Pedro Malagon y Elda Milena Malagón Hernandez

Memoria y Justicia

El jueves 20 de Junio 1996, fue asesinado PEDRO MALAGÓN y su hija ELDA MILENA MALAGÓN HERNANDEZ en la ciudad de Villavicencio, departamento del Meta. PEDRO se encontraba en el antejardín de su vivienda en el barrio “El Paraíso”, cuando llegaron un grupo de hombres armados de la estrategia militar encubierta del Batallón 21 Vargas de la Brigada 7 del ejército y dispararon contra él. ELDA MILENA, de 17 años de edad, quiso proteger a su padre abrazándolo y murió en el intento.


pedro_malagon.jpg

PEDRO MALAGÓN, de 60 años de edad, era diputado a la Asamblea Departamental del Meta por la Unión Patriótica, integrante del Comité Cívico de Derechos Humanos del Meta, muchos de cuyos miembros habían sido ya asesinados, y él mismo había recibido numerosas amenazas de muerte y varios atentados, el primero de ellos preparado por Pedro Bárreto, comandante del puesto de policía de Medellín del Ariari junto con paramilitares de Víctor Carranza (11 de febrero de 1987).

PEDRO MALAGÓN, de origen campesino, padeció su primer desplazamiento forzado siendo niño, cuando su familia salió de Viotá (Cundinamarca) hacia la región del Alto Ariari. Vivió en Medellín del Ariari, y desde su juventud empezó a destacarse como líder campesino y comunitario. Posteriormente, en representación del Partido Comunista, fue varias veces concejal de El Castillo y presidente del Concejo Municipal.
Cuatro meses después, el 13 de octubre de 1996, JOSUÉ GIRALDO CARDONA, miembro fundador del Comité Cívico por los Derechos Humanos de Meta, también fue asesinado por un sicario que le atacó cuando jugaba con sus hijas frente a su casa en Villavicencio. Al igual que PEDRO MALAGÓN, JOSUÉ había informado a las autoridades de que se había ofrecido una recompensa por su vida.

En el libro “Ceder es más terrible que la muerte”, escribió Josué:
“En enero de 1996 viajé a Pensilvania (Caldas) para saludar a mis padres y allí fui informado por una persona de mi absoluta confianza, que tiene nexos con la Fuerza Pública, de que tuviese mucho cuidado porque se estaba preparando en la ciudad de Villavicencio un atentado contra mi vida, y conjuntamente contra el compañero Pedro Malagón, diputado de la Unión Patriótica. Yo regresé a Villavicencio a la segunda semana de Enero, prevenido y asustado. A los pocos días empezaron a rondar por mi casa motos y carros sin placas… Me dijeron que los encargados de asesinarme eran Arturo e Ignacio Alape, y “Puntillón”, el hermano de “Rasguño”, con la cobertura del Ejército y de la Policía. Me comuniqué a tas seis de la tarde a Bogotá para denunciar los hechos a la Fiscalía y exigir que enviasen una comisión. Me tocó que pedir un carro de escoltas del DAS y llegue a mi casa escoltado por diez personas. Eso hizo que los sicarios tuviesen que aplazar su plan para otra oportunidad.

“Yo sabía además el sitio donde se alojaban los paramilitares que tenían que atentar contra mí: sabía que tenían una caja con dinamita y tres fusiles R-15; esperaba que la comisión de la Fiscalía llegase de Bogotá para que se hiciese el allanamiento de la vivienda. Desafortunadamente la comisión no bajó esa noche… Yo insistí en que se hiciera el allanamiento porque de todas formas, aunque ya no se encontrasen las armas, los cuatro que allí estaban tenían órdenes de captura… Los paramilitares se percataron de lo que pasaba, porque uno de los funcionarios ‘imprudentemente’ se paseó por el frente de la casa mostrándoles el arma que llevaba. Los sicarios, una vez recibido el aviso, huyeron por la parte de atrás, saltando un muro. Cuando llegó la orden de Bogotá, no encontraron a nadie. Tuvimos una discusión muy fuerte con la Fiscalía, porque además de incompetencia lo que yo percibía con su actuación era complicidad. Ese mismo grupo paramilitar era el encargado de ejecutar a Nelson Vitoria, el representante a la Cámara, y a Pedro Malagón, el diputado por la Unión Patriótica…”
Posteriormente, en el informe de la ZONA 7 del Proyecto Nunca Más, se pudo afirmar que:

“En 1996 el asesinato de Pedro Malagón y su hija Elda Milena Malagón Hernández, el 20 de junio, no solo significaría prácticamente la muerte de la Unión Patriótica en el departamento, también ratificaría, como desde la muerte de Pedro Nel Jiménez en 1986 hasta la muerte de él diez años más tarde, los asesinatos se coordinaron desde las altas estructuras del B-2 de la Séptima Brigada y de la SIJIN de la Policía.

El hecho fue cometido por dos paramilitares que le propinaron tres disparos en el cráneo y a quemarropa, en momentos en que se encontraba en el antejardín de su vivienda, ubicada en el barrio El Paraíso; Elda Milena, de 17 años, murió al tratar de cubrir con su cuerpo a su padre. Los victimarios materiales del doble crimen, quienes huyeron en una motocicleta, fueron contactados por los organismos estatales de inteligencia que operan en el Meta. Según afirmación de uno de ellos, “intelectualmente, quien nos dio la información de donde ubicábamos al doctor Pedro Malagón, y la entrada y la salida todo, fueron personas de la Sijin (..) en Villavicencio y la persona que contactó pues para hacer la cuestión material fue una persona del Ejercito, de la VII Brigada”
Meses antes, por iniciativa de uno de los involucrados, se había tenido conocimiento de que “los que quieren asesinar a don Pedro (Malagón) son gente de la Brigada, coordinada por la gente de la Brigada, (…) y las llamadas amenazantes que le han hecho han salido del B-2”; los planes para acabar con la vida del diputado estaban siendo “coordinados por gente del B-2 de la brigada, coordinados por los de inteligencia del ejército … », entre quienes figuraban el coronel Micán “comandante del B-2 de inteligencia de la brigada”, el coronel Hernández y el sargento González.

… Su escolta personal (de Pedro Malagón), afirmaba que había recibido un ofrecimiento de 10 millones de pesos por parte de un Teniente del B-2 del Ejército Nacional (Gilberto Salazar Perdomo), para que permitiera su asesinato”.
Contra Salazar Perdomo, la Procuraduría Provincial del Meta profirió fallo de primera instancia el 25 de marzo de 1999 imponiéndole como sanción 10 días de salario básico mensual para la época de los hechos, la cual fue confirmada el 18 de mayo de 1999. El 27 de enero de 2000 fue archivado definitivamente el expediente.

Desde finales de 1994, el grupo paramilitar ‘Serpiente Negra’ desató en el departamento del Meta una ofensiva contra la población de la región del Alto Ariari y contra el Comité Cívico de Derechos Humanos del Meta, el cual fue desterrado de la región en febrero de 1995, y todos sus miembros amenazados de muerte. Varios miembros del Batallón de Infantería Nº 21 “Vargas”, acantonado en la región, han sido asociados a distintas acciones del grupo Serpiente Negra. Víctor Carranza Niño, conocido negociante de esmeraldas y señalado reiteradamente como narcotraficante por distintas autoridades, lidera el grupo paramilitar. En 1989, el Departamento Administrativo de Seguridad halló fosas clandestinas con varios cadáveres y un centro de entrenamiento de paramilitares en varias haciendas de propiedad de Víctor Carranza, en Puerto López. El Departamento Administrativo de Seguridad hizo público uno de los testimonios que permitió poner al descubierto esa escuela de paramilitares y las fosas comunes.

Dos importantes sicarios, Camilo Góngora Sierra y Camilo Zamora Guzmán, detenidos en Bogotá en 1989, confesaron ante un juzgado haber cometido varios asesinatos de miembros de la Unión Patriótica en el Meta por cuenta de Víctor Carranza y con el apoyo de miembros del batallón Vargas y de la VII Brigada. Pese a ello, Víctor Carranza Niño sigue movilizándose sin ningún tipo de apremios y gozando de protección de numerosas autoridades militares y de policía en la región. Incluso ha sido visto con cierta frecuencia en compañía de miembros de la VII Brigada en la base aérea de Apiay, la que, al parecer, utilizaría desde hace algunos años para sus desplazamientos aéreos”.

Han pasado 11 años y se mantiene en la impunidad el asesinato de PEDRO MALAGÓN y su hija ELDA MILENA, como el de cientos de militantes de la Unión Patriótica en la región del Alto Ariari, como los cientos de crímenes cometidos contra campesinos, lideres agrarios y comunales en el municipio El Castillo. Los más de 200 crímenes cometidos desde el 2002 que originaron el desplazamiento forzado de casi un millar de familias campesinas, algunas de ellas hoy agrupadas en la Comunidad Civil de Vida y Paz, quienes han regresado a la región a una Zona Humanitaria, desde allí afirman el derecho a saber, a la memoria, a la verdad, a la justicia y reparación integral. Por ello,

PEDRO MALAGÓN y ELDA MILENA… en la Memoria

PEDRO MALAGÓN y ELDA MILENA… Sin Olvido

Bogotá D.C., 20 de junio de 2007

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz