‘Restrepo fue un irresponsable’, dice ‘Felipe Torres’
Carlos Arturo Velandia Jagua, más conocido como Felipe Torres, se vinculó al Ejército de Liberación Nacional (Eln) a mediados de los años 70. Llegó como guerrillero raso y alcanzó a ser miembro de la Dirección Nacional.
Dirigió el frente Compañero Tomás, que operó en el nordeste antioqueño, el bajo Cauca y el sur de Bolívar. Cayó preso el 24 de junio de 1994 en Bogotá y purgó casi diez años de prisión. Cuando saldó su deuda con la justicia se marchó al exilio a Barcelona, donde permaneció siete años. Hoy, con 59 años, acaba de regresar a Colombia y así reflexiona sobre la guerrilla, el conflicto armado y la posibilidad de una negociación política.
¿Cuál es la situación del Eln?
Es una guerrilla histórica, con 50 años de lucha armada que se mantiene coherente con su ideario y que, en la contingencia de la guerra, ha resuelto no exponer el grueso de su fuerza. Supo manejar, al menos durante el gobierno Uribe, la arremetida del Ejército y hoy la conserva. Veo al Eln entero. No ha tenido los golpes militares que han recibido las Farc. Es un sobreviviente de la guerra y deseo que sus comandantes puedan conducir a la organización unificada a la paz.
¿Cuál cree que es la actual propuesta del Eln?
Ha sido consecuente en su propuesta de paz y la mantiene desde 1997. Una solución política negociada, pero en versión democrática, en la medida en que la sociedad participe. El Eln ha actualizado su agenda buscando consenso a partir de mínimos donde nos sintamos satisfechos. Mínimos en educación, economía, desarrollo social o justicia. A eso se la juega el Eln, a una solución con la sociedad. La paz hoy es más posible que siempre.
¿Cómo es la relación Eln-Farc?
Es una relación normalizada entre organizaciones revolucionarias que comparten territorio. Hoy se registra con satisfacción que se ha podido superar la confrontación que se daba de manera puntual entre algunas estructuras y regiones.
¿Cuál es la situación militar del Eln en el conflicto armado?
Es una organización en armas que desea una solución política al conflicto. Lo deseable es que se abra esa alameda. Se necesita que el Gobierno y las organizaciones insurgentes empiecen a hablar, pero ese auscultamiento debe ser privado y secreto, lejos de los micrófonos.
¿Qué opina de la carta que envió ‘Francisco Galán’ diciéndoles que si están convencidos de sentarse a negociar, pues que lo hagan, pero que sea a buscar la paz y no sea otro fracaso?
Creo que en el Eln hay convicciones fuertes. Entonces, cuando hablan de eso no es carreta. Para la paz se necesitan dos y en el gobierno Uribe no hubo disposición para negociar. Luis Carlos Restrepo no quería hacer la paz. Fui testigo de la quinta ronda que se desarrolló en La Habana y vi cómo Restrepo hizo todo lo posible para que no avanzara. Primero se negó porque se hacía con Pablo Beltrán. Antes era con Antonio García. Luis Carlos Restrepo se inventó que tenía que ir a la posesión del fiscal Iguarán en 2005. La ronda terminó sin llegar a ningún acuerdo. El 28 de febrero llegó a Colombia George Bush. Esa era la verdadera razón. El Gobierno no podía, en la antesala al arribo de Bush, firmar un acuerdo con una supuesta organización terrorista.
¿El Eln estuvo cerca de firmar un acuerdo con Uribe?
Totalmente. Si Luis Carlos Restrepo no se hubiera atravesado como mula muerta en la carretera, y lo digo con ira, se hubiera firmado un acuerdo base y el tema del secuestro se hubiera superado de manera inmediata. Luis Carlos Restrepo fue un soberano irresponsable. Él era un experto desmovilizador y no un constructor de paz, por eso está hoy envuelto en tantas trapisondas con la justicia.
¿A qué obedeció el cambio tan radical entre el gobierno Pastrana y el gobierno Uribe?
Pastrana fue un gobierno, quizás el único, que fue elegido para hacer la paz. Uribe lo que ofreció fue guerra y la mantuvo hasta el final, pero se encontró con un Eln consistente en su discurso.
¿Cómo evalúa a quienes se han desmovilizado del Eln para entrar en la política?
Algunos han podido hacer un proceso de insertación, porque no es reinserción. El más conocido es León Valencia, exmiembro de la Corriente de Renovación Socialista. Valencia llegó a ser miembro del Comando Central, no porque fuese elegido, sino por darle representación en los más altos cargos a MIR-Patria Libre. Un año después no fue reelegido. Hoy creo que León se ha excedido en justificar sus opiniones con una experiencia que no tuvo. Él no fue mando. Mando es quien manda y él no mandaba nada.
¿Qué opina de su libro sobre sus experiencias en la guerra?
Es respetable, pero no necesariamente tiene que ver con el hecho histórico.
Él dice que era una voz disidente y que, por ejemplo, no estuvo de acuerdo cuando mataron al obispo de Arauca.
No es cierto. Nadie estuvo en desacuerdo con que eso ocurriera. Eso sucedió sin consulta. Fue un hecho del conflicto. Una estructura la ejecutó sin consulta. Fue un acto oprobioso por el cual esa estructura fue sancionada. Fue el frente Domingo Laín el que, a raíz de ese hecho, fue intervenido. Todos nos opusimos. Fue un error supremamente grave.
¿León plantea funciones que nunca tuvo?
Exacto. Cuando León Valencia entró lo hizo como un miembro más y se le asignaron funciones contables en la parte de finanzas. Yo me opuse a la fusión con Patria Libre, porque creí que era un proceso inmaduro. Y se lo dije a Manuel Pérez: ¿Cómo así que le dejan la responsabilidad de finanzas a León, un bisoño que acaba de llegar? Manuel contestó: “Lleva las cuentas con pita”, es decir, no te preocupes que sólo va a llevar las cuentas, a sumar y a restar.
¿Cuántas rondas de negociación hubo en la era Uribe?
Ocho. En las cuatro primeras estuvo al frente Antonio García y en las cuatro restantes Pablo Beltrán. En todas estuvo como vocero político desde Itagüí Francisco Galán. Por parte del Gobierno participó Luis Carlos Restrepo. El proceso fue acompañado por delegaciones de España, Suiza, Noruega, Cuba y Venezuela. Todas se hicieron en La Habana entre 2004 y 2007.
¿Por qué fracasó?
Porque el Gobierno no quería. Tenía metido en su cabeza la derrota militar de las Farc y la neutralización del Eln. Uribe no quería la paz, él creía que la imponía sobre la base de la derrota.
¿Cuál es su situación?
Soy una persona libre. No tengo deudas con nadie. Ni con la sociedad, ni con el Estado, ni con el país. No tengo un peso. No tengo trabajo.
¿Cuál es su mensaje para el Comando Central?
Entender que hoy existe la más grande oportunidad que pueda existir para sentarse a hablar. Segundo, que se mantenga en su oferta de diálogo y negociación política con participación de la sociedad. Tercero, que se disponga a establecer contactos a la mayor brevedad para crear mecanismos y confianzas. Y que cuiden sus vidas, porque son muy valiosas para la paz del país.
La transfronterización del conflicto armado
¿Cree que el Eln ha estado bien conducido?
Sin duda. Haber transitado el desierto de la guerra, que fueron los ocho años anteriores, y haberse mantenido incólume en sus estructuras y su dirigencia es una victoria. Aquí se desarrolló una estrategia militar de yunque y martillo desde el centro a la periferia empujando a la guerrilla hacia un obstáculo natural como las cordilleras, el mar o las fronteras, lo cual produjo una transfronterización del conflicto. Eso generó un impacto demoledor en el vecindario. Especialmente en Ecuador, Brasil, Venezuela y Perú. Allí están las guerrillas, que trasegan en el vecindario. Se surten de los productos de los países vecinos. Afectan la vida social y económica de los países fronterizos. Esa es la dinámica de las guerrillas. Por eso Rafael Correa dijo en alguna ocasión: “Nosotros por el norte no limitamos con Colombia, sino con las Farc”. Eso explica por qué el rubro del gasto militar en Suramérica se ha disparado.
El Ejército de Liberación Nacional hoy
¿Cómo vio la reciente foto de sus excompañeros comandantes?
Me dio alegría ver a mis hermanos mayores vivos. Sobre todo porque en una guerra morirse es la realidad del día a día y ellos han sobrevivido y pueden conducir a la organización hacia la solución política del conflicto.
¿Cuántos hombres tiene el Eln?
Los organismos de inteligencia hablan de 2.800 o 3.000 hombres, pero el Eln es más que su estructura guerrillera.
¿Quiénes son del comando central hoy?
Los que aparecieron en la foto: Pablo Beltrán, Nicolás Rodríguez Bautista, Antonio García, Ramiro Vargas y un quinto miembro, sustituto de Óscar Santos, que no ha salido a la opinión.
¿Por qué se dice que el Eln no tiene cabezas en Colombia y que ‘García’ y ‘Beltrán’ viven en Venezuela?
Eso es lo que dicen los organismos de inteligencia. Pero si saben dónde están, ¿por qué no los capturan?
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