Proceso de retorno al alto Ariari (Meta) Comunidad Civil de Vida y Paz
Entre el 22 al 25 de Septiembre de 2005, 25 miembros de la COMUNIDAD CIVIL DE VIDA Y PAZ, con el acompañamiento de religiosos y religiosas de la Iglesia Católica, una de ellas ciudadana norteamericana, miembros de la Misión Claretiana de Medellín del Ariari y de nuestra Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, estuvieron trabajando en la tierra donde los miembros de la Comunidad han decidido establecer su lugar humanitario hacia un proceso de retorno a sus tierras en la región del Alto Ariari, zona rural del municipio El Castillo, departamento del Meta.
A pesar del permanente control en el retén instalado en la “Y” de Puerto Unión sobre el puente de “Caño Embarrado”, por parte de “civiles” armados de la estrategia paramilitar, a pesar del terror que se respira en la región por la huella dejada con los últimos asesinatos de JAIME MORENO, ALBERTO TAPIAS y EDGAR PALACIOS y de los dos campesinos de Miravalles, por parte de la estrategia militar encubierta de la Brigada 7 del ejército. A pesar del miedo, de los anuncios de repoblamiento del corregimiento Puerto Esperanza dentro del proceso de “re movilización” paramilitar. A pesar del bloqueo económico, hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas, ancianos tomaron la decisión de estar por cuatro días trabajando en hacer realidad parte de sus sueños de estar en su tierra y desde allí seguir protegiendo sus vidas y su territorio.
A continuación, compartimos el texto elaborado por miembros de la Comunidad Civil de Vida y Paz, como parte de la memoria de un momento de su historia, de la historia de la región del Ariari, de la historia del departamento del Meta, parte de una historia de resistencias populares con dignidad.
“HACIA LA PRIMERA ETAPA DE RETORNO DE LA COMUNIDAD CIVIL DE VIDA Y PAZ
Haciendo Realidad Nuestros Sueños
Varias veces hemos ido a región este año, desde la primera ida cuando fuimos a hacer memoria de nuestra compañera LUCERO HENAO y su hijo YAMID, asesinados un año a tras por los paramilitares en Puerto Esperanza. Esa vez, fuimos hasta la vereda La Cima, cerca de la escuela y al día siguiente, el 6 de febrero, estuvimos conmemorando la vida de Lucero y Yamid. Ese día pasaron dos cosas una que nos alegró mucho y otra que nos dejó preocupados. La primera fue encontrarnos con varios compañeros de la región que habían retornado por su cuenta porque ya no aguantaron más estar en Villavicencio desplazados y otros que se mantuvieron en las veredas, resistiendo al desplazamiento. Eso nos motivo mucho y a ellos también. La preocupación fue que ese día los paramilitares nos pararon en la “Y” de Puerto Unión y estuvieron haciendo sus preguntas y molestando. No hacia ni 15 días habían asesinado a RODRIGO RIVAS habitante de la región.
Después de esa primera ida, que la logramos gracias al acompañamiento de amigos religiosos y religiosas, sacerdotes, de la Misión Claretiana de Medellín del Ariari, algunos ciudadanos internacionales y a nuestros acompañantes de Justicia y Paz, volvimos a ir en Julio, otra vez a la vereda La Cima buscando un lugar para nuestra Zona Humanitaria, a dónde llegar y desde allí poco a poco ir a nuestras tierras, a nuestras fincas. Pero nos dimos cuenta que llegar a La Cima no era muy bueno para nuestra protección por dos cosas, una porque el acceso no es fácil toca cruzar el río La Cal y ese río a veces está bajo de corriente y en otras está que nadie lo puede pasar, más de un puente se ha llevado el río. Y la otra cosa es que el único sitio que podíamos conseguir, estaba muy pegado a la montaña y durante el desplazamiento fue muy complicado esa parte porque el ejército y los paras con la excusa de perseguir a la guerrilla se metían y nos ponían en riesgo. Esta vez también fuimos acompañados, entre otros iba un ciudadano de Estados Unidos y otro de España.
Decidimos volver en Julio, después de esperar la respuesta del Estado colombiano a nuestra propuesta de retorno. Después de dos meses de espera la única respuesta fue que “no había condiciones para ir a la región con una comisión de observación y mucho menos para retornar”. Los del gobierno dijeron que no se podía porque la zona estaba controlada por la guerrilla y estaba toda minada. Si eso fuera cierto cómo se entiende que los asesinatos que han estado ocurriendo este año, que el bloqueo económico se por los paramilitares aunque el ejército también se mueve en la región, cómo se entiende que desde abril la OXY-PETROLEO esté realizando exploraciones de petróleo en la vereda Brisas de Yamanes. Cómo entiende uno que Víctor Carranza esté diciendo desde el año pasado que está interesado en adquirir tierras baratas en la región, sobre todo en la vereda La Esmeralda y sus alrededores. Cómo se entiende que la propia RSS está buscando a las familias que han retornado por su cuenta para darles un mercado y decir que si están cumpliendo con la ayuda a los desplazados. No encontramos voluntad en el estado colombiano, ni en el gobierno nacional, ni departamental y mucho menos el municipal. No se están cumpliendo las Medidas Cautelares que nos dio la CIDH desde hace un año.
Lo peor es que ni el propio gobierno se pone de acuerdo, porque mientras nos están diciendo que no hay condiciones para el retorno y nosotros solicitamos la aplicación del Decreto 2007 del 2001 para que se protejan nuestros bienes abandonados por el desplazamiento forzado, que se protejan nuestras tierras, declarando la región como zona de desplazamiento, el alcalde de El Castillo y los militares y policía dicen que no está pasando nada que todo está bien que no hay porque declarar la zona de desplazamiento, que el orden público es estable. Al fin a quién le cree uno, lo cierto es que ni el municipio ni el gobierno departamental o nacional tienen la razón, por eso seguimos insistiendo en una comisión de observación interinstitucional que vaya a la zona y se percate de lo que nosotros hemos observado y han visto lo que nos acompañan, para ver si no es verdad todo lo que se ha dicho.
Volvimos en agosto, y esa vez, también fuimos acompañados, además de los acompañantes de siempre fueron cinco amigos españoles. Esa vez estuvimos en la vereda El Encanto, en la tierra que todos definimos que era la propia para nuestra Zona Humanitaria. Está cerca al río, con cierta facilidad de acceso, es plana y muy productiva para la siembra que tenemos pensada de productos de pana coger de manera agroecológica. Esta relativamente cerca de las demás veredas donde están nuestras tierras, nuestras fincas.
El 26 de agosto, realizamos un croquis de lo que queríamos, sobre un papel dibujamos cómo queremos la distribución de nuestra Zona Humanitaria, dibujamos el sitio donde se levantarán los alojamientos, las zonas de siembra comunitaria de pan coger, de la yuca, el plátano, la caña, los frutales, la huerta, fríjol, chonque. Miramos que en la finca hay un árbol de ceiba y dibujamos que su alrededor aremos unas gradas, como unas bancas, donde podamos tener nuestras reuniones comunitarias y en la ceiba colgar los nombres de nuestras víctimas, los más de 120 asesinados, desaparecidos, torturados desde enero de 2002 a la fecha por el ejército y los paramilitares. Ese día varias vecinos, amigos de años, llegaron y se acercaron contentos porque vamos a retornar y juntos nos vamos a hacer compañía. Varios nos comentaron que la situación han mal porque hay bloqueo de alimentos y control permanente en el retén de la “Y” de Puerto Unión y en esos días se había estado moviendo el ejército por la región y parece que más arriba, en la montaña se habían dado algunos contactos armados con la guerrilla.
Al día siguiente, ya en Villavicencio, nos reunimos toda la comunidad, hace un año éramos 35 familias y hoy ya somos 45 familias, no somos todos los desplazados de la región hay muchos desplazados en Puerto Toledo, Villa La Paz, Mata Bambú, en el bajo Ariari, pasando trabajos también. Otros están desplazados en La Julia, de la región de la Uribe, otros en Ibagué, Bogotá, varios también organizados tratando de resistir en las Juntas de Acción Comunal, en Sintragrim – Fensuagro.
En la reunión realizamos de una vez el plan para completar la primera etapa de retorno hacia finales de año, con la ayuda de Dios y la Solidaridad de varios personas de otros países y algunas organizaciones que no son del gobierno y quieren apoyarnos. Durante tres semanas empezamos a hacer los preparativos, buscando solidaridades y sin tener nada más que las ganas de retornar fuimos logrando varias cosas. De la solidaridad de muchas personas de religiosos e internacionales logramos conseguir la tierra para nuestra Zona Humanitaria, después una parte de la herramienta para trabajar gracias unos amigos de España, de estudiantes de algunos colegios Claretianos de Bogotá algo de alimentación para los días de trabajo, de la pastoral social de la Diócesis de Granada, gracias al obispo Pepe Figueroa y un sacerdote amigo, conseguimos para las primeras semillas e insumos orgánicos gracias a un aporte de Caritas Luxemburgo, también algo para empezar con algunos alojamientos temporales, un comedor infantil y unas unidades sanitarias gracias a Caritas España – ECHO, el compromiso de la educación para nuestros hijos el otro año a través de la coordinación educativa del Ariari.
Poco a poco vamos haciendo realidad los sueños y eso nos llena de mucha esperanza, nos da alegría y nos sentimos agradecidos. Nuestro proceso ha sido un proceso con nobleza y pobreza, eso si con dignidad, la resistencia de no dejarnos manosear de aquellos que se quieren apropiar de nuestras tierras que no quieren que retornemos. Nosotros hemos pasado muchas dificultades estando desplazados en Villavicencio, asesinatos, hambre, enfermedad, humillación, amenazas, seguimientos, señalamientos, mentiras, nos ilusionan con proyectos, ayudas y nos dejan esperando, nos engañan.
Lo poco que el estado colombiano, que el departamento del Meta ha cumplido ha sido por las Medidas Cautelares de la Comisión Interamericana, sino fuera por las medidas nunca nos hubieran volteado a mirar, ni hubiesen cumplido con lo que nos debieron dar desde hace más de dos años, un mercado y un arriendo. Gracias a las medidas cautelares no sólo se han visto obligados a atendernos a nosotros sino también de empezar a tener más presentes a los más de 50 mil desplazados del Meta.
En medio de los comentarios que dicen que los paramilitares del bloque Centauros, los mismos que cuando nos desplazaron con el ejército se hacían llamar AUC, que se van a desmovilizar, lo que nosotros hemos visto es que se mantienen en la región controlando a la gente y haciendo bloqueo de alimentos, los paras desde Medellín del Ariari y la “Y” de Puerto Unión y el ejército desde El Castillo con el aval del decreto 010 “restricción de alimentos” del Alcalde de El Castillo.
Pero lo que más nos está preocupando ahora es que ya está diciendo que el corregimiento de Puerto Esperanza es uno más de los sitios previstos por la gobernación del Meta para hacer repoblamientos, traer gente de otras partes a que se repartan lo que tuvimos que dejar abandonado por el desplazamiento forzado. Dicen que la gente que vendrá a repoblar, sino todos, la mayoría hace parte de la desmovilización y sus familiares.
Por eso creemos que es el momento de retornar, para proteger lo que nos pertenece y proteger también lo de los demás desplazados que por ahora no retornarán. Es el momento de retornar, así no se pueda a la finca de cada cual, por lo menos a una zona humanitaria desde donde podamos ir poco a poco a nuestras tierras.
Queremos compartir con todo el mundo lo que hicimos y significa la ida de septiembre a la tierra, fue la primera vez después de casi tres años, que muchos de nosotros pasábamos más de una noche en la región, en realidad fueron tres noches y cuatro días.
PRIMER DIA: Jueves 22 de septiembre
Este día casi todos estábamos en ayuno para recoger fuerzas y buenas energías para el trabajo de estos días. Los de la comunidad que no pudieron ir y amigos de otras partes nos acompañaron con el ayuno.
Nos reunimos todos en Villavicencio y salimos a las 10 a.m. hacia Medellín del Ariari y seguimos a Puerto Esperanza. Y lo de rutina: reten militar en el puente ”la Amistad”, antes de llegar a Medellín del Ariari y retén en la “Y” de Puerto Unión, pero ahí si quedamos como confundidos porque los tres paras que salieron a parar el bus, tenían uniformes camuflados pero no tenían distintivos, pero al siguiente día los mismos estaban en Medellín del Ariari con uniformes del Batallón 21 Vargas de la Brigada 7, incluso uno de ellos era un suboficial, un subteniente. Los paras o militares dijeron que eran nuevos que no conocían a la gente de la región pero que les parecía raro ver un bus repleto de gente cuando por allá hace años no entran buses por el desplazamiento. El que mandaba se comunicaba por radio y como que estaba sorprendido de ver tanta gente que no tuvo de otra que decir que se siguiera camino.
Llegamos a la vereda El Encanto y nos distribuimos en varios trabajos: empezando a arreglar el alojamiento, limpiando alrededor con guadaña y rula, organizando el fogón para cocinar. Después de almuerzo nos reunimos y organizamos el trabajo del siguiente día y nos fuimos a dormir. Para poder dormir, organizamos turnos de dos horas de 3 en 3 para ser centinelas en la noche, siempre con uno de los acompañantes.
Fuimos a dormir cada uno como podía, unos dentro de la casa en unas colchonetas que llevamos, otros en dos carpas, otros pusieron una lona pegada al corredor guareciéndose de la posible lluvia.
La noche fue tranquila y la menguante nos iluminaba.
SEGUNDO DIA: Viernes 23 de septiembre
Con el ánimo siempre en alto, en medio de un hermoso paisaje llanero, un refrescante baño en el río La Cal, y un delicioso desayuno con arepa llanera, empezamos la jornada de trabajo: abrir huecos para los palos que sostendrán la cerca la Malla que protegerá nuestra dignidad, con machetes, rulas y guadaña limpiamos parte de la finca, las mujeres que no estaban con el machete en la mano ayudaban con la preparación de alimentos, pero para no cocinar en el piso algunos hombres levantaron una cocina de barro y pusieron sombrita. Los niños se iban por los limones para la preparada de panela.
Un vecino, feliz de tenernos de nuevo en la región, trabajó muchísimo con una motosierra cortando los estantillos que servirían de cerca TODOS ESTABAMOS EN FUNCION DE TODOS, se sentía la fuerza de la comunidad con la esperanza de una nueva etapa en nuestras vidas. Vencer el miedo, organizarnos, trabajar la tierra, alimentarnos y evaluar juntos fortaleciendo nuestros sueños.
Por la tarde llegaron más visitantes, vecinos de la región a reforzar el trabajo.
En la noche evaluamos en dos grupos: la comunidad y los acompañantes, ¿cómo nos sentíamos? ¿Qué se había logrado? ¿Cómo organizar el día siguiente?
Oramos juntos dan Gracias a Dios y a la Vida por lo realizado en el día.
Fuimos a dormir . Cada uno tomó en serio su misión de centinela…A la 1 de la madrugada una voz tenue despertó a algunos : “levántese llega gente”…algunos nos levantamos, cuando oímos una fuerte voz: “buenas noches amigos” era un vecino que tenía la mujer enferma y pedía ayuda. La solidaridad no se hizo esperar y el padre con tres más se fue a ver a la enferma y auxiliarla.
TERCER DIA: Sábado 24 de septiembre
Con gran ánimo continuamos nuestro trabajo…. Una persona grito: se tapó el baño:…tranquilo!. En la comunidad hay de todo y salió un fontanero, enseguida puso manos a la obra y a las horas fue solucionado el problema, un problema muy serio, solo hay un baño…!!!
Este día se siguió templando alambre y cargando estantillos, terminamos parte de la cerca, de la malla de lo que será nuestra zona humanitaria. Como era sábado empezamos a ver llegar mulas, campesinos de la región, conocidos de años que han retornado por su cuenta y otros que no se desplazaron, por lo menos unas 55 familias se encuentran en la región, muchos niños. Bajaban a mercar a Medellín del Ariari, solo que no pueden traer más de $60.000 en mercado por el bloqueo económico.
Volvimos a recordar y a revivir nuestras costumbres campesinas: la solidaridad, la ayuda mutua, el compartir alegrías y tristezas, celebrar, trabajar lo que sabemos, ir a baño al río. Esto nos daba mucho más ánimo.
Evaluamos en la noche y programamos volver la última semana de octubre, tiempo de menguante para sembrar. Hicimos una fogata y en torno a ella compartimos cómo nos sentíamos y luego de todos escucharnos se notaba que estábamos muy contentos, también recordamos a aquellos como REYNALDO y LUCERO que deberían estar con nosotros pero fueron asesinados, a ellos les hubiera gustado estar aquí pero no le dejaron hacer realidad su deseo. Entre las palabras de algunos se escuchaba:
“son los primeros pasos y no desmayaremos… muchos aún no quieren retornar por miedo y es entendible porque los que nos desplazaron siguen actuando en la región pero no podemos dejarnos quitar nuestras tierras… poco a poco vamos superando los miedos están en comunidad y con acompañamiento… ya hemos levantado gran parte de la Malla… en la próxima sembraremos plátano, yuca, chonque… estamos muy motivados de estar acá es un logro de nosotros mismos gracias a la solidaridad de otras personas que nos acompañan aquí y desde la distancia… estamos en nuestras tierras… poco a poco en la finca de cada quien… aún hay mucho por hacer, hay muchas necesidades, la vivienda para cada familia, la educación, la salud, los proyectos productivos agroecológicos…. yo ya estoy viejo, pero con valor y ánimo estamos saliendo adelante en lo que nos hemos propuesto, el enemigo no es más que nosotros y si estamos unidos venceremos como decía Bolívar cuando estaba sólo y miren todo lo que logró, somos gente llanera, somos gente valerosa y lo que hacemos lo hacemos también por los que no están, seguimos resistiendo y luchando por la vía pacífica, como comunidad de Vida y Paz… yo soy joven y lo que hago no lo hago por mí sino por mi papá para que pueda morir de viejo en su tierra que tanto trabajo le ha costado… gracias a los acompañantes estamos acá, nos han sabido apoyar mucho, pero sobre todo es gracias a nuestra organización, estar organizados es hacer realidad nuestros sueños… yo no voy a dejar tirado lo que me ha costado más de 50 años levantar, yo llegué joven a estas tierras y aquí me puse viejo… el enemigo nos ha despojado, asesinado, desplazado, pero hoy estamos triunfando al estar acá en esta tierra de nuevo, no estamos solos… me siento viviendo años atrás, tranquilos, organizados y en paz, no quiero seguir humillada en Villavicencio, aquí estoy aportando desde mis canas lo que puedo, como cada uno de los demás aporta su fuerza de trabajo… los vecinos están entusiasmados por nuestra llegada, se han acercado a colaborar y nosotros estamos dispuestos a ser solidarios a compartir con ellos lo que podamos, sobre todo la defensa de nuestras tierras… mucha gente está pendiente de cómo nos va, los de Fensuagro, Sintragrim, otras organizaciones nacionales e internacionales, otras comunidades, se nos viene mucho trabajo y todavía queda mucha necesidad… lo que se viene no será fácil y toca hacerle, porque lo que estamos haciendo ya está haciendo parte de la historia de estas tierras del llano, es un testimonio de resistencia en el Meta, de cómo proteger las tierras como comunidad civil de vida y paz, y más ahora que quieren es repoblar, tenemos que ser solidarios con los demás pobladores de la región y sobre todo con los desplazados… no me quiero ir, pero por ahora nos toca volver a villao mientras se da la primera etapa de retorno en diciembre, lo que me tranquiliza es que volvemos en octubre y en noviembre a trabajar…
CUARTO DIA: Domingo 25 de septiembre
Se madrugó al río, a desayunar y varios a limpiar sus casas en Puerto Esperanza, con la ilusión que viéndolas limpias por lo menos así no se metan en ellas los que dicen que van a repoblar.
Esté día era el día de celebrar, por eso empezamos a sembrar algunas palmas de coco, colinos de plátano, las primeras semillas de nuestra zona humanitaria, simbolizando que estábamos sembrando nuestro retorno a la tierra, caminando juntos, trabajando unidos, organizados.
Este día colocamos dentro de la celebración dos letreros, uno a la entrada y otro al lado del alojamiento de la tierra, en sitios visibles, que dice: “ESTA TIERRA ES PROPIEDAD DE LA COMUNIDAD CIVIL DE VIDA Y PAZ – CIVIPAZ”, para que así no estemos en estos días mientras volvemos a finales de octubre, todo el mundo sepa de quién es esta tierra, esto lo soñamos hacer algún día cercano con todas nuestras fincas.
Leímos la Palabra de Dios, el salmo 91: “Dios nos protege… pasamos la noche bajo la protección de Dios, es nuestro refugio, el nos libra de los peligros ocultos, nunca deja de cuidarnos de día y de noche de todo peligro de muerte… muchos caerán pero a nosotros nada nos pasará y con nuestros ojos veremos como el malvado recibe su merecido… andaremos entre leones y serpientes y los aplastaremos… nos librará, nos dará honores y muchos años de vida, nos hará gozar de la liberación…”
En la mesa de celebración colocamos la herramienta con la que trabajamos, las semillas que sembramos, los alimentos que comemos y las riquezas de nuestra tierra, el agua, la misma tierra.
Compartimos, celebramos y brindamos, porque hace unos meses no teníamos nada y hoy tenemos tierra y con ella la posibilidad de empezar un retorno a una zona humanitaria, por eso también brindamos con un vino preparado orgánicamente, expresión del trabajo de campesinos chilenos que también han padecido el terror, vino desde la red de alternativas a la impunidad y a la globalización, vino desde la tierra del comité de ética contra la tortura y la agrupación de ex presos y ex presas políticos y los indígenas Mapuches de Chile, vino para celebrar un momento de triunfo, de un paso más dado.
El brindis: “por la sangre derramada de aquellos que hoy recordamos, de aquellos que padecieron tantos sufrimientos aquí y dejar su vida y su sangre aquí mismo. Que sea ese recuerdo, esa memoria y esa fortaleza que Dios nos de y esa seguridad en las promesas que están en su palabra de que estará con nosotros hasta el fin, hasta hacer realidad todos nuestros sueños”
Volvimos a Villavicencio, con la esperanza de volver a finales de octubre, con el sueño de empezar a retornar en una primera etapa entre diciembre y enero, un primer grupo de familias, las demás en una segunda etapa el próximo año.
COMUNIDAD CIVIL DE VIDA Y PAZ – CIVIPAZ, desplazados del Alto Ariari en proceso de retorno para proteger la vida y la tierra”.