Por lo menos sus nombres 13

31 de julio 2005. Ahora fueron 860 “civiles” armados de la estrategia militar encubierta, bloque ‘Libertadores del Sur’, quiénes se desmovilizaron en el corregimiento de Tamiango, departamento de Nariño. Continúa el espejismo, el ocultamiento de la verdad, la simulación.


La desmovilización se realizó en un centro recreativo Las Delicias, en la carretera panamericana en medio de grandes piscinas, canchas deportivas, camping, criaderos de patos y restaurantes, un escenario de diversión de descanso y de relax, que contrasta con la miseria en que viven sus pobladores, con el dolor que acompaña a los dolientes, a la memoria de torturados, de asesinados, de desaparecidos. Personas, vidas humanas, negadas. Los nombres de sus victimarios aparecen hoy como grandes Comandantes sin relación con los batallones, las Brigadas con las que interactuaron como parte de una misma estrategia. Ese rostro de la responsabilidad estatal se oculta, como se niegan las víctimas. Se niegan los nombres, POR LO MENOS SUS NOMBRES.

El escenario de la diversión es la precisión de lo que ocurre, la historia negada y oculta de la exclusión, de la destrucción de vidas humana. Mientras los 860 disfrutan de las mieles de una dinámica de institucionalización que les otorga los beneficios de la impunidad, los “1600” de sus pobladores sobreviven del subempleo y del silencio ante las agresiones paramilitares. Mientras los comandantes gozarán de las “virtudes” –perversas- de la institucionalización paramilitar los Nombres, de los centenares de Víctimas no existen.

Continúa el show de la pacificación del bloque ‘Libertadores del Sur’ perteneciente al bloque ‘Central Bolívar’, una afrenta a la humanidad. Los responsables de crímenes como los de YOLANDA CERON, reflejo de centenares de Crímenes muchos de ellos de Lesa Humanidad cometidos entre Nariño y Valle. Con total desparpajo, sus comandantes niegan haber cometidos crímenes, cuando se les pregunta por sus responsabilidades solo atinan a hablar del Presente. “hoy queremos la paz, nuestro arrepentimiento es de corazón. Les pedimos perdón al país, a Nariño y a la comunidad internacional por todos los atropellos y abusos que pudimos haber cometido en estos años”. Hoy solo afirman la existencia al futuro de los proyectos productivos, al fin y al cabo, los crímenes que cometieron y que hoy niegan están asociados a la destrucción de seres humanos que anunciaron en sus prácticas campesinas una sociedad democrática, una sociedad de todas y de todos.

Quién no desea la paz, pero no a costa del olvido, de la negación de lo qué pasó, de las mentiras que se ocultan tras la estrategia criminal.
Hoy ante la infamia POR LO MENOS SUS NOMBRES

Bogotá, julio 31 de 2005
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ