Patán de moda
Sería un deleite para los muchachos de la selección que la senadora los ilustrara sobre esa tesis según la cual cuando un varón nos pega es porque nos está educando.
Los señores miembros de la Federación Colombiana de Fútbol acaban de dar un parte de tranquilidad a los millones de hinchas que hay en el país al insinuar, tras bambalinas, que no le van a aceptar la renuncia al Bolillo Gómez como director técnico de la selección de mayores: de ahora en adelante ellos también pueden darles en la jeta a sus mujeres sin que tengan el temor de ser sancionados ni denunciados. Y si corren con suerte, pueden salir hasta reencauchados, como ha sucedido con el Bolillo: la alta consejera para la Mujer, Cristina Plazas, quiere contratarlo para que protagonice una campaña gubernamental en contra del maltrato a la mujer. Me temo que poner al Bolillo en esos menesteres es lo mismo que poner a un cura pederasta a cuidar un internado de niños, pero allá ella.
Sin embargo, ya entrados en gastos, le propongo a la alta consejera que de una vez contrate también al presidente del Partido Conservador, José Darío Salazar. Con el conocimiento que debe haber ganado en el tema de los moteles -un familiar suyo aparece como depositario de la DNE de una casa de lenocinio, incautada a los narcos-, podría serle muy útil al país en el campo de la (doble) moral y las buenas costumbres.
Otra infaltable sería la senadora conservadora Liliana Rendón en representación de la mujer-femenina, que no feminista, según la definición que ella hizo de sí misma en la radio. ¿Y cómo es esa mujer femenina que ella representa? Ah, pues es aquella que se deja pegar en silencio, a sabiendas de que ese es un castigo que se merece, por haber desatado la ira de su amo, como bien lo resaltó en su enjundiosa entrevista con Yamid Amat de la semana pasada. Cuando un hombre le pega a una mujer, “hay que mirar qué desató la reacción”, dijo la senadora. “Hay una conducta que es patología de la mujer, que incita, provoca e induce a reacciones como la del Bolillo”, fue una de sus frases cumbres. Sería un deleite para los muchachos de la selección, los mismos que firmaron la carta en solidaridad con el Bolillo a instancias de Barrabás, su hermano, otra joya de las buenas costumbres y del buen trato, que la senadora fuera a darles una conferencia y los ilustrara un poco más sobre esa tesis según la cual cada vez que un varón nos pega es porque nos está educando y porque quiere hacer de nosotras una mejor mujer.
Más allá del cinismo que suscita este episodio, me ha sorprendido la forma como la Federación ha justificado su decisión. Para ellos, el proceso que venía adelantando el Bolillo al frente de la selección ha sido exitoso y no hay razón para abortarlo por cuenta de un momento de debilidad, que lo llevó a cometer un “error”. Dan a entender que bastante tiene con la perorata que debe padecer en la casa con su mujer, quien lo debe tener entre ojos por haber salido de juerga con otra, para que encima de eso quede en la calle, desempleado. “Eso ya es bastante castigo”, han dicho varios locutores en la radio. Otros se han atrevido a decir que si se acepta la renuncia del Bolillo, eso desmoralizaría a los jugadores y podría afectar incluso el rendimiento de la selección Sub-20. ¿Y la moral de la mujer a la que golpeó el Bolillo a nadie le importa en la Federación?
Con una Federación así, lo más probable es que el Bolillo entre en hombros a la cancha de El Campín, como si fuera el hijo pródigo.
Hay otros que han cerrado sus filas en defensa del director técnico porque piensan que se trata de un linchamiento de la prensa bogotana contra un pobre hombre paisa. Las redes sociales están atravesadas por esas recriminaciones y hasta un político como Sergio Fajardo, a quien yo consideraba más o menos moderno en los temas de género, salió a decir en su blog que el Bolillo no debía renunciar, con el argumento, por cierto bastante cantinflesco, de que si lo hacía “nadie iba a volver a recordar que una de cada tres mujeres en Colombia ha sido víctima de la violencia masculina y que cada cuatro días muere una mujer víctima de la violencia de género”. Con todo respeto, candidato Fajardo: ¿no sería más aleccionador para una sociedad que maltrata a las mujeres que el Bolillo fuera retirado de la selección por haberle pegado a la mujer?
Tal como vamos, a la mujer agredida le va a tocar ofrecerle disculpas al Bolillo y él se va a convertir en el patán de moda.