Polémica por vía en Tapón del Darién
Por: Redacción Política – Diario el Espectador
Los ambientalistas insisten en que esta zona tiene un valor único en el mundo.
El presidente Álvaro Uribe volvió a poner el dedo sobre la llaga al insistir en la necesidad de comunicar a Colombia y a Panamá con la continuidad de la Carretera Panamericana, detenida hace dos décadas en el Tapón del Darién. Se revive así una histórica polémica entre quienes dicen que la construcción de la vía generaría un daño ambiental incalculable y quienes, como el Primer Mandatario, insisten en que donde no hay caminos de comunicación las zonas terminan siendo exclusivas de “bandidos y delincuentes”.
Aunque los gobiernos panameños han rechazado el proyecto de infraestructura por considerarlo un riesgo debido al eventual ingreso de colombianos indocumentados a su país, Uribe se atrevió a decirles, el miércoles pasado en visita a su propio territorio: “Me da mucha tristeza que mi generación vaya a llegar a la hora postrera y que esa carretera no esté abierta. Se los digo con todo corazón… Desde el punto de vista ambiental me preocupa muchísimo no tener manera de que toda la gente sensibilizada del cuidado ambiental acceda a esos tesoros”. Según el Primer Mandatario, “los bandidos nunca han tenido fronteras. Me preocupa que si no tenemos mejores sistemas de comunicación, los únicos perjudicados van a ser los ciudadanos de bien”.
Según los analistas del conflicto, la caracterización de la región del Darién y del Urabá chocoano es de zonas estratégicas para el tránsito de narcotráfico y armamento, además de ser vía marítima directa al golfo de Urabá. De allí el interés de las Farc de hacerse al control de la zona.
Aseguran que el deseo de la guerrilla es establecer un “corredor de tránsito” a lo largo de toda la región, que los enlazaría con el interior del país. Así las cosas, la presencia de las Farc en la región ha aumentado junto con la cantidad de cultivos. Los frentes 5, 30, 34 y 57 operan allí.
Los primeros en oponerse a la idea de retomar la obra son los ambientalistas, para quienes la mejor manera de acceder a “esos tesoros” no es con la construcción de una carretera que, según ellos, le abre la puerta a la explotación descontrolada de los recursos naturales. De acuerdo con Natalia Arango, coordinadora estratégica de áreas protegidas The Nature Conservancy, el Tapón del Darién es la región más lluviosa del país y tiene especies como el árbol Cativo, muy difícil de encontrar en el planeta. “Es una zona única en el mundo porque es el punto donde confluye la biodiversidad de Norteamérica, Centroamérica y Suramérica. Hay especies que si se extinguen se pierden para toda la humanidad. Dañarlo es de lo más grave que le puede pasar al mundo”, dijo.
Alfredo Molano, escritor de El Tapón del Darién. Diario de una travesía, consideró que el único interés del Gobierno al proponer la continuidad de la vía Panamericana es valorizar las tierras, pero confía en que Panamá no le jalará a la iniciativa porque “prefiere evitar una invasión de colombianos y los daños en la ecología”. Además cree que las acciones ambientalistas impedirán consolidar el proyecto.
Molano recordó que desde los años 30 se planteó la posibilidad de unir a las Américas por tierra, propuesta que quedó paralizada básicamente por dos razones: el terreno pantanoso y la aparición de la aftosa, enfermedad del ganado, que generó temor de contagio en los ganaderos del norte.
Lo que está sucediendo ahora es interpretado por Molano como la consolidación de “un proyecto paisa” de inundar el Darién de palma africana, apropiarse del Chocó y convertirlo en una colonia, mientras Medellín sería la metrópolis: “La gente piensa que eso es selva espesa, pero en realidad lo que tenemos es un lugar similar a La Dorada (Caldas): fincas de pasto artificial con cercas eléctricas y grandes ganaderías. Y todas esas fincas en el Darién son de los paramilitares, como en Unguía (Chocó) donde desplazaron a los indígenas”, concluyó Molano.
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