Por falta de denuncias, las desapariciones en Buenaventura son un mal crónico
“El miedo es tal que muchas madres prefieren guardarse el luto, pues algunas de ellas saben que detrás de una desaparición hay un cadáver, un desmembrado, una amenaza latente, se calla o se mueren todos”, dijo Manuel Bedoya, líder de los pescadores artesanales, uno de los sectores donde más desaparecidos se han presentado.
“Un día se le aparecieron en la casa unos hombres armados. Le mostraron un dedo, que tenía una cicatriz, para que ella lo identificara, pero en medio de su dolor prefirió guardar silencio, aunque sabía que era el dedo de su hijo desaparecido. Ellos al ver que no les daba gusto identificándolo, la violaron entre tres, con la amenaza que si decía algo le mataban al resto de sus hijos”.
La mujer, quien se atrevió a contar la historia cuenta que el caso sucedió en el barrio La Carmelita. Ella, asegura que su amiga tuvo que abandonar su casa por las amenazas de los hombres que desaparecieron a su hijo.
Dice que los tipos al parecer son de la banda ‘los Urabeños’. Esta agrupación llegó hace meses al Puerto para disputarle el poder a ‘la Empresa’, la otra banda criminal que delinquía en Buenaventura.
“Al parecer estos sujetos cuando desaparecen a alguien lo van a tirar al sector contiguo de Gamboa, sobre la vía alterna interna”, agrega.
Los desaparecidos, en un gran porcentaje adolescentes o jóvenes menores de 25 años, están abriendo otra herida más profunda en la guerra que vive el Puerto.
Las estadísticas oficiales no alcanzan a mostrar el drama de muchos hogares de Buenaventura donde además de no saber de sus seres queridos, si viven o mueren, no pueden denunciar, pues el miedo de perder más seres queridos o sus propias vidas, los somete al silencio de la impunidad.
“El miedo es tal que muchas madres prefieren guardarse el luto, pues algunas de ellas saben que detrás de una desaparición hay un cadáver, un desmembrado, una amenaza latente, se calla o se mueren todos”, dijo Manuel Bedoya, líder de los pescadores artesanales, uno de los sectores donde más desaparecidos se han presentado.
El dirigente gremial, quien es de los pocos que se atreve a hablar, denuncia que muchos pescadores han sido asesinados por robarles sus equipos de pesca y el producto de su jornada diaria. “El año pasado mataron siete y desaparecieron 13, la justicia no opera, además si las familias de los asesinados ponen la demanda son amenazados de muerte sin que las autoridades puedan hacer algo”, indica Bedoya en una denuncia presentada ante organismos internacionales.
El propio obispo monseñor Héctor Epalza había denunciado que en el Puerto existían casas donde “picaban” personas.
Aunque nadie da cuenta real del número de desaparecidos, algunos organismos no gubernamentales dicen que han sido 35; otros hablan de 80.
El año pasado la Personería solamente recibió la denuncia de 39 casos. Este año la cifra es de seis.
Fabio Cardozo, consejero de paz del Valle, precisó que es un tema preocupante. El funcionario acudió a una reunión el martes pasado con la Defensoría Regional del Pueblo en el Puerto para hablar con las autoridades locales de este tema. “Las alertas tempranas se mantienen y habrá que seguir insistiendo en la protección de la población civil”, dijo Cardozo.
Para el personero delegado de los Derechos Humanos en Buenaventura, Mauricio Aguirre, la situación de desaparecidos es muy delicada. “Las alertas tempranas están prendidas por el recrudecimiento de la violencia, las desapariciones y sobre todo el reclutamiento de menores, situación que nos tiene altamente preocupados”, precisa Aguirre.
“Tenemos documentados quince casos con denuncias de jóvenes que han sido invitados, presionados para ingresar a estos grupos al margen de la ley, y por su rechazo están siendo víctimas de amenazas”, señala el Personero.
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