Persiste control y represión de tipo paramilitar Asesinado poblador del alto Ariari
Entre la presencia policial y militar en los límites de la extinta zona de distensión, aumentada significativamente, en el Alto Ariari desde enero del 2002, se consolida y extiende la estrategia de control y de represión de tipo paramilitar en el municipio de El Castillo.
Hoy al cumplirse el 15 de mayo pasado, un año de la incursión militar encubierta a la cabecera corregimental de Medellín del Ariari, precedido de amenazas, y consolidada a través de reuniones comunitarias, bloqueo económico, puesto de control y de retenes, de asesinatos y de desapariciones forzosas, ofensivas armadas y saqueos, que han originado el desplazamiento de más de 750 familias de toda el Ariari, persiste la actuación de tipo militar encubierto combinado con actuaciones regulares del Batallón 21 Vargas.
Los cascos urbanos del municipio de El Castillo, Medellín del Ariari, El Dorado y en general todos, desde la capital del departamento del Meta, Villavicencio pasando por Acacías, Cumaral, Puerto Gaitán, Granada, Puerto López se encuentran bajo el dominio de las estructuras armadas encubiertas, que luego de actuaciones públicas en sus incursiones allanan el camino a la presencia regular de la Fuerza Pública, donde a través de una misma estrategia combinan formas de operación militar contrainsurgente, destinadas fundamentalmente contra la población civil.
° Domingo 4 de mayo, el señor HÉCTOR JAIR LONDOÑO BERMÚDEZ, de 27 años de edad, habitante de la vereda alto Cumaral, municipio El Dorado, ubicado en límites con el casco urbano del municipio de El Castillo, salió de su casa al municipio de El Dorado para abordar un servicio público hacia el municipio de Acacias.
HECTOR fue retenido en El Dorado por un grupo de “civiles” armados dentro de la estrategia militar encubierta de tipo paramilitar bajo el nombre de las AUCC, al mando de un Comandante llamado “Julián”, y fue llevado la vereda San José.
° Jueves 9 de mayo, hacia las 15:00 horas, la familia de HECTOR fue avisada de su asesinato, al parecer en el punto conocido como Puerto Unión, en horas de la mañana.
Los armados acusaron a HECTOR de estar vinculados con la guerrilla y de guardar armas para la guerrilla. HECTOR sufría de retardos mentales.
“ Viernes 10 de mayo, el cadáver de HECTOR fue recogido por sus familiares. Varios de sus familiares fueron intimidados y amenazados por miembros de las estructuras militares encubiertas.
Bajo el pretexto de la persecución a la guerrilla de las FARC EP, la estrategia militar de tipo encubierto continúa perpetrando crímenes como el de HECTOR, varias personas más durante estos días han sido asesinadas, pero todo sucede en este escenario de terror, con la absoluta seguridad de que nada se va a saber. Las autoridades civiles, guardan absoluto silencio y mutismo, mientras los “civiles” armados de la estrategia paramilitar se movilizan con plena libertad, quizás delante de sus futuras víctimas, al lado de unidades militares y policiales.
Hoy el terror es la base de la “Paz”, propuestas de paz de la sociedad civil reconocidas nacional e internacionalmente a través del Premio Nacional de Paz que fue otorgado recientemente a los municipios del Alto Ariari, ocultando mediáticamente la estrategia criminal que genera nuevas víctimas, muchas de ellas anónimas, muchas de ellas sin nombres públicos, porque el silencio se asegura sobre el terror y los crímenes se hace perfectos, gracias a la Impunidad.
Se extiende, se consolida, se cualifica la estrategia paramilitar que en la región del Alto Ariari. Se pasa de la fase de lo militar –paramilitarismo- a la fase de paraestado a través de la estrategia de Seguridad Democrática y Estado Comunitario. Los retornos de centenares de familias reciben como única posibilidad y oferta institucional su vinculación a la estrategia de control y de seguridad del Estado, negando el derecho a la inmunidad y al principio de distinción.
Bogotá, mayo 17 de 2003
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz