lo paramilitar, en Julia y sus hijos, en sus cuñados y en el Movice, Rogelio Martínez era asesinado cuando se dirigía a los abrazos, a las palabras en su casa ubicada en la finca “La Alemania”


Líder comunitario, defensor de los derechos por la tierra

Memoria y Justicia

18 de mayo de 2011

A ese año de presencia en nuestra memoria, participamos amigos, compañeros de lucha por a tierra, organizaciones de derechos humanos, iglesias, representantes de la comunidad internacional, vecinos y socios de la finca en una celebración de gracia y de agradecimiento, la eucaristía.

La casa del 20, la principal de La Alemania fue resignificada. Donde transitaba la muerte, se convirtió por decisión de Rogelio, su familia y unos socios, nuevamente en un espacio de vida. Por allí el paramilitarismo se había asentado, los prohéroes del terror, que afincaron el proyecto paraeconómico, parapolítico hicieron de este lugar un espacio de barbarie.

Allí Rogelio y los socios de La Alemania, iniciaron la reconstrucción del sueño de su tierra propia, la construcción de una apuesta comunitaria donde con alegría recibieron las primeras cosechas y proyectaron la ganadería comunitaria, apuestas que fueron perseguidas y pretendieron ser extinguidas. En marzo del 2000, paramilitares al mando de alias “Cadena” entraron a la zona y unos meses después convirtieron la casa en lugar de operaciones criminales. Desde allí ejercieron el control de la región, el kiosco de la casa fue convertido en un lugar de terror, en él se planearon y ejecutaron torturas, asesinatos, descuartizamiento, desapariciones. La invasión armada de los paramilitares estuvo precedida del asesinato de varios integrantes de la empresa La Alemania. Para los criminales es y será insoportable que proyectos de vida comunitarios sean realizables. La ocupación paramilitar y sus crímenes les llevaron a salir de la tierra. En 2005 Rogelio y su familia desde el destierro siguieron animando la esperanza del retorno, cuando llegó el momento preciso volvieron a las tierras, a volver a habitar en el lugar habitado y soñado, de los amores y de los afectosa.

En 2006 el tesón de Rogelio, al lado de Julia, la silenciosa y bella, mujer y madre, con su regreso reconvirtieron en el regreso al 20 en el sentido de Vida con el que nació La Alemania. El 20 desde ese regreso se convirtió en espacio de esperanza, de dignificación, y en este acto de memoria en el lugar de bendición, donde lo bello está floreciendo en medio de la impunidad, en medio de las habladurías y de las pequeñeces y envidias humanas. La casa es el lugar de la contemplación, allí desde una pequeña colina de los Montes de María, se contempla la belleza de las tierras y el horizonte, el por venir. La desolación, los recuerdos amargos en este mismo lugar empezaron a ser exorcizados. Hacia allí, a ese lugar de la contemplación caminaba Rogelio el 18 de mayo, al caer la tarde, cuando fue asesinado, quedó tendido en el camino, con los brazos abiertos en forma de cruz y mirando hacia la casa, pues murió con la vida en esa esperanza hasta el último segundo.

Volvimos entre sollozos a ese día de dolor. Un hermano de Rogelio recordó que días antes de su asesinato soñó varias veces que le mataban. Él lo alertó desde esa premonición, le llamó y le advirtió que se saliera, que le iban a matar pero él no le había hecho caso. Recordaron como la policía contra toda transformación les sigue viendo como guerrilleros, les tilda como tales, y desconoce sus derechos.

Sus victimarios nunca comprendieron que esa muerte injusta, que ese dolor que acampa en el alma de la familia y miles y millones de hombres y de mujeres, no apaga la esperanza, los deseos y los sueños. Rogelio es “alegría”, “honestidad”, “lucha por la tierra”, “compromiso”, “buen padre”, “excelente hermano”, “líder comunitario”, “defensa de la vida”, “claridad”. El se sumó a la historia y está en nuestra historia de la Vida y a Dignidad, de quiénes fueron también víctimas del paramilitarismo Nilson Herrera Campo, Vidal y Oscar Martínez, Orlando Fernández, Prisciliano Herrera, Alejandro Barón Contreras, Lacil Baena, Iromaldys SanMartín.

Un año después Isaías interpretó los nuevos tiempos de la injusticia y del dolor de la violencia. “Pobres de aquellos que dictan leyes injustas y ponen por escrito los decretos de la maldad. Dejan sin protección a los pobres de mi país; roban a los pequeños de sus derechos, dejan sin nada a la viuda y despojan al huérfano! ¿Qué harán el día que se arreglen las cuentas? ¿A dónde huirán, y quién los ayudará cuando, desde lejos, venga el desastre? ¿Dónde encerrarán sus riquezas? No quedará más que doblegarse bajo las cadenas o caer con los muertos

El crimen de Rogelio y los demás socios de La Alemania desde ese lugar de la contemplación dan sentido a la exigencia de justicia, a animar el sentido de ocupación y habitación de La Alemania frente a los intereses de los que se han beneficiado con la violencia paramilitar. Las amenazas, persecuciones, asesinatos de personas comprometidas con la afirmación de sus derechos, la denuncia de los asesinos, del injusticia o con posiciones políticas alternativas es tan antigua como la historia de la humanidad. Pero Julia y su familia, sus amigos en La Alemania, son hoy la esperanza, el rostro de lo bello y lo divino, son las palabras divinas ante una estructura de injusticia que se institucionaliza a través de leyes. Ella y ellos están desenmascarando a través de sus rostros, de su persistencia lo inhumano, los beneficiarios de la violencia y en sus apuestas exigiendo justicia y transformación.

Persistencia que a través de Lucas se reconoció. Julia la que acude a un juez inicuo a pedir justicia, éste al principio la niega, pero ante la insistencia de ella hace justicia, no por convicción sino para “quitársela de encima”. Esta es la larga caminata de Julia, la misma de mujeres, de esposas, de madres en busca de justicia, de los restos de sus seres queridos, de los cuerpos de los desaparecidos. Julia es hoy la mujer que nos salva, un año después en la memoria de Rogelio.

Bogotá, D.C. 18 de mayo de 2011

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz