Pronunciamiento del ELN: Paz para Colombia es paz para nuestra América

En la Cumbre de la CELAC de diciembre 2011, el ELN le solicitó al recién nacido organismo multilateral latinoamericano la intervención en el conflicto colombiano en pos de su solución política y negociada…


Nuestros hermanos de las FARC-EP, por su parte, le hicieron la misma petición. La respuesta de Juan Manuel Santos no tardó. Insistió en que “la mejor forma de ayudar es no hacer nada” y que “la paz es un asunto interno colombiano y vamos a resolverlo los colombianos”, rechazando cualquier injerencia de la CELAC.

Lo que se hace evidente es un esfuerzo por sacar el conflicto colombiano de la agenda política latinoamericana, evitando potenciales injerencias de cualquier tipo, trátese de CELAC, UNASUR o Colombian@s por la Paz, un movimiento nacional por la paz que ha cobrado características internacionales.

Pero no se puede perder de vista jamás que el conflicto colombiano es un proyecto de guerra con propósitos de dominación continental, promovido por el imperialismo norteamericano con la complicidad de la oligarquía colombiana. Por tanto, la paz vía la solución política negociada al conflicto social y armado que padece nuestra patria desde hace más de 5 décadas es una lucha estratégica no solamente para el pueblo colombiano; lo es también para el continente y el proyecto emancipador en camino en Nuestra América. Es por ello que el ELN ha insistido desde un inicio en que “Paz para Colombia es Paz para Nuestra América.”

La guerra de Colombia ha tenido una mirada continental desde sus inicios

Colombia ocupa una posición geoestratégica en el continente debido a su acceso a dos océanos; su cercanía al Canal de Panamá; por fungir como un país bisagra entre Sud América y Centroamérica; por ser la entrada a la región andina; y, desde hace 12 años, por ser país vecino de la Venezuela Bolivariana, que encarna y encabeza el proyecto contra-hegemónico y antiimperialista de América.

Es por ello que Colombia ha tenido, desde mediados del Siglo XX, una relación umbilical con el gobierno de los Estados Unidos, que decidió hace más seis décadas convertir nuestra patria en una plataforma para la contrarrevolución continental. No olvidemos que el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948, marcó la inauguración de la Guerra Fría en Nuestra América (declarada oficialmente por el presidente Harry Truman en 1947). El General Marshall se reunió con los cancilleres de los países latinoamericanos en el marco de la IX Conferencia Panamericana con el objetivo de conformar la Organización de Estados Americanos (OEA), la cual sería la pieza angular de la hegemonía imperialista de EE.UU.

Desde entonces, el proyecto de guerra contra-insurgente que promueven los Estados Unidos en Nuestra América siempre ha contado con Colombia como socio estratégico, cumpliendo con un papel homólogo al que cumple Israel en el Medio Oriente, y por ello se refiere con frecuencia a Colombia como “El Israel de América”.

Todos los planes de guerra impuestos por la oligarquía Colombia desde la década de los 1950 hasta el presente, han dependido de la conducción de Washington y el Pentágono. Un salto cuantitativo y cualitativo en esta estrategia de dominación continental fue el Plan Colombia (2000), el Plan Patriota (2003), Plan Colombia II (2008) y la instalación de siete bases militares yanquis en territorio colombiano (2010).

Con el surgimiento de los proyectos de cambio y transformación en Nuestra América (los de Venezuela, Ecuador y Bolivia, principalmente) que inició con la elección de Hugo Chávez en 1998, la importancia estratégica de Colombia se magnificó y la guerra interna se convirtió en el pretexto idóneo para mantener al país como plataforma contrainsurgente y contrarrevolucionaria, apoyando a la oligarquía colombiana en la edificación del ejército más grande del hemisferio, segundo solamente al de Estados Unidos.

La lucha por la paz, es continental

En este sentido, podemos afirmar que la persistencia de la guerra en Colombia puede constituir una de las principales amenazas al avance de la lucha continental por su segunda y definitiva independencia.

La agresiva e inteligente campaña diplomática que el gobierno de Juan Manuel Santos liberó en la Primera Cumbre de la CELAC aspiraba negar las consecuencias regionales y continentales del conflicto colombiana, esfuerzo camuflado como un ejercicio de soberanía nacional.

Sobra decir que el “postura soberana” de clase dirigente colombiana no se aplica a la injerencia de los Estados Unidos.

Lógicas oligárquico-imperiales

La necesidad de sacar el conflicto colombiano de la agenda política latinoamericana obedece esencialmente a tres factores:

1) La necesidad de la oligarquía colombiana y el imperialismo norteamericano de mantener en todo momento la iniciativa política en materia de posibles diálogos con la guerrilla. Es éste el subtexto de la insistencia reiterada de Santos cuando dice que solo él “tiene la llave de la paz.”

2) Debido a que la guerra colombiana es un asunto estratégico para los intereses del imperialismo en la región, campañas de presión internacional por el fin del conflicto vía la solución política negociada generarían una situación política continental modificando la correlación de fuerzas continentales en desfavor de sus intereses.

3) La oligarquía colombiana teme que una campaña internacional por la solución política implicaría restarle la iniciativa política y eventual reconocimiento del movimiento insurgente como fuerza beligerante con estatus político.

Por todo lo anterior el ELN seguirá insistiendo en que la paz en Colombia debe constituir un eje central y estratégico del proyecto de unidad e integración latinoamericana. Es por ello que los países de la región deben cerrar filas en torno a una gran campaña nuestramericana por la solución política y negociada a la guerra colombiana, contrarrestando la campaña del gobierno de Santos.

La materialización del llamado que hizo UNASUR de transformar América Latina en una zona de paz en noviembre del 2011 solo

se materializará mediante una lucha unificada de todos los gobiernos y pueblos de Nuestra América.

Lunes, 09 de Julio de 2012

Para el ELN de Colombia, la paz es hoy la más revolucionaria de las banderas de lucha.