Nunca se había logrado algo similar durante diálogos con las Farc. Hay consensos sobre tierras
En términos de la agenda de paz, lo que el Gobierno y las Farc han logrado en La Habana parece apenas un trabalenguas. Acuerdos sobre el subpunto uno del primer punto de una agenda de 6 puntos y 27 subpuntos.
(Lea: Gobierno y Farc llegan a primeros acuerdos en tierras).
En términos reales, los consensos para recuperar para campesinos sin tierra aquella que por décadas muchos han obtenido ilegalmente, y para actualizar el catastro de tal manera que los que tienen las tierras paguen lo justo por ellas, podrían ser el comienzo del fin del conflicto armado de 50 años con esa guerrilla. (Lea: Se pasó de las aproximaciones a los acuerdos con las Farc: De la Calle).
La tarea es todavía larga, claro. Pero en el acceso desigual y el uso indiscriminado de la tierra, en la improductiva, la gran propiedad y la frontera agrícola –todo esto contenido en el subpunto en el que anunciaron acuerdos–, está el origen de esta guerra. (Vea la bitácora de paz).
Y si bien “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, estosconsensos para una reforma estructural del campo no solo son los primeros del proceso de paz que comenzó hace tres meses –el 19 de noviembre–. Son también los primeros en la historia de intentos para superar el conflicto, desde el presidente Belisario Betancur, hace 28 años.
Incluso si el presidente Juan Manuel Santos y las Farc no firmaran un acuerdo definitivo de paz, las bases de la reforma agraria –cuyos detalles reveló EL TIEMPO el domingo pasado– están quedando echadas en La Habana.
Y serán los soportes del “desarrollo rural profundo” que se pretende para cambiar el destino trágico que ha marcado a Colombia. Aun con las diferencias que persisten frente a la manera de actuar sobre al latifundio legal. Esa es la magnitud de la historia pública de la sexta ronda de conversaciones en Cuba, que terminó el viernes.
La dimensión crece si se tiene en cuenta la historia privada. Un huracán que pasó impetuoso sobre la mesa de paz de La Habana, pero inadvertido en Colombia. Logró provocar el momento más “duro” desde el comienzo de la negociación, y tuvo ausente de los diálogos durante dos días a ‘Iván Márquez’, el jefe de la delegación de las Farc.
Algo que no había pasado.
Protesta con ausencia
El torbellino fue desatado por las palabras del presidente Juan Manuel Santos en el Caguán, donde el 20 de febrero atribuyó a esta guerrilla el “robo” y “despojo”, al Estado y a campesinos, de 500.000 hectáreas. (Lea: Así se adueñaron las Farc de la tierra en el Caguán).
Públicamente, las Farc dejaron pasar un día, el jueves 21. Pero estaban provocadas y ese día ‘Iván Márquez’ no llegó a la mesa de diálogos.
Fue Rodrigo Granda el encargado de notificarle al jefe de los negociadores del Gobierno, Humberto de la Calle, que había “una situación delicada”, que ‘Márquez’ estaba en “consultas” y que no iría al palacio de convenciones del Hotel Palco, donde tienen lugar las conversaciones.
La intervención del jefe máximo de la guerrilla en el proceso de paz, ‘Timochenko’, que dirigió una carta al presidente Santos el viernes 22, hacía presentir la turbulencia en Colombia. “Las actitudes oficiales amenazan con hundir el proceso de paz en un pantano”, le dijo.
Y le agregó: “Creíamos que Santos era sincero al manifestar que soñaba con pasar a la historia como el Presidente que consiguió la paz. Lo mandó a decir de tantas maneras, dio tantas muestras de querer en realidad alcanzarlo, que su comportamiento y sus palabras en San Vicente del Caguán nos han dejado perplejos”.
Pero solo los de la mesa de diálogos en Cuba sentían el verdadero efecto del huracán.
‘Márquez’ tampoco apareció ese viernes 22 de febrero. Nadie quería una crisis, pero la intención del Gobierno estaba clara: hacerles entender a las Farc que un proceso de paz pasa por admitir los errores, por reconocer a las víctimas. En apropiación de tierras o en cualquier otro tema.
Claro está, Santos también hablaba para los críticos de los diálogos, que creen que todo se le perdonará a la guerrilla.
Por eso el mismo sábado dijo que a la firma de la paz se llegaba con acuerdos y “no con cartas”, y que mientras tanto no habría ni “tregua militar” ni “tregua judicial”.
‘Timochenko’, en todo caso, había llamado al Presidente, en su carta, a sacar el proceso del pantano. Y un encuentro a solas entre De la Calle y ‘Márquez’ calmó la tempestad.
Las bases de los primeros acuerdos
1. Un banco de tierras
Ya está determinado que van a este banco entre 400 y 500 mil hectáreas incautadas a narcos. Además, cerca de un 1’000.000 que están en manos de agricultores, comerciantes y ganaderos que corrieron las cerca de manera ilegal, y que se recuperarían mediante 1.100 juicios agrarios, ya en marcha. También, las tierras que se apropiaron algunos con complicidad de funcionarios del Incora y el Incoder. Solo en Antioquia hay 1.000 resoluciones para recuperar entre 30.000 y 40.000 hectáreas.
Asimismo irán al banco tierras las que, aunque adquiridas de buena fe, tienen origen ilegal. En estos casos habrá indemnización.
2. Actualización del catastro
Hace cerca de 40 años no se hace una actualización completa del catastro en el campo y las tierras, subvaloradas, han llevado a un predial injusto. El promedio de pago es del 3 por mil, cuando el techo es de 16 por mil, según la ONU. El poder político de los latifundistas ha sido uno de los obstáculos para la actualización catastral, según un estudio del organismo internacional.
3. Límite a frontera agrícola
Aunque la proporción es todavía parte de la negociación, se cerrará más la frontera agrícola para ponerle fin a la colonización desaforada y al uso inadecuado del suelo. Se trata también de preservar grandes reservas para el futuro.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
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