Por confrontaciones armadas desplazamiento forzado
Hace menos de una hora, más de 50 familias abandonaron el caserío de El Mango, ubicado a 20 minutos del municipio de Argelia; luego de la confrontación entre la guerrilla de las FARC-EP y las unidades policiales.
A eso de las 8:30 a.m. la base policial fue blanco de un ataque guerrillero y posteriormente se iniciaron enfrentamientos.
De acuerdo con la información las unidades policiales tienen su estación en medio de los civiles en la propiedad de la familia Montilla y mantienen un control y presencia permanente en el barrio El Jardín en 10 viviendas donde se encuentran atrincherados los efectivos regulares.
Las familias campesinas se desplazaron hacia la zona del Bujio, La Primavera y la cabecera municipal de Argelia.
Los pobladores temen que estos enfrentamientos se repitan.
A pesar que la comunidad ha insistido en la necesidad que el puesto policial y labor de la fuerza pública se distinga de los espacios de habitación de los civiles estos se han negado a vivir fuera del poblado.
El ataque y la confrontación de hoy dejó en evidencia la necesidad de aplicación de los principios del derecho humanitario respecto a la distinción entre civiles y militares. No es ni ha sido la primera confrontación que ocurre dejando en riesgo a los civiles.
Se conoció igualmente que en cercanías al parque central del caserío de El Mango la guerrilla instaló una moto cargada de explosivos.
En la región opera el ejército nacional con la brigada 29 dependiente del batallón José Hilario López.
Dentro de los habitantes en El Mango se encuentran beneficiarios de Medidas Cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Estos pobladores que no han logrado tener garantías para su retorno y dada la incapacidad del Estado para dar respuesta humanitaria a su condición se ven obligados a regresar para lograr sembrar y cosechar alimentos para sus familias que habitan fuera de El Mango.
La comunidad manifestó que urge la aplicación del derecho humanitario ante el riesgo inminente que el poblado quedé desolado.
Bogotá, D.C. 23 de enero de 2013
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz