Responsables Militares Batallón JOSE HILARIO LOPEZ Acceso carnal violento a joven indígena

RESUMEN

La estudiante indígena EMERITA GUANA, de 19 años de edad fue accedida carnalmente por un militar del Batallón JOSE HILARIO LOPEZ, apoyado en otra unidad regular. El grave hecho ocurrió en jurisdicción de Coconuco, municipio de Puracé el pasado 9 de agosto. Los militares le manifestaron a la joven de 19 años de edad que lo hacían por qué ella era guerrillera.


Días después, uno de los mandos militares acantonados en la zona de apellido VELEZ, expresó a la comunidad que no era posible ofrecer disculpas, pues casos así suelen ocurrir, y que el militar implicado en el caso huyo. El militar nunca hizo alusión al cómplice de esta grave violación a los derechos humanos ni reconoció sus responsabilidades.

SOLICITUDES

A la comunidad nacional e internacional de derechos humanos y grupos de solidaridad

Al Fiscal General de la Nación, MARIO IGUARAN, sí inician las investigaciones del caso, estas se realicen teniendo en cuenta la situación particular de EMERITA, y enfocando la misma sobre los responsables directos y las omisiones de los mandos militares

Al Vicepresidente de la República FRANCISCO SANTOS, abordar esta situación en el marco de una discusión sobre el Plan Nacional de Derechos Humanos y los efectos de la militarización cotidiana de los territorios indígenas y actuar administrativamente para la destitución de los militares responsables

HECHOS EN DETALLE

* Martes 9 de agosto entre las 4:30 y 5:00 p.m. aproximadamente, en el caserío El Alto, casco urbano de Coconuco, municipio de Puracé la estudiante indígena EMERITA GUAUÑA de 19 años de edad fue abordada por dos militares del Batallón JOSE HILARIO LOPEZ quienes hacen presencia en la localidad en desarrollo de las Políticas de Seguridad.

Los dos militares uniformados con camuflados, con pasamontañas la colocaron en total estado de indefensión con el uso de sus armas de dotación, amenazas, intimidaciones y la fuerza. En presencia de un niño indígena, uno de los militares accedió a ella carnalmente, mientras afirmaron: “hacemos esto contigo porque vos eres una guerrillera”

A poca distancia se encuentra ubicada una instalación de la Policía Nacional.

* Miércoles 10 de agosto, al conocer la situación, pobladores indígenas del Resguardo al que pertenece EMERITA y la comunidad educativa “Colonia Escolar” procedieron a exigir a los mandos militares allí acantonados evitar cambiar sus efectivos a fin de identificar a los responsables e instándolos a reconocer públicamente sus responsabilidades y la necesidad de reparar los daños causados.

Un oficial de las unidades allí desplegadas expresó que “los presuntos violadores no podían ser miembros de la institución, pues a esa hora, los implicados se encontraban en las labores de rancho”.

La joven fue atendida por médicos legistas en la localidad.

* Jueves 11 de agosto, en horas de la mañana en el casco urbano de Coconuco, los pobladores se reunieron con un militar de apellido VELEZ, reconoció que efectivamente un hombre de la institución fue el responsable de la violación, pero se negó a dar el nombre del mismo, agregando que este se había fugado. El efectivo regular expreso, el caso es grave pero suelen suceder este tipo de casos, afirmó que no podía ofrecer disculpas.

LINEAS DE INTERPRETACION

Es evidente el daño causado a EMERITA en su vida de mujer, en su carácter de indígena y la ofensa integral a un pueblo originario por aplicación de una política de seguridad que militariza la cotidianidad de la vida de los ciudadanos.

Las falsas afirmaciones de los militares responsables directo de los daños que causaron a EMERITA son injustificables, pero ellos expresan la mentalidad persistente en las fuerzas militares de concebir como enemigos a la población civil y de no existir ningún tipo de ética en su actuación con sus enemigos militares.

La actitud de los oficiales de las unidades desplegadas en la región del Puracé son sintomáticos de una solidaridad de cuerpo que encubre las responsabilidades institucionales, que incluso justifica lo sucedido haciendo del uso y el abuso de la mujeres una costumbre, lo que no merece, según ellos, ni siquiera una disculpa.

La política de seguridad en este caso de EMERITA refleja el enquistamiento de prácticas y de mentalidades justificatorias que atentan contra la dignidad de la mujer, de los pueblos indígenas, de los ciudadanos.

Bogotá, D.C agosto 12 de 2005
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ