Orlando Valencia
Detenido, Desaparecido, desde el 15 de octubre de 2005,Hallado Torturado y Asesinado, el 24 de octubre de 2005 Curvaradó – Jiguamiandó, Bajo Atrato Chocoano
Memoria y Justicia
ORLANDO padre de 6 hermosas hijas con su mujer NUBIA. Una de sus hijas no logró ser registrada con su apellido. Esas 7 mujeres, algunas de ellas hasta ahora cruzando el umbral de la inocencia son la esperanza, con la vida, son los sueños del futuro. Sus hijas todas mujeres, dadoras de vida. Su mujer esa ahora la palabra, de breves expresiones con certeza.
ORLANDO de sangre africana, de palabras breves pero certeras, de palabras pero contundentes uno de los líderes de las comunidades afro-descendientes que luchaban por sus derechos colectivos. Ante el gobierno un mes antes de sus asesinato reivindicó el respeto a la titularidad colectiva del Territorio, denunció los problemas medioambientales de las plantaciones de palma africana, exigió el respeto del Estado Colombiano a las Zonas Humanitarias.
ORLANDO exigió públicamente la restitución del Derecho al territorio ante la ocupación ilegal de las tierras colectivas de las comunidades de las cuencas de los ríos Jiguamiandó y Curvaradó con la siembra de palma africana de poderosos sectores económicos que se han beneficiado de la estrategia paramilitar con apoyo, aquiescencia, omisión de la Brigada 17.
ORLANDO ese 15 de octubre hacia las 9 00 a.m. fue detenido por la Policía de Belén de Bajirá, de modo extraño e irregular, cuando viajaba con otros nueve miembros de su comunidad, un abogado de Justicia y Paz y un observador internacional de la organización canadiense Proyecto Acompañamiento y Solidaridad Colombia (PASC). Varios de los testigos observaron cerca de las unidades policiales un vehículo con tres conocidos paramilitares.
Mientras fueron conducidos a la estación policial, los paramilitares se ubicaron enfrente, se reconocieron con las unidades policiales y un empresario se comunicó con el mando de la policía. Hacia 12 30 p.m. cuando los habían dejado en libertad, les siguieron unos paramilitares. Dos de éstos se acercaron a Orlando Valencia en una motocicleta, le obligaron subirse a una motocicleta, mientras intimidaron, amenazaron a los acompañantes. “Vamonos o si no lo pelamos aquí”.
Aunque el asesinato de ORLANDO se produjo ese mismo sábado, sus restos solo fueron hallados, 9 días después el 24 de octubre en el río León con un disparo en la frente y marcas de ataduras en las muñecas.
Desde el 26 de octubre de 2005 se inició el Proceso 2297, la Fiscalía General de la Nación dio inicio a diligencias de indagación preliminar por el punible de Homicidio Agravado; profiriéndose resolución de apertura de la instrucción el día 15 de diciembre de 2005. Las declaraciones de pobladores de la región y vecinos del lugar donde se perpetró el hecho, empezaron a perfilar responsabilidades individuales y móviles del crimen.
El camino de la impunidad no solamente ha eximido la responsabilidad institucional de la Policía, sus estrechos mecanismos de actuación encubierta con el paramilitarismo y el proyecto de palma.
Con base en el caudal probatorio se profieren órdenes de captura, inicialmente contra HERMEN MUÑOZ (conocido con el alias de DIOMEDES) y ALVARO PADILLA MEDINA (El Boxeador) y en forma posterior de JULIO CÉSAR SILVA, reconocidos por varios pobladores como partícipes de la desaparición forzada y posterior homicidio de ORLANDO VALENCIA.
Todos los mencionados fueron privados de la libertad y afectados con medida de aseguramiento – detención preventiva – ALVARO PADILLA MEDINA, aceptó su responsabilidad individual, acogiéndose a la figura legal de la Sentencia Anticipada, que se encuentra pendiente de resolver.
Como mecanismo de la impunidad la policía ha usado el aparato judicial para justificar, si así fuera posible, el crimen. En el expediente, de manera inexplicable, se alimentó con pruebas trasladadas y denuncias recaudadas por la Policía, la tesis de la presunta pertenencia de ORLANDO VALENCIA a la guerrilla de las FARC, razones que adujeron los agentes policiales para justificar una detención arbitraria previa a la desaparición del afrodescendiente. Esa misma versión la arguyeron por repetición sectores eclesiásticos y sectores acríticos de la solidaridad que conocen de oídas la realidad.
A la fecha, no existe ningún agente estatal vinculado ni empresario a pesar de la evidencia de su vinculación en el crimen. Ninguna acción tendiente a establecer la responsabilidad de los empresarios de la palma, cuando en el proceso aparecen claramente identificados como beneficiarios del crimen. Tampoco los que han difamado sobre ORLANDO han reconocido ante sus hijas y esposa y ante la comunidad el daño que han hecho.
Cinco años después, la memoria de ORLANDO gesta vida, anima la esperanza en el retorno al caserío de El Tesoro y en la constitución de las Zonas de Biodiversidad. Hoy la vida sigue siendo esperanza en las niñas de ORLANDO que crecen sin su padre, en el amor a la madre tierra, en el amor a la verdad y a la justicia, herencia que se encuentra en las palabras, la mirada y el rostro de su esposa NUBIA
Bogotá, D.C Octubre 25 de 2010
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz