Olor a muerte
En el punto más alto del escándalo del DAS, en octubre de 2009, dos detectives fueron asesinados. Lo que se presentó como un accidente trágico ahora toma un rumbo macabro.
El sábado 31 de octubre de 2009 se convirtió en una de las noches más trágicas de la historia reciente del DAS. Dos detectives de esa entidad murieron y otros dos fueron gravemente heridos mientras estaban en una reunión. El hombre que disparó contra ellos fue uno de sus propios compañeros llamado Hernando Caballero. La versión oficial del DAS en su momento afirmó que se trataba de un desafortunado hecho que había sido consecuencia de una borrachera de Caballero, quien frente a un comentario desobligante de alguno de sus amigos sacó su arma y disparó contra todos los que estaban en la fiesta de Halloween que se llevaba a cabo en una finca cerca de Chía, Cundinamarca.
Tras anunciar también que Caballero había intentado suicidarse arrojándose a una chimenea, el DAS afirmó que prestaría toda la colaboración a las autoridades y dejaría a disposición de la Fiscalía al detective que disparó. Sin embargo, un par de días más tarde el hecho quedó en el olvido, y ahora, seis meses después de los acontecimientos, nuevos testimonios y datos sobre lo que ocurrió esa noche tienden un manto de duda sobre la versión oficial del detective borracho que en medio de los tragos le dio por asesinar a sus amigos y compañeros.
Varias cosas llamaron la atención de los investigadores que llegaron la noche del crimen a atender el caso que había sucedido a las 4 de la mañana. Entre los primeros en arribar a la escena había funcionarios adscritos al área de inteligencia del DAS, hecho que causó curiosidad, incluso a sus propios compañeros del área de policía judicial. “Cuando llegamos los de policía judicial, que somos los únicos que legalmente en el DAS tenemos facultades para atender esos casos, nos dimos cuenta de que había gente de inteligencia desde hacía rato en el lugar. También había Policía y Fiscalía pero ni a ellos ni a nosotros nos dejaron entrar durante varias horas -contó a SEMANA un detective del DAS que estuvo en el lugar-. Cuando entramos era evidente que se habían manipulado algunas cosas en la escena”, afirma.
Los muertos, heridos y el agresor pertenecían a un grupo que por los días del crimen estaba en el ojo del huracán dentro del propio DAS. Todos hacían parte de un cuerpo de contrainteligencia especial que, entre sus misiones, tenía como objetivo controlar actividades para detectar posibles acciones de espionaje venezolano en territorio colombiano. Esa era parte de la tarea, aunque durante algún tiempo ese grupo -igual que otros que tenían fines legítimos- fue usado también para espiar a magistrados y políticos colombianos.
A mitad de año, parte de la información que manejaba ese equipo, considerada como de seguridad nacional, se perdió del DAS y en el interior se inició una exhaustiva búsqueda para tratar de recuperarla y averiguar quiénes la sacaron de la entidad. “Para ese momento ya había una cacería de brujas en el DAS a raíz del escándalo de las ‘chuzadas’. Se crearon grupos para saber quiénes estaban contando las cosas y quiénes podían contar más sobre ese tema. La situación interna era muy complicada porque como parte de la cacería de las ‘chuzadas’ había traslados y despidos. A eso se sumó lo del tema de Venezuela, -contó a SEMANA uno de los integrantes de esa unidad, que se salvó de morir la noche de Halloween porque no acudió a la cita-. Varios de los compañeros de ese grupo especial habían optado por contar lo que habían hecho para evitar traslados o despidos injustos. Unos iban a hablar del trabajo que se hacía contra Venezuela a venezolanos. Otros iban a buscar a los fiscales que llevaban el caso de las ‘chuzadas’ para contar lo que sabían. El 29 de octubre el Ministro del Interior de Venezuela salió en televisión y mostró parte de los documentos del DAS sobre Venezuela. Dos días más tarde fue cuando asesinaron a los que iban a declarar”, afirma el funcionario.
Los sobrevivientes de la noche de Halloween fueron celosamente custodiados por el DAS, y ellos, al igual que algunos de sus familiares, prácticamente quedaron aislados por meses, supuestamente por razones de seguridad. Sin embargo, esas muertes tuvieron un efecto intimidatorio dentro de la gran mayoría de detectives del DAS y, paralelamente, terminaron convirténdose en obstáculos de las investigaciones de la Fiscalía sobre las ‘chuzadas’ ilegales de teléfonos. “Después de que matan a dos que iban a hablar, quién se iba a animar a contar algo sobre lo que estaba pasando. El mensaje era muy claro”, dijo a SEMANA uno de los detectives que actualmente son investigados por el caso.
Las muertes de octubre pasado marcaron un punto muy crítico de lo que viene ocurriendo en el DAS en los últimos 15 meses. Las amenazas de muerte a funcionarios y sus familias que intentan acercarse a la Fiscalía para declarar, se han vuelto el pan de cada día. Aunque ya hay denuncias por esos hechos en la Justicia, muchos temen, incluso, denunciar que están siendo víctimas de amenazas. Traslados injustificados y destituciones masivas sin argumentos, también se han convertido en otra forma de advertencia. No menos sorprendente es que a pesar del escándalo que rodea a la entidad se haya creado y fortalecido un grupo llamado Gcoe (Grupo de Contrainteligencia Externa), que reemplazó muchas de las funciones que tenían otras unidades del DAS como el G-3 o el Goni, que fueron las puntas de lanza de los espionajes, ‘chuzadas’, amenazas y seguimientos a magistrados, políticos, periodistas y miembros de ONG, entre otros. Resulta asombroso, por decir lo menos, que integrantes del G-3 y el Goni hayan sido reclutados para hacer parte de otro grupo que, como el Gcoe, está recorriendo los mismos pasos de los que hoy tienen al DAS y al gobierno en el peor de los escándalos. ‘Orión’ o ‘El proyecto X’ son dos de los nombres de las operaciones que ahora adelanta el DAS y que darán mucho de qué hablar, al igual que oscuras maniobras del pasado, como ‘Transmilenio’, que se llevó a cabo contra políticos o magistrados, o ‘Puerto Asís’, cuyos blancos eran periodistas.
A pesar de las amenazas y de la intimidación, en las últimas cinco semanas algunos detectives se han acercado a la Justicia para colaborar con sus testimonios, y eso ha permitido el avance de las investigaciones. Aunque la eventual liquidación del DAS fue planteada por el gobierno hace más de ocho meses, ha sido en el último mes -justo cuando funcionarios claves han manifestado su intención de hablar- cuando más desespero se ha visto por conseguir que el Congreso apruebe el proyecto de ley que al final acabaría con esa institución. “Es muy difícil entregarle facultades al gobierno para liquidar al DAS cuando justamente es este gobierno el que está siendo investigado por ‘chuzar’ y perseguir. Es claro que hay que reformar el DAS, pero eso es algo que no puede hacer este gobierno. Aprobar en este momento la liquidación del DAS es casi ser cómplices de esconder la verdad. No podemos ser solidarios con acciones que como la liquidación en este momento lo que pretenden es esconder unos delitos y evitar que se llegue hasta los responsables y se conozca toda la verdad”, dijo a SEMANA el senador liberal Luis Fernando Velasco.
Por desgracia, no todos son tan optimistas sobre el futuro de las investigaciones. “Le aseguro que lamentable e irónicamente el avance del caso va a terminar, porque como van las cosas aquí va a haber uno o varios muertos como en el Halloween del año pasado, y ahí se vuelve a trancar todo”, afirmó uno de los detectives, que la próxima semana espera buscar a la Fiscalía para hablar.
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