Presencia paramilitar

Eliécer Arteaga Vargas, el alcalde de Apartadó, desmintió las denuncias que la comunidad ha hecho sobre supuesta presencia paramilitar en el corregimiento de San José de Apartadó.

La refinada técnica del mandatario para establecer con precisión la veracidad de una incursión por parte de estos actores armados consiste en preguntarle al Ejército. Parece un mal chiste. Llama la atención la ingenuidad de quien representa la mayor autoridad de un municipio que ha sentido todos los avatares de la guerra. Un municipio que ha conocido la sangre de las masacres paramilitares y que, pese a eso, nunca ha dejado de resistir. Un municipio que, en tiempos pasados pero no remotos, como muchos otros, supo de relaciones entre miembros de las fuerzas del Estado con el paramilitarismo.

Según miembros de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, el pasado miércoles 7 de septiembre, paramilitares arribaron a la vereda El Porvenir, despojaron a varios campesinos de sus celulares, los señalaron de guerrilleros y los retuvieron por un tiempo. Dos días antes, se dice que habían acampado en La Hoz, junto a la escuela de la vereda, y que al parecer habían informado que iban a estar patrullando por la región.

A finales del año anterior, habitantes del municipio denunciaron que varios paramilitares habían entrado por la vereda Arenas Bajas, con lista en mano, diciendo que iban a asesinar a ocho campesinos, que su propósito era recuperar la serranía de Abibe, y que quienes no se sumaran a su proyecto de guerra tendrían que irse de la zona. Alrededor de 48 familias se desplazaron de la vereda La Esperanza para refugiarse en la escuela de la localidad.

En Colombia, aprendimos a creerle a la gente solo cuando veíamos ríos de sangre correr. El Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría es un buen ejemplo de cómo, si queremos prevenir el riesgo, no se puede atender exclusivamente la versión oficial. En un país en el que las fuerzas estatales y las paraestatales actuaron hombro a hombro, aprendimos a confiar en las instituciones pero sin desatender lo que dicen los campesinos.

Dice el alcalde de Apartadó que el Ejército es su fuente para suponer que la presencia armada no es paramilitar, como si acaso la misma comunidad de paz no fuese fuente suficiente. También peca de inocente el alcalde cuando ignora las dimensiones de la actual coyuntura. Mientras muchos silencian sus fusiles, otros, los enemigos del fin de la guerra, aceitan los suyos. Siempre han estado allí, como un monstruo adormitado. Un perro bravo amarrado en el patio trasero, adiestrado para atacar cuando le ordenen.

La gravedad de la situación excede, sin embargo, los alcances del alcalde de un municipio, que por diligente y bien intencionado que sea, enfrenta una situación de ligas mayores. La paz es el mayor propósito que abraza Colombia en este momento. A pesar de las críticas, la idea de finalizar el conflicto con las Farc llena de motivación muchos corazones. Es un punto de quiebre en el que está en juego cómo se va a enunciar la historia de este país. Por esa misma razón el Gobierno Nacional debe estar muy atento a este tipo de denuncias como las que hoy gritan los campesinos de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/presencia-paramilitar