Recuperan testimonio clave en caso del Palacio de Justicia
Podría ser nueva prueba reina de torturas y detenciones forzadas tras el holocausto de 1985.
Un anillo de oro le salvó la vida a Jaime Arenas, un joven conductor que terminó en las caballerizas del Cantón Norte de Bogotá después de la retoma del Palacio de Justicia, en noviembre de 1985.
Arenas, empleado de la familia del entonces magistrado Jorge Valencia Arango, le pidió a un soldado que, a cambio del anillo, llamara a su jefe para informarle que estaba vivo y que había sido sacado de un baño de las altas cortes sin que quedara registro. Valencia, uno de los consejeros de Estado que sobrevivió a la toma del M-19, logró liberar a su chofer tras varias llamadas a generales de la República que no se han hecho públicas.
Durante 22 años, el jurista mantuvo en secreto este episodio de su vida, que finalmente quedó consignado en tres párrafos del ‘Informe de la Comisión de la Verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia’.
Ahora, Daniel Prado, abogado de las víctimas, asegura que el testimonio del ex consejero confirma lo dicho por el del suboficial (r.) del Ejército Édgar Villarreal, que le permitió a la justicia condenar por desaparición forzada, a 30 años de cárcel, al coronel (r.) Alfonso Plazas Vega.
“La declaración de Villarreal ha venido siendo desvirtuada por un error mecanográfico al recepcionar la prueba. Pero ahora es un ex magistrado el que confirma que hubo gente que salió sin registro del Palacio de Justicia y que fue torturada y desaparecida en el Cantón Norte”, argumentó Prado.
Y contó que, a principios del 2001, él y otra defensora de las víctimas visitaron al ex magistrado Valencia y le pidieron que relatara esos hechos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos: “En ese momento se negó a hacerlo porque al conductor lo habían amenazado de muerte cuando salió del Cantón Norte y él fue víctima de seguimientos y de un atentado”.
Y agregó que Valencia les dijo que para que soltaran al chofer tuvo que presionar a generales con convocar a una rueda de prensa para denunciar lo que estaba pasando en las guarniciones militares. Y aunque el ex consejero no le dio tantos detalles a la Comisión de la Verdad, entregó la esencia del episodio.
“(Arenas) se encontraba en el sótano del Palacio cuando empezó la toma. Al no poder refugiarse fue trasladado al cuarto piso por los guerrilleros y posteriormente se reunió con el grueso de rehenes que permanecieron en el baño hasta el 7 de noviembre”, se lee en el informe.
Y se agrega que cuando la fuerza pública tomó el control del baño, “el conductor Arenas fue llevado al Cantón Norte donde lo sometieron a torturas hasta que Valencia Arango se comunicó con diferentes generales” y logró que fuera puesto en libertad.
“Arenas llegó a la casa muy golpeado, llorando y dijo que lo tenían allá desnudo y que lo estaban torturando. Que estaba desesperado porque oía gritos al lado, los tenían en un cobertizo donde guardan caballos y que él oía gritos, lamentos…”.
‘No supe más del chofer’ Y aunque el ex magistrado –cercano a los 85 años– no quiere volver a hablar del tema, en un corto diálogo con EL TIEMPO autorizó a usar su testimonio ante la Comisión, confirmó el episodio del anillo y dijo que no volvió a saber nada del conductor: “Era un anillito que le habíamos traído desde New York. Creo que el apellido de Jaime no era Arenas sino Buitrago”.
Miembros de la Comisión de la Verdad confirmaron la versión. Incluso, uno de ellos, el ex magistrado Jorge Anibal Gómez, recordó que en la oficina de Valencia cuelga la carta que el magistrado inmolado Manuel Gaona envió pidiendo ayuda. La defensa de las víctimas del holocausto cree que este testimonio puede cambiar el rumbo de la investigación.
Sin embargo, para la defensa del coronel (r.) Plazas, jurídicamente ya no es válido anexar una prueba. Por el contrario, esperan que se revoque la condena a Plazas y que se pruebe que el único testigo en su contra, Édgar Villarreal, fue suplantado.
http://www.eltiempo.com/justicia/testimonio-clave-en-caso-del-palacio-de-justicia_10236744-4