Reflexiones sobre la Agenda de la Habana III
Se nos ha indagado de manera reiterada sobre si las FARC-EP han pretendido sentar una agenda paralela a la firmada en la Habana para iniciar el proceso de diálogos por la paz de Colombia. Hemos respondido que no, y si algo lo muestra es el contexto mismo del discurso de instalación de Oslo.
No obstante, de manera precisa nuevamente decimos que el Acuerdo, puesto en conocimiento del público formalmente a partir del anuncio de la primera semana de septiembre, tiene un contenido que se puede reafirmar indicando los siguientes aspectos generales, sobre los cuales nos iremos pronunciando cada semana tratando de responder con precisión a las inquietudes que se nos plantee:
1. El diálogo parte de un Acuerdo General que tiene el propósito de terminar el conflicto, un conflicto que es armado, político y social, a fin de construir la paz estable y duradera, que no puede ser otra cosa que la paz con justicia social.
2. Terminar el conflicto implica, de fondo, acabar con las causas que lo generaron y son razón de su permanencia en el tiempo. Es apenas obvio que en este esquema sencillo las bases para la construcción del edificio no son otras que la solución de los problemas que han generado la confrontación. Sin bases no puede haber edificio.
3. Cuando se plantea que “poner fin al conflicto” es “condición esencial para la construcción de la paz estable y duradera”, las FARC entienden que acabar con sus causas se erige en una necesidad insoslayable para alcanzar la paz con justicia social. Este, es un compromiso mutuo de las partes firmantes del Acuerdo General, pero tomando en consideración que el diálogo que de él se desprende debe tener la participación protagónica del pueblo. Esto se reconfirma en la idea plasmada en el Acuerdo General, consistente en que se parte del reconocimiento de que “la construcción de la paz es asunto de la sociedad en su conjunto que requiere de la participación de todos, sin distinción”.
4. Cualquier punto que se aborde del Acuerdo, implica un desarrollo en el que se incluya considerar “el respeto de los derechos humanos en todos los confines del territorio nacional”, “el desarrollo económico con justicia social y en armonía con el medio ambiente”, “el desarrollo social con equidad y bienestar, incluyendo las grandes mayorías”, “ampliar la democracia como condición para lograr bases sólidas de la paz”, contando con el acompañamiento de la región y de la comunidad internacional.
5. En procura de estos aspectos que se incluyen en el Acuerdo General, desde su preámbulo hasta su culminación se desarrollarán conversaciones directas e ininterrumpidas hasta alcanzar un Acuerdo Final para la terminación del conflicto; es decir, de sus causas de fondo, para que se haga efectiva la construcción de la paz estable y duradera, que como hemos insistido desde las primeras aproximaciones con el gobierno, es una paz con justicia social.
6. Existe el deseo de que el diálogo se desenvuelva de manera efectiva, expedita, y en el menor tiempo posible y que su duración estará sujeta a evaluaciones periódicas de los avances. En cuanto expedito, la idea es que el diálogo esté libre de estorbos durante su desenvolvimiento. No debería colocarse como estorbo, por ejemplo, eso de hacer pender amenazas sobre el proceso, pues su inicio y permanencia no se deben ver como si se tratara de una concesión ni como expresión de debilidad de alguna de las partes. Parafraseando a Cervantes, cuando lo perros ladran, efectivamente es ello señal de que se cabalga, pero poco aportan los ladridos feroces que salen del ministerio de la Defensa, en la sostenibilidad de este fundamento.
7. Sobre la agenda. Se pactó hablar sobre 6 puntos: el primero, política de desarrollo agrario integral, acceso y uso de la tierra; el segundo, participación política; el tercero, fin del conflicto; el cuarto, solución al problema de las drogas ilícitas; el quinto, víctimas y el sexto, implementación, verificación y refrendación.
8. El proceso ha tenido diferentes momentos, pero es un mismo conjunto que no se puede someter a esquemas tecnocráticos que lo descuarticen en etapas o fases simplistas que den la idea equívoca que de lo que se trata es de un itinerario breve de la capitulación insurgente a partir de promesas insusbstanciales del gobierno en cuanto a que el régimen terrorista que impera comenzará a cambiar como por arte de magia al instante en que se coloquen los fusiles en el cuarto de San Alejo. Los seis puntos de la agenda, aún enumerados como aspectos, son un todo indisoluble cuyo desarrollo implica una interpretación crítica y completa del texto firmado por las partes, que se deberá completar con los aportes fundamentales que manen de la participación popular. En fin, ver el texto objetivamente, examinarlo en su contexto general histórico y cultural, en el plano de los anhelos del constituyente primario que es el pueblo, es la clave para el entendimiento.
Fraternalmente,
Delegación de Paz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP).