Operaciones militares tipo paramilitar y presión de palmicultores sobre afrodescendientes y mestizos

“¡Hay de quien amontona lo que no es suyo y se apodera de lo de los demás. Por haber saqueado pueblos numerosos, te saquearán a ti todo el resto de los pueblos, por la sangre del hombre y la violencia de la tierra, al caserío y a todos los que lo habitan” (Habacuc 2, 6b-8)


RESUMEN

Irrespeto a la Zona Humanitaria de “Pueblo Nuevo”, restricciones en su movilización, retenciones, intimidaciones, señalamientos, agresiones verbales, la dejación de un artefacto explosivo y la presencia enfrente de las Zonas Humanitarias son las actuaciones de los efectivos regulares de la Brigada XVII contra los afrodescendientes.

En una confusa operación militar con prácticas similares a la estrategia paramilitar miembros de la Brigada XVII y vestidos de camuflado han ingresado a la Zona Humanitaria de “Pueblo Nuevo” entre el lunes y el martes, pretendiendo definir los códigos de vida de la población respecto a su modo de vestir, amenazando con retaliaciones si hay guerrilla, intimidando y cuestionado la presencia humanitaria de organizaciones no gubernamentales. Enfrente de la Zona Humanitaria “Nueva Esperanza” los niños mientras iban de baño al río Jiguamiandó encontraron un extraño artefacto que fue dejado por los militares en días pasados a su paso por la parte externa del lugar humanitario.

A pesar del desarrollo de la visita preventiva hace menos de 10 días, de los compromisos asumidos por el Gobierno Nacional para que se respeten los derechos de los afrodescendientes, los militares continúan desarrollando una operación militar contra la población civil, no contra blancos legítimos. La operación militar psicológica está generando efectos sobre sus actividades cotidianas, pues el control, los hostigamientos sobre los pobladores está impidiendo la recolección de sus siembras y la caza para su alimentación. Las actividades educativas se encuentran aplazadas y el temor es muy grande debido a las operaciones militares.

Simultáneamente, en Belén de Bajirá durante el día martes, los empresarios de Urapalma han convocado a los afrodescendientes y mestizos que se encuentran allí desplazados a arreglar directamente los problemas que se han presentado con la siembra de palma aceitera.

Los mecanismos de control y de represión son arbitrarios, son excesivos y se conjugan con pretensiones de deslegitimación, de control poblacional y de alimentación de un montaje judicial o militar, el que posibilitará la entrega de los Territorios para la agroindustria, la persecución a la guerrilla el pretexto de toda la actuación.

DETALLES

* Lunes 14 de febrero, a las 10: 20 a.m. ingresaron a la Zona Humanitaria de “Pueblo Nuevo” de la Cuenca del Jiguamiandó, 2 hombres armados con fusiles AK y uniforme camuflado sin distintivos, se presentaron como los comandantes “SIERRA” y “BAJIRA”, quiénes ingresaron al lugar aprovechando la puerta abierta. Mientras los dos armados ingresaban, otro numeroso grupo de uniformados se mantenía del otro lado del río.

Los armados obligaron a los a los afrodescendientes que se encontraban en el lugar a que se reunieran cerca al bailadero, a un menor que tardó en aceptar la orden le manifestaron: “si no se mueve, lo pateamos y lo amarramos”. A los jóvenes que tenían el pelo largo, mientras los presionaban a concentrarse en el lugar, les gritaron: “son maricas o qué, por que tienen ese pelo largo”.

Cuando llegaron al sitio de reunión dijeron a los jóvenes que se debían cortar el pelo, preguntaron por la presencia de la guerrilla, de la existencia de milicianos. Agregaron, que no les iba a pasar nada, que siguieran trabajando, y se acostumbrarán a verlos, “nosotros vamos a seguir viniendo, si vemos alguna relación con la guerrilla, ya saben lo que les pasa. Ah, si hay algún enfermo ellos les pueden dar medicamentos.

Uno de los dos armados se aproximó a uno de los misioneros acompañantes en la parte educativa, integrante de nuestra Comisión de Justicia y Paz, preguntando por su presencia en la Zona Humanitaria, lo insultaron “usted es marica”, a pesar de la exigencia de retirarse del lugar, los armados allí se mantuvieron. Posteriormente, se acercó al joven afrodescendiente del Consejo Comunitario de 17 años JADER BORJA, le solicitaron el número de cédula, preguntaron por los lugares de trabajo y su lugar de nacimiento. Luego de hacer el registro, se dirigió nuevamente al integrante de Justicia y Paz, quién le solicitó a los armados su identificación estos respondieron: “somos soldados del Ejército”, al solicitarles su nombre y rango, omitieron la respuesta y se alejaron del lugar.

Enseguida uno de los armados expresó, “este es muy sospechoso” y volvió a interrogar al integrante de Justicia y Paz “¿Por qué está aquí?” “¿Quién es usted?” “¿Es gringo?”. El otro armado increpa de nuevo a los miembros de la comunidad reunidos: “si nos ven no se asusten que vamos a estar por aquí, ya saben lo que les pasa si se relacionan con la guerrilla”.

Cuando una de las mujeres afrodescendientes le expresó que se retiraran, que su presencia los llenaba de temor, pues desde el 2001 les han asesinado a personas, incluso embarazadas y asesinadas a piedra, uno de los militares expresó: “eso no volverá a pasar”

A las 10:50 a.m. se retiraron de la Zona Humanitaria y se unieron al otro grupo de militares que se encontraba aguas arriba del lado izquierdo.

Los que se presentaron como mandos de este grupo de militares, el apodado “SIERRA” ha sido un reconocido trabajador de fincas en Chigorodó y el apodado “BAJIRA” ha sido visto con unidades militares de la Brigada XVII en el poblado de Brisas, el 27 de enero pasado.

Este mismo día a dos metros de la Zona Humanitaria de “Nueva Esperanza”, los niños observaron un artefacto explosivo por el mismo lugar que han recorrido los militares recientemente.

• Martes 15 de febrero aproximadamente a las 10.20.a.m., a 20 minutos de la Zona Humanitaria de “Pueblo Nuevo”, el afrodescendiente FRANCISCO MENA, fue retenido por uniformados de camuflado con armas largas, cuando se dirigía en su embarcación pequeña aguas arriba del río Jiguamiandó. Al campesino lo hicieron desembarcarse, identificarse, luego de interrogarlo sobre sus actividades, le manifestaron: “nosotros estamos en todas partes, estamos en “Nueva Esperanza”, en “Bella Flor Remacho”, “Vamos a estar aquí, dejen el susto”, “al que corra eso si le pasa algo”. En el lugar se encontraba retenido un campesino LUIS CARLOS CORDOBA , a quien le preguntaron si había visto la guerrilla y manifestaron que ellos permanecerían por allí, que se acostumbraran a verlos.

Entre los uniformados unos se encontraban con insignias de la Brigada XVII, otros sin ningún tipo de identificación.

A las 11.00 a.m. al afrodescendiente ELADIO BLANDON, quien se adelantó en el camino que conduce a la Zona Humanitaria de “Pueblo Nuevo”, a un grupo de 12 campesinos de su comunidad con quienes se encontraba, fue abordado por un grupo de militares mientras este se encontraba sacando unos plátanos de su propiedad familiar. Los militares le preguntaron que si se encontraba solo, quién lo acompañaba. Al responder que no se encontraba solo, los regulares decidieron dejarlo ir.

A las 11:35 .a.m. un grupo de 5 militares, cruzaron el río Jiguamiandó, irrespetaron la Zona Humanitaria se saltaron por encima de los signos distintos de prohibición e identificación del lugar humanitario. Los efectivos regulares, uno de ellos que se identifica como Teniente, se dirigieron a la casa del equipo misionero de Justicia y Paz. Allí al acompañante, el oficial le expresó: “entonces qué? En paz? Quedamos, tranquilos”. Al manifestarle que estaba irrespetando el lugar humanitario y que debía abandonar el sitio este expresó: “Nosotros sabemos que es una Zona Humanitaria, estamos de paso, ya nos vamos”. Otro de los militares, a quién un afrodescendiente le expresó que estaban desconociendo las Medidas Provisionales de la Corte Interamericana, este respondió, “ a nosotros nos han hablado de eso, sabemos que no debemos estar aquí, ahora nos vamos” y dio una vuelta como inspeccionado la casa misionera. El Teniente entre tanto se comunicó por radio, expresando: “777, todo listo”.

Minutos después salieron y volvieron a cruzar el río Jiguamiandó ubicándose en la margen izquierda aguas arriba donde se han instalado desde “Bella Flor Remacho” hasta “Pueblo Nuevo”.

Hacia las 2.20 p.m., otros cuatro uniformados con camuflado irrumpieron a la Zona Humanitaria, saltándose los signos de identificación y los lazos distintivos de prohibición de ingreso, saltaron los lazos.

Los integrantes del Consejo Comunitario y uno de los acompañantes de Justicia y Paz, exigieron salir de ahí y respetar el lugar humanitario, les exigieron el respeto a las Medidas Provisionales de la Corte Interamericana. Uno de ellos quién se ha presentado como el Comandante “SIERRA” sin ningún tipo de identificación en el camuflado, se hizo enfrente de la Casa del Representante del Consejo Mayor, MANUEL DENIS BLANDON, y gritó: “Esto es la Zona Humanitaria”, y volvió a repetir “esto es una zona humanitaria”.

Ese mismo día en Bajirá , en horas de la mañana, propietarios de mejoras y poseedores con títulos individuales cuyas tierras fueron sembradas de manera ilegal con palma aceitera por la empresa Urapalma, recibieron mensajes de los empresarios en los que se les solicitaba participar en una reunión el fin de semana para “arreglar” la situación de sus tierras.

LINEAS DE INTERPRETACION

La política de seguridad gubernamental continúa sosteniéndose sobre las viejas doctrinas del cono sur, que el Presidente Uribe, en sus documentos y expresiones públicas afirma haber superado. La Doctrina de la Seguridad Nacional sigue siendo la línea directriz de las operaciones militares, ellas conciben a la población civil como guerrillera. Los postulados y las prácticas adelantadas por la Brigada XVII que dice haber superado, se confunden con la estrategia paramilitar. Presencias militares y actuaciones, con civiles que ahora son militares, actuaciones con paramilitares, y actuaciones militares sin identificación precisa en su relación con la población civil son la expresión de esa concepción.

Se espera entonces en el nuevo escenario, además de la posibilidad de profundización de los montajes judiciales, el que se introduzca en las zonas humanitarias material de guerra, armas, para acusar a los pobladores de ser guerrilleros, justificar su encierro o su muerte.

La dejación de un artefacto explosivo es parte de esa preparación. Ahora sobrevendrán las preguntas, las dudas. Fue efectivamente el ejército? O eran los pobladores los que ocultaban el artefacto? Empezaran las conjeturas. Y todo con el tiempo pretende destruir, deslegitimar, desestructurar y lograr que la población civil asuma la política de seguridad y el proyecto agroindustrial de palma.

Parece iniciarse un nuevo momento de la actuación militar contra los afrodescendientes y mestizos de los Consejos Comunitarios del Jiguamiandó y familias de Curvaradó, el del control poblacional, el de aterrar para luego seducir, el de intimidar para perdonar. Mientras tanto, se amplia la frontera de seguridad militar para la siembra de palma aceitera y se busca negociar desde el sector empresarial palmicultor con los desplazados violentamente desde el 2001, víctimas al mismo tiempo del desalojo, y la destrucción de las propiedades familiares dentro del Territorio Colectivo.

Un nuevo tiempo ha llegado a los afrodescendientes y mestizos, la nueva etapa del terror seductor, de la deslegitimación y la destrucción de los más sagrado, de aquello en lo que se han sostenido en este 8 años de resistencia civil. Su alma de libertad, sus espacios de libertad están siendo socavados. Ellas y ellos quieren ser sitiados en el Territorio, en el cuerpo y en el alma.


Bogotá, D.C febrero 16 de 2005
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz