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Proceso de Retorno al Alto Ariari – Meta Comunidad Civil de Vida y Paz hacia la 7ª Zona Humanitaria

Entre el 21 al 26 de noviembre de 2005, 67 personas entre miembros de la COMUNIDAD CIVIL DE VIDA Y PAZ, religiosos y religiosas de la Iglesia Católica, ciudadanos internacionales de Estados Unidos y Canadá, miembros de la Misión Claretiana de Medellín del Ariari y de nuestra Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, acompañaron a los campesinos que están construyendo la 7ª Zona Humanitaria de Colombia.


Nuevamente a pesar de la permanente presencia en la “Y” de Puerto Unión a sólo cinco minutos de Medellín del Ariari, municipio El Castillo, de más de un centenar de “civiles” armados uniformados de una estrategia militar encubierta, en el que se reciclan nombres y efectivos armados, las comunidades estuvieron en su lugar de retorno por varios días

Allí afrontando desde su Proyecto de Vida, con la memoria de los asesinados de estos meses, de más de 200 crímenes, desde el 2002 hasta hoy, con los nombres de las víctimas de crímenes como RODRIGO RIVAS, JAIME MORENO, ALBERTO TAPIAS, EDGAR PALACIO, DIEGO GUTIERREZ, la desaparición forzada de MIGUEL CARO y de otros tantos que no ha sido posible saber su nombre, la comunidades reconstruyeron espacios de habitación y delimitación.

A pesar del control poblacional, del bloqueo económico, hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas, ancianos tomaron la decisión de seguir abriendo ese espacio de libertad. Fueron seis días de trabajo en la tierra, de soñar despiertos, de ver hacer realidad de a poco esos sueños, de encontrarse con los viejos amigos, los otros campesinos que resisten en su tierra. Fue muy emocionante ser testigos del reencuentro en la Zona Humanitaria con cerca de 160 campesinos de más de 13 veredas del Alto Ariari que en medio del aislamiento y de la represión han resistido en medio de la confrontación a un desplazamiento.

A los cuatro días de estar en la tierra, en el lugar Humanitario, un grupo aproximado de 50 “civiles” armados de la estrategia militar encubierta salieron de la “Y” de Puerto Unión hacia la vereda Campoalegre, allí lanzaron varias ráfagas, un artefacto explosivo hacia el río La Cal. Según decían buscando respuesta armada de la guerrilla, pero no hubo respuesta, porque no hay presencia de la guerrilla en la parte baja. Fue tal vez el hacerse sentir intimidando.

Los paramilitares bajaron, pasaron a 200 metros de la Zona Humanitaria y solo se escuchaba a uno gritar “cuidado, no se dejen coger de las cámaras”, refiriéndose tal vez al acompañamiento que estaba en la Zona Humanitaria. La presencia armada irregular en estos días fue permanente entre la “Y” de Puerto Unión y la “Y” de Puerto Esperanza, pero de un momento a otro, en los mismos sitios, de una noche a la otra la presencia armada tenía distintivos del Batallón 21 Vargas de la Brigada 7, quienes fueron vistos al salir el día sábado hacia Villavicencio terminando otra jornada de trabajos en la tierra de la comunidad. De todo esto fue testigo la Defensora Comunitaria de la Defensoría del Pueblo, quien acompañó la entrada y la salida de esta semana de trabajos.

Por ahora, la esperanza, la alegría del trabajo realizado hasta el momento, la convicción que el retorno sigue siendo la meta, la posibilidad real de protección de tierras ante la negativa del gobierno de aplicar el Decreto 2007. Por ahora esperar a que el estado colombiano muestre algo de voluntad política, siquiera para realizar una reunión donde se puedan dejar por escrito compromisos claros frente a este retorno al Alto Ariari.

Adjuntamos el diario de la CIVIPAZ en la Zona Humanitaria

Bogotá, D.C Diciembre 16 de 2005
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PÁZ

“COMUNIDAD CIVIL DE VIDA Y PAZ
HACIA NUESTROS SUEÑOS POR TIERRA Y LIBERTAD
La 7ma. Zona Humanitaria 21 al 26 de noviembre

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Primer Día: Lunes 21 de Noviembre: a las 9:40 a.m. salimos de Villavicencio en dos buses 30 hombres y mujeres, 16 jóvenes y 14 niños miembros de la Comunidad Civil de Vida y Paz, acompañados por miembros de la iglesia católica colombiana, observadores internacionales de derechos humanos del norte de América y de Canadá, de la Defensora Comunitaria de la Defensoría del Pueblo y acompañantes de Justicia y Paz.

A las 10:40 a.m. el retén militar del Batallón Albán en el Punte “La Amistad”, una requisa durante 10 minutos y seguimos a Medellín del Ariari y de allí a las 11:40 salimos hacia la vereda El Encanto a nuestro lugar humanitario. Desde que salimos de Medellín un silencio se apoderó de todos, había tensión, preocupación, al observar durante casi 10 minutos de recorrido a lado y lado de la vía entre la “Y” de Puerto Unión y la “Y” de Puerto Esperanza, más de un centenar de hombres armados, con camuflados, estaban los mismos de la vez pasada y otras caras nuevas, en dos motos se movían dos vestidos de civil que sabemos que son paramilitares porque los hemos vistos patrullando en La Nohora y Ciudad Porfía en Villavicencio. En nuestra Zona Humanitaria todos volvimos a respirar tranquilos, se escuchaban las risas de los niños y el festejo de los que por primera vez volvían a la tierra.

Varios vecinos nos estaban esperando, de las veredas Campo Alegre, Alto Cumaral, caño Embarrado, los Alpes. Fuimos hablando de la violencia de las dificultades que están padeciendo con el retén de la “Y” de Puerto Unión, las requisas, el bloqueo de alimentos, solo se puede entrar mercado de 60 mil pesos los domingos, entre semana si alguien lleva mercado se lo quitan.

Ya en la noche, cenamos, evaluamos el día y organizamos los turnos de vigilia durante la noche y el trabajo de la semana: limpieza de tierra, las guadañas, la motosierra, terminar una parte de la Malla, cuidado de las siembras, los lotes de las casas, la reunión del viernes con los vecinos de las Juntas Veredales.

La base es la organización como comunidad es nuestra resistencia, por eso no estamos solos y a pesar del miedo estamos en proceso de retorno.

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Segundo Día: Martes 22 de Noviembre: Desde muy temprano nos fuimos por grupos a los diferentes trabajos, entre todos mujeres, hombres, nuestros ancianos, niños y jóvenes, todos integrados, organizados.

Los jóvenes nombraron a cuatro como coordinadores de los trabajos en los que ellos participarían y de estar pendientes de los niños entre trabajo y diversión. Esto alegró mucho a la comunidad.

En la mañana vimos pasar un helicóptero militar a gran altura. Este día todos nos alegramos de ver como crecía el plátano, el trigo amazónico, la yuca, el chonque, que habíamos sembrado en la anterior venida de octubre.

Tuvimos nuevamente la visita de Caritas España – Pastoral Social quienes reiteraron su apoyo en la construcción de viviendas, Quedamos en que nosotros soñaríamos esta noche cómo queremos nuestras viviendas y en dos días ellos volverían para hacer los diseños.

Evaluamos el trabajo del día, cenamos y todos juntos nos sentimos en protección, varios estuvieron en la vigilia.

Vivimos en Villavicencio con mucha dificultad, pero a la Zona Humanitaria queremos retornar

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Tercer Día: Miércoles 23 de Noviembre:. Estábamos contentos. Arreglamos la vía que llega de Puerto Esperanza a la Zona Humanitaria, se aserró.

Hemos trabajado duro, eso da moral, todo va coordinado, se cumple lo planeado el trabajo es parte de nuestra resistencia.

En la tarde los jóvenes nos reunimos y charlamos acerca de cómo nos sentíamos en la comunidad, con los trabajos, de cómo vemos la guerra y la situación en la región, de cómo las causas de esta guerra se mantienen a pesar de los años y si no se resuelven la guerra se va a mantener quién sabe cuánto tiempo más. Lo que hacemos como comunidad es importante, es la manera de poder estar en nuestro territorio.

Evaluamos el día, se organizó los turnos de vigilia y a descansar durante una noche despejada.

A los hombres y mujeres del Meta quiero saludar, e invitarlos para que sigamos luchando y resistiendo con dignidad

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Cuarto Día: Jueves 24 de Noviembre: seguimos limpiando con azadón y terminando de medir y marcar los lotes de las viviendas. Las mujeres empezaron una huerta.

Durante la mañana estuvo otra vez Caritas España – Pastoral Social de Granada, con ellos se definió el diseño de las casas, hicimos un taller de manejo de aguas y su tratamiento.

En la mañana nos llegó la información que se había visto una tropa salir de la “Y” de Puerto Unión hacia la vereda Campo Alegre y El Encanto. Esta información nos preocupó porque podrían llegar cerca de la Zona Humanitaria.

Hacia las 2:00 p.m. se empezaron a escuchar ráfagas, los tiros se hacían desde un filo de Campo Alegre, eran los que habían subido desde la “Y” de Puerto Unión. Todos los de la comunidad estábamos dentro de la Zona Humanitaria, juntos, incluyendo a unos campesinos vecinos que en ese momento habían llegado de visita.

Fueron muchos disparos los que se escucharon y como a la media hora más o menos empezaron a verse a unos 200 metros de la Zona Humanitaria pasar a los uniformados, aunque estaban lejos se alcanzaba a ver que eran los mismos que estaban en la “Y” de Puerto Unión el día que llegamos, vimos pasar por lo menos unos 30 hombres armados que ya iban de regreso a su base en la “Y”. Antes de irse lanzaron un artefacto explosivo hacia el río La Cal, poniendo en riesgo la vida de varios campesinos que en ese momento iban hacia la vereda La Cima.

Sentimos miedo, no lo podemos negar, pero también confianza porque estábamos en nuestra Zona Humanitaria con acompañamiento de Justicia y Paz y varios internacionales. En ese momento y a través de los acompañantes se había informado de la situación a la Cancillería, y se estaba atentos a cualquier situación.

Al final de la tarde nos dimos cuenta que a un campesino de la región lo habían amenazado al paso de la tropa, lo insultaron y le dijeron que si no se iba para la casa no respondían, él tuvo que dejar votado su trabajo. También supimos cómo esa tropa militar llegó a la escuela de Campo Alegre y mandó a la profesora a que encerrara a los niños en la escuela y los mandara para la casa después de una hora.

Decidimos estar en Vigilia todos esa noche, prendimos una fogata y volvimos a leer el diario de nuestra venida de octubre a la Zona Humanitaria, y cada uno expresaba lo que sentía. Esto nos fortaleció aún más y realizamos un círculo y estiramos nuestras manos hacia los diferentes puntos de la malla que rodea la Zona Humanitaria, uno de los ancianos de la comunidad hizo la siguiente oración de protección:

“En el nombre sea del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo.
Señor ante tu divina presencia pongo esta comunidad para que nos libre de todo mal y peligro.
Señor te damos gracias por la protección que nos brindas en esta tierra que es nuestra.
Señor te damos gracias por haber abierto los ojos del mundo y observen de cerca los sufrimientos de tu pueblo cuando hemos sido expropiados de nuestros bienes, hemos perdido a tantos seres queridos por causa de la guerra del poder contra los pobres.
Gracias por darnos por heredad la fuerza para poder resistir unidos como un solo hombre y una sola mujer revestidos del escudo de nuestra Zona Humanitaria a donde queremos retornar.
Derrama lluvias de bendiciones sobre los pueblos que con tan noble sentido solidario nos han apoyado en nuestra causa con el nombre de Comunidad Civil de Vida y Paz. Amen”

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Quinto Día: Viernes 25 de Noviembre: Este día varios campesinos de la región habían sido convocados por la Red de Solidaridad Social para darles una ayuda humanitaria y colchonetas, los campesinos llegaron pero la RSS les incumplió

A las 10:00 a.m. empezamos a ver como entraban a nuestra Zona Humanitaria vecinos de la región, a caballo, en mula, otros caminando hasta tres horas de camino, rostros conocidos de campesinos y campesinas de la región, llegaban a conocer nuestra experiencia y a compartir las de ellos.

Estuvimos reunidos durante esa mañana y parte de la tarde cerca de 160 personas entre los miembros de la comunidad y los delegados de las Juntas Veredales de La Cima, La Floresta, El Encanto, Campo Alegre, Caño Embarrado, La Esperanza, Alto Cumaral, Los Alpes, El Encanto.

Contamos quiénes somos, por que queremos regresar, en que consiste el retorno a una Zona Humanitaria, por qué luchamos por la protección de las tierras, por que la educación propia. Y los diferentes delegados de las Juntas Veredales, casi una solo voz expresaron la misma preocupación, la situación de la región de bloqueo económico y el control a la población, cómo se pasan humillaciones para llevar a la casa un mercado de sólo 60.000 pesos, el problema del estudio de los niños, del restablecimiento del desarrollo propio como se tenía antes del desplazamiento.

“Diciendo la verdad exigimos justicia, para que el estado nos diga ¿qué hizo con nuestras víctimas?”

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Sexto Día: Sábado 26 de Noviembre: durante la mañana algunos jóvenes y niños estuvieron recogiendo frutas, bañando en el río y luego todos empezamos a recoger preparando el regreso a Villavicencio.

Cuando ya todos estábamos listos para realizar el balance de toda la semana y terminar con la celebración, llegaron más campesinos vecinos de La Floresta, así que nos reunimos con ellos y estuvimos conversando como lo hicimos el día anterior con las demás Juntas Veredales.

Llegó la hora del almuerzo y después alistamos todo a la llegada de los buses y a las 3:00 p.m. salimos hacia Villavicencio. Al pasar por la “Y” de Puerto Unión vimos como hasta el día anterior habían estado supuestamente paramilitares, hoy había era soldados del Batallón 21 Vargas.

Continúa la siembra, semillas de memoria, semillas de pan coger, semillas de organización, semillas de esperanza.

COMUNIDAD CIVIL DE VIDA Y PAZ – CIVIPAZ,
Desplazados del Alto Ariari en proceso de retorno protegiendo la vida y la tierra