Peregrinación macroecuménica

(Bogotá, 5 de agosto de 2005)

Veinte delegados de los Estados Unidos , Canadá y Europa y 120 delegados de diferentes experiencias nacionales de resistencia civil popular, organismos humanitarios de iglesias y derechos humanos, se encuentra en las Zonas Humanitarias del Jiguamiandó, en el bajo Atrato, departamento del Chocó, Nor occidente de Colombia frontera con Panamá, en donde los afrodescendientes y mestizos que allí habitan se encuentran desarrollando una propuesta en Defensa de la Vida y del Territorio, ante las sistemáticas violaciones de Derechos Humanos por ellos sufridas y la destrucción de la biodiversidad afectado por la siembra ilegal de palma aceitera en propiedad Colectiva titulada por ley 70 de comunidades negras y en predios individuales de reforma Agraria en el Curvaradó.


Desde el 4 y hasta el 7 de agosto, por invitación de las comunidades que habitan en el Territorio Colectivo se realiza la Peregrinación Eco- Evangélica como expresión de apoyo ético a las familias y comunidades que desarrollan una iniciativa de defensa de la vida y de la biodiversidad del patrimonio de la humanidad. Dentro de las actividades previstas en esta jornada que cuenta con la presencia de delegados de comunidades que participan en la Red de Alternativas a la Impunidad y la Globalización Excluyente, la Red Ecuménica y la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, se encuentran el desarrollo de actividades de ecoturismo, la siembra de árboles, la celebración de la memoria de más de 110 víctimas debido a las actuaciones militares de la Brigada XVII en conjunto con la estrategia paramilitar y las de graves infracciones al Derecho Humanitario, así, como la censura ética a las actuaciones privadas que destruyen el patrimonio de la humanidad argumentando falsos beneficios económicos a la humanidad.

La caminata de creyentes y de humanistas en las Zonas Humanitarias de “Bella Flor Remacho”, “Nueva Esperanza” y “Pueblo Nuevo” estàn desde hoy a travès del reconocimiento de la belleza y la biodiversidad, constatado en los testimonios de las víctimas de la violencia, la relaciòn de esta con la siembra de palma. En la regiòn los sistemáticos desplazamientos de la población civil desde el 2001 de los poblados de Curvaradó y los atropellos sufridos desde enero de 2003 con los afrodescendientes del Jiguamiandó coinciden con la siembra de palma aceitera, custodiada en muchas ocasiones por efectivos regulares o por las estructuras paramilitares. La Peregrinación Eco Evangèlica està recorriendo los caminos de las propuestas humanitarias y las iniciativas de la población afrodescendiente en defensa del patrimonio de la humanidad

Desde el 2001, las comunidades y la Comisión de Justicia y Paz elevaron las primeras denuncia sobre la situación que padecen los pueblos afrodescendientes por la violencia socio política y la posterior deforestación y siembra de palma aceitera. Solamente en febrero y octubre de 2004, el gobierno nacional accedió a adelantar una comisión al terreno en el que se constató la ilegalidad de la siembra. En octubre, se realizó una comisión técnica en cuyo informe la institución del Gobierno INCODER reconoció que el 95% de la Palma se encuentra sembrada de manera ilegal en los territorios colectivos de las comunidades, que se prepara un siembra de cerca de 22.121 hectáreas (44.000) acres y la adecuación de 4.010 hectáreas ( 8.000 acres) para ganadería y que en un intento de legalización de esa actividad ilícita, han adelantado contratos de compraventa de mejoras, contratos de usufructo y compra de algunos territorios con títulos individuales, todos ellos de manera ilegal pues desconocen los procedimientos de la ley 70 de comunidades negras y la ley de adjudicación de predios individuales.

El informe de INCODER reconoció el impacto ambiental por la construcción de vías, canales de drenaje, tala de bosques y aprovechamiento de fuentes de agua. Según ingenieros forestales que participaron de una de las verificaciones, se calculó el área en la que se han construido vías en 20,25 Ha teniendo en cuenta el ancho de las vías de 5,5 m y longitud de 36. 819 m. En el caso de las zanjas de drenaje el área se calculó entre 138,6 Ha y 184,8 Ha, con base en que las zanjas de drenaje presentan en general un ancho de 2,0 m y frecuencia promedio entre 150 m y 200 m. Para la construcción de las zanjas se removieron entre 2`772333 y 3`696444 m3 de tierra. (Informe Interno de Justicia y Paz).

Los bosques y animales han sido destruidos. Se han perdido 39 especies de árboles maderables, 15 de árboles frutales, 11 especies que utilizamos para la construcción, 5 especies que utilizamos como colorantes, 8 especies medicinales 64 especies de fauna que no aprovechamos directamente y 28 especies de fauna comestibles, para un total de 170 especies de las que mas conocemos. Toda esa riqueza ha sido destruida para meter una sola especie, la palma aceitera.

En el citado texto, la institución gubernamental requirió a las instancias del Estado detener de inmediato el avance de las siembras de palma, lo mismo ha hecho en comunicado público la Defensoría del Pueblo del 8 de abril de 2005, recordando además, que en el 2003 los paramilitares amedrentaban a los miembros de las comunidades y los presionaban a la siembra de este monocultivo. Durante este semestre se ha expedido la Directiva 8 del Procurador General de la Nación, la Resolución de la Defensoría del Pueblo y la Resolución de Codechocó a fin de suspender inmediatamente la siembra de palma, y a través de los organismos de control la protección a la vida e integridad de los afrodescendientes.

El 14 de marzo de este año, en la Audiencia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos el Gobierno Nacional a través de la Vice Presidencia de la República expresó que, la situación causada por la Palma se resolvía de manera interna, que no se requería de la intervención de la Corte, que el Gobierno solicitaría a los empresarios cesar la siembra y que se definirían mecanismos de solución al problema. Sin embargo, las amenazas persisten, tanto como la deforestación y la siembra de palma.

La caminata de 150 creyentes y humanistas en las Zonas Humanitarias de “Bella Flor Remacho”, “Nueva Esperanza” y “Pueblo Nuevo”, desde el día de ayer a través del reconocimiento de la belleza y la biodiversidad, están constatando en los testimonios de las víctimas de la violencia política, la relación de esta siembra de palma con las violaciones de a los derechos humanos que han padecido. En la región, los sistemáticos desplazamientos de la población civil desde el 2001 de los pobladores de Curvaradó y los atropellos sufridos en enero de 2003 con los afrodescendientes del Jiguamiandó coinciden con la implementación de los cultivos de palma aceitera, custodiada en muchas ocasiones por efectivos militares regulares o por las estructuras paramilitares. La peregrinación eco – evangélica está recorriendo los caminos de las propuestas humanitarias y las iniciativas de la población afrodescendiente en defensa del patrimonio de la humanidad.

La Peregrinación es una caminada de esperanza, un signo de solidaridad y de expresión de fe en las afirmaciones que las comunidades realizan en un contexto signado por la paraestatización del país, la impunidad y la proyección del progreso teñido de sangre, de mentira y de exclusión.

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz