Palma – paramilitarismo en el Bajo Atrato
El Bajo Atrato considerado patrimonio de la humanidad por la biodiversidad existente en su territorio, se encuentra hoy en absoluto riesgo de que las actuaciones de control empresarial amplíen su radio de deforestación y de destrucción al Jiguamiandó, como sucedió desde el 2001 en el Curvaradó, luego del último desplazamiento colectivo del Curvaradó con posterioridad al desarrollo de la Operación “Génesis” de la Brigada 17 en una acción combinada con la estrategia paramilitar. Las acciones paramilitares en el Jiguamiandó desde el 2003 hasta hoy han precedido la ampliación de la frontera agrícola para la siembra de palma aceitera y la extensión ganadera, las máquinas de empresas palmicultoras custodiadas por unidades militares se encuentran deforestando dentro del Territorio Colectivo del Jiguamiandó, en el sitio conocido como Las Menas y Vijao.
Las decisiones de organismos de control de evitar la destrucción de la identidad de las comunidades con la deforestación y la siembra de palma, no ha sido tenido en cuenta, a lo que se suma, el camino expedito del Incoder con la reglamentación del artículo 52 de la Ley de Comunidades Negras en los que se faculta el desarrollo de mecanismos de privatización del territorio y limitaciones subrepticias a los derechos de las colectivos, disfrazados con la idea de asociaciones comunitarias.
Hoy las condiciones del conflicto armado interno, el desarrollo de una nueva etapa de la estrategia paramilitar que explícitamente, según, VICENTE CASTAÑO se encuentra vinculada con la siembra de palma en la región y al mismo tiempo desarrolla una estrategia de control, que solo es posible por la complicidad de agentes estatales de la Brigada XVII y la Policía de Urabá. Las recientes actuaciones que la guerrilla desplegó sobre campamentos de los empresarios, muestran las debilidades de las políticas de seguridad que se han dirigido contra los pobladores afrodescendientes con detenciones arbitrarias temporales, señalamientos, falsas acusaciones, asesinatos selectivos, torturas en coincidencia con la ampliación de la franja de cultivos del proyecto agroindustrial.
Evidentemente que la rentabilidad comercial de la siembra y después del procesamiento de la Palma y el desarrollo de mecanismos abiertamente ilegales para la apropiación de tierras, la violencia y la adquisición falsa de escrituras, se justifican como mecanismos que legitiman el progreso” y los intereses privados estratégicos en el Bajo Atrato, incluyendo, además del Curvaradó, el Jiguamiandó, al Salaquí y el Cacarica, este último anunciado en reciente reunión con participación de agentes estatales violentos.
Igual nada es ajeno a las políticas internacionales del mercado y los determinados discursos ecologistas. A través del procesamiento de la Palma de Aceite se pretende ofrecer un producto en biodisel que mitiga los daños ecológicos devastadores de otros combustibles, basados en el petróleo, discurso que oculta la destrucción de vidas humanas de afrodescendientes a través de la violencia estatal y paraestatal, sepulta en la impunidad de los Crímenes de Lesa Humanidad y obvia la destrucción del patrimonio de la humanidad.
Adjunto artículo de Iván Cepeda, Alvaro Camacho Guizado, Alvaro Delgado y dos periodistas de la Revista Semana
adjunto_DeVer_193_La_Palma_en_el_Bajo_Atrato.doc
Bogotá, D.C. Agosto 23 de 2005
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ