Peregrinación entre la biodiversidad, la destrucción y las resistencias
Memoria
Peregrinación entre la biodiversidad, la destrucción y las resistencias
CURVARADO- JIGUAMIANDO –CACARICA
10 AÑOS DE LA OPERACIÓN GÉNESIS
15 al 17 de febrero de 2007.
Fueron 12 días de encuentros afrodescendientes, indígenas, mestizos con los hombres y mujeres de 19 países de Europa y Norteamérica y cerca de 100 organizaciones del mundo. Fue un encuentro tensionante entre la exuberante biodiversidad y el arrasamiento actual y futuro por el monocultivo de palma en el Curvaradó y Cacarica, plátano en Cacarica y por la extracción minera en el Jiguamiandó.
Se pisaron los rastros frescos de la destrucción militar-paramilitar, se descubrieron fosas comunes, se observaron huesos alrededor de las plantaciones de palma. Se percibió también el vigor de las resistencia frente a la barbarie en los hombres y mujeres de las zonas humanitarias del Curvaradó, Jiguamiandó, Cacarica y en la comunidad indígena de Join Poboor. Se apreció el inmenso valor de lo diverso en la presencia de decenas de delegados de los pueblos indígenas del Bajo Atrato y el sur del continente. Se constató la fuerte militarización de las áreas cercanas a las zonas humanitarias y la sorprendente cercanía entre unidades militares y reconocidos paramilitares del Bloque Elmer Cárdenas ya “desmovilizado” en torno a las plantaciones de Plátano de Multifruits en la Balsa.
Ríos cristalinos dejaron sus huellas en los pies de los peregrinos, en la memoria de los marchantes la frondosidad de los árboles, la diversidad de insectos, el multicolor de las flores, el fresco del aire. Con esa memoria, también la de Marino López en el recuerdo, a los 10 años de su asesinato brutal, durante la Operación Génesis realizada por la Brigada 17 del Ejército de Colombia. Su dignificación en el sepelio de sus restos en el lugar en que habitó y habitan sus seres queridos. Días en que varios miembros de la Comisión Ética Internacional se unieron a los pasos de todos hasta el 26 de febrero en que se lanzó públicamente en el Cacarica esta apuesta por la memoria, la verdad y la justicia.
El calor, la sed, los mosquitos fueron solo ingredientes de esta conmemoración que terminó con la audiencia sobre Biodiversidad del Tribunal Permanente de los pueblos, allá, en las zonas humanitarias del Cacarica, en donde los pueblos del mundo se encontraron y fueron sujetos del derecho de los pueblos. Allá donde se pudo apreciar de primera mano el contenido de la destrucción ambiental, de la agresión militar, del dolor de las víctimas, pero también de la esperanza en estas pequeñas resistencias que se niegan a aceptar que la muerte de la naturaleza y de los hombres y mujeres sea la última palabra de la que se tenga recuerdo en el futuro.
A partir de hoy hacemos entrega día por día de la crónica de las peregrinaciones.
Día Primero 15 de febrero de 2007: ZONA DE BIODIVERSIDAD DE CETINO- ZONA HUMANITARIA CAÑO ANDALUCIA-CAÑO CLARO. Ingreso Mutatá-Pavarandó- Llano Rico
Por Comisión Intereclesial de Justicia y Paz
A las 8:00 de la mañana de ese día, 120 marchantes peregrinos de Francia, Italia, Alemania, Inglaterra, España, Canadá, Estados Unidos, Chat-Africa, Brasil, Chile, Argentina y Colombia emprendieron en dos grandes buses, el camino por tierra, vía Mutatá –Pavarandó hasta la zona de Biodiversidad de Cetino, Curvaradó y la zona humanitaria de Andalucía-Caño Claro.
Cerca de Pavarandó la memoria de las comunidades que acompañaban recordó que en el puente colgante del Río Sucio, muchos afrodescendientes, indígenas y campesinos, fueron víctimas de los paramilitares “mochacabezas” que herían los cuerpos con machetes afilados y los arrojaban por la corriente del río hasta desaparecerlos. Estos episodios los vivieron en los años 1996 y 1997. Ya en Mutatá, en el mismo lugar en que en abril del 2006 fueron retenidos por civiles armados de la estrategia paramilitar los campesinos que regresaban a la zona humanitaria de Andalucía-Caño Claro, los vehículos fueron retenidos, esta vez por efectivos de la policía de Urabá que han montado una base permanente en el lugar, mientras el Ejército acampa, también de manera permanente en el caserío.
El oficial de la policía de apellido BURGOS quien comanda la base de Mutatá, hizo que los voceros de la caminata-peregrinación se acercaran a conversar: “¿De dónde vienen, de qué organizaciones son, quién es el líder? Hace poco entró una delegación de Asturias ¿Cómo les fue a ellos? Les habíamos advertido que la situación estaba complicada, que no se garantizaba nada. A ustedes también les decimos que la situación es delicada, tengan cuidado, hay riesgo, la situación no está fácil, los grupos de extrema derecha y de extrema izquierda andan por ahí”. Al preguntar el por qué de la advertencia sobre los grupos de ultraderecha si ya estaban desmovilizados, el agente de la fuerza pública respondió: “algunos volvieron a tomar las armas y otros nunca se desmovilizaron, tengan cuidado, nosotros vamos a estar pendientes”.
Mientras se avanzaba a Llano Rico, por dos caminos se veían transitar los corozos de la palma, fruto de la ilegalidad, hasta la planta extractora de Mutatá. A esta altura del peregrinar, ya se observaban a lado y lado de la vía palmas de diferentes tamaños interrumpidas por pequeñas parcelas, que según una anciana que fue recogida por uno de los buses: “estas parcelas nos las prestaron a nosotros con el compromiso de que sepamos que no son de nosotros, es para que hagamos unas cosechas, pertenecen a un señor Castaño, antes decían que a Pablo Escobar”.
A las 2:00 p.m. llegaron todas las delegaciones nacionales e internacionales a la finca de la familia de los Rentería, donde la empresa Urapalma tenía el vivero y ocupó ilegalmente 150 ha reconocidas por las resolución del 2000 del Incora, como parte del título colectivo y reconocidas en tres títulos individuales a favor de la familia. Ya desde julio del 2006, las familias venciendo el miedo, decidieron recuperar 30 Ha. constituyendo así la primera zona de biodiversidad del Curvaradó.
Uno de los afrodescendientes tomó la palabra para leer el orden del día: “presentación de las delegaciones, presentación de la familia Rentería, presentación de la zona de biodiversidad, testimonio de un hijo de uno de los propietarios de la tierra quien fue asesinado, siembra de 10 semillas, presentación de las vallas de la Zona de Biodiversidad”.
Cada uno los puntos se desarrollaron. Mas de dos horas de presentación de delegaciones, el corte para el almuerzo y los testimonios: “a mi papá lo mataron por quedarse con esta tierra, le hicieron un montaje, lo montaron en una moto y lo asesinaron, en el momento en que estaba el ejército muy cerca”. Otro de los jóvenes de la familia confesó sus miedos e hizo pública su decisión de resistir por la tierra hasta lo ultimo: “Yo le decía a mi papá que dejara de reclamar estas tierras, que lo iban a terminar matando como a mi tío. Y mírenme a mi, ahora, dispuesto a que me maten por recuperar lo que es de nosotros”. Otra de las jóvenes de la familia, habló del significado para ellas y ellos de la tierra: “es madre, es vida, es comida, es agua, es aire que la despeina, es naturaleza, es nosotros”. Comentaron que estuvieron decididos a tumbar la palma que hay sembrada en la finca, pero que prefieren esperar un poco mas para ver si por fin el Estado cumple con la promesa de devolver las tierras.
Después, la invitación a sembrar 10 semillas, uno por cada año de desplazamiento, “como un ejemplo de lo que vamos a sembrar para nuestra sobrevivencia en vez de la palma, queremos que 10 internacionales las siembren para que sean los padrinos y las madrinas de esta nueva cosecha que estamos empezando, para que nos ayuden a protegerla y a protegernos a todas y todos”. Coco, caña, yuca, ñame, aguacate, papaya, arroz, mango, plátano y maíz inauguraron las nuevas siembras, cuidadas por una familia. En el fondo una casa de dos plantas construidas por los palmeros sobre las ruinas de una de las viviendas de los Rentaría, que nuevamente ha sido recuperada por los verdaderos propietarios.
Hacia las 5:00 de la tarde cada uno de los textos de las vallas que delimitarían la zona de biodiversidad con su letra de campesinos, fue mostrada a todas y todos los/as peregrinos/as y se emprendió el camino para la instalación en medio de las tupidas plantaciones de palma que han invadido su propiedad y que dejan ver pequeños letreros de “Agropalma – Urapalma”. Su verdad, la de las víctimas, soportadas con títulos individuales y colectivos, contra la imposición de hecho de los victimarios y la complicidad oficial que no ha hecho nada efectivo para la restitución de su tierra. En la orilla de la carretera la familia Rentería mostró a los peregrinos la extensión de su propiedad, toda sembrada en palma. Allí se colocó la valla en la que se lee “Zona de biodiversidad comunidad de Cetino. Todos luchamos por lo nuestro: la tierra. Familia Rentería Mosquera”.
Se continuó el peregrinar por espacio de una hora hasta la zona humanitaria de Andalucía Caño-Claro, donde un año atrás un grupo de familias recuperó 7 hectáreas de las tierras que estaban sembradas de palma aceitera en la propiedad de Enrique Petro y constituyó una Zona Humanitaria en medio de las plantaciones. De nuevo el paisaje al lado y lado de la vía fue el monótono verde de la palma aceitera, hasta llegar a un pequeño oasis de mas de 7 hectáreas identificado con la valla en la que se lee: Zona Humanitaria. Caño Claro-Curvaradó protegida por Medidas provisionales de la CIDH.
Luego de la instalación de las carpas, en horas de la noche, la comunidad que habita la Zona Humanitaria hizo su presentación. El fuego de su dignidad ardió con el de la fogata que se mantuvo viva hasta las diez de la noche, mientras los niños y las niñas cantaban a su proceso y los/as delegados/as internacionales interpretaban canciones que daban cuenta de su origen. Los diversos idiomas no fueron barrera de comunicación porque el gesto solidario hacia de todos un solo pueblo