Nuevos hostigamientos

“ay de ti, devastador, nunca desvastado, saqueador nunca saqueado, devastando todo, te devastarás a ti”. Isaías 33, 1.


RESUMEN

Un nuevo hostigamiento de tipo paramilitar se produjo contra las comunidades afrodescendientes y mestizas del Consejo Comunitario del Jiguamiandó que fueron obligadas a desplazarse internamente dentro de su territorio por quinta ocasión. Unidades paramilitares ametrallaron en repetidas ocasiones desde la margen izquierda del río de Jiguamiandó contra una casa de un habitante de Nueva Esperanza, la que fue impactada, colocando en riesgo la vida de una familia del Consejo Comunitario (27-12-03).

En desarrollo de la política de seguridad “democrática” se produjeron ametrallamientos, lanzamiento de explosivos desde helicópteros oficiales a menos de cinco minutos del nuevo lugar humanitario de la comunidad de Nueva Esperanza, ubicado en la boca del Caño del Hobo por espacio de una hora (22-01-04).

Hacia las 17:25 horas durante cinco minutos se produjo un sobrevuelo muy cerca del lugar de habitación de la comunidad Nueva Esperanza. Desde las 18:20 horas y durante 10 minutos se produjeron cinco ametrallamientos y el lanzamiento de dos artefactos explosivos.

A las 18:50 horas aproximadamente, por un espacio de siete minutos, se produjo un nuevo sobrevuelo de dos helicópteros más cerca del lugar humanitario de Nueva Esperanza, nuevamente se escucharon seis explosiones desde artefactos lanzados desde el aire y una descarga de metralla. En esta segunda actuación aérea se colocó en riesgo mayor a la población pues el ametrallamiento se produjo cerca de la población civil, a una altura no mayor de 400 metros .

DETALLES

º Sábado 27 de diciembre, al promediar el medio día, luego de veinte días de presencia permanente de organismos humanitarios internacionales, de sacerdotes, religiosas y misioneros laicos de nuestra Comisión de Justicia y Paz en las celebraciones de la navidad, cuando estos se encontraban en el sitio conocido como La Larga; se presentó un nuevo hostigamiento de “civiles” armados de la estrategia paramilitar contra pobladores de la comunidad de Nueva Esperanza. Los armados se ubicaron en la margen izquierda del río Jiguamiandó desde donde dispararon en repetidas ocasiones contra la habitación de un poblador de Nueva Esperanza, la que fue impactada y afectada. La acción armada además de la afección de los bienes de la población civil generó riesgos para la vida e integridad personal, causando su desplazamiento dentro del Territorio Colectivo.

º Jueves 22 de enero, hacia las 17:20 horas, el lugar humanitario de la comunidad Nueva Esperanza fue sobrevolado por dos helicópteros, a cinco minutos a pie, de los límites de ese lugar perfectamente identificable desde el aire, se escucharon ráfagas desde las aeronaves de las fuerzas militares. A las 17:26 se escuchó el lanzamiento desde el aire de un artefacto explosivo y nuevas descargas de arma de fuego. A las 17:29 dos nuevos artefactos fueron lanzados desde el aire.

Nuevamente a las 18:20 horas y por espacio de 10 minutos se produjo un nuevo sobrevuelo con cinco ametrallamientos y el lanzamiento de un artefacto explosivo.

Hacia las 18:50 se repite un nuevo sobrevuelo a unos 200 metros de altura del lugar de habitación de “Nueva Esperanza” con tres secuenciales ráfagas de metralleta y el se escucharon 6 explosiones de artefactos lanzados desde el aire a menos de 100 metros del límite visible del sitio humanitario.

A las 19:00 horas terminaron los sobrevuelos.

LINEAS DE INTERPRETACION

De enero a junio del 2003 se produjeron una serie de incursiones de tipo paramilitar a los lugares de habitación de las comunidades afrodescendientes del Jiguamiandó y 9 comunidades del Curbaradó – que se encuentran allí desplazadas internamente – que obligaron al desplazamiento de las comunidades de Puerto Lleras y de Nueva Esperanza.

Son cinco los desplazamientos forzosos sufridos por estas comunidades desde 1.997.
El año anterior se produjeron 5 desapariciones forzosas, 3 asesinatos, 17 incursiones militares de tipo paramilitar mientras se mantuvo el control de circulación de bienes y de personas sobre el río Atrato y por tierra desde Mutatá, Belén de Bajirá, Pavarandó. Ninguna de estas actuaciones fue evitada por las Fuerzas militares de la Brigada XVII o la Policía de Urabá quiénes conocen del accionar armado encubierto de tipo paramilitar, las bases desde las que se ordena y se planean los atentados y los asesinatos y desapariciones. Simultáneamente ha habido presencia de la Fuerza Pública y de los paramilitares en los cascos urbanos de Mutatá, Bajirá, Pavarandó (Antioquia) Carmen del Darién, Riosucio (Chocó) sin que se conozca el cumplimiento de las recomendaciones internacionales de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Ha sido claro que las actuaciones de tipo paramilitar no se han orientado contra la guerrilla de las FARC que hace presencia en el territorio sino contra los pobladores civiles.

Durante el 2004 se presenta esta primera actuación de las fuerzas militares que afectó mediadamente a los pobladores del Consejo Comunitario de “Nueva Esperanza” que se encuentran desarrollando un nuevo intento de reconstrucción de su vida dentro del territorio. El cumplimiento del deber no puede desarrollarse sin precisar con claridad los blancos y objetivos militares. Las actuaciones aéreas con rockets y ametrallamientos no definidos con precisión vulneran los derechos de la población y pueden generar daños irreparables. El uso de la fuerza del Estado contra las guerrillas debe distinguir entre combatientes y no combatientes. Ahí se encuentra uno de los valores de las propuestas humanitarias que han propuesto desde el 2001 al Estado colombiano.

Desde marzo de 2003, el Consejo Comunitario del Jiguamiandó y las 9 comunidades del Curbaradó -desplazadas de su territorio colectivo – se encuentran cobijadas con medidas provisionales resueltas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, las que solo parcialmente han sido respondidas por el gobierno en una atención humanitaria de emergencia.

Hoy la zozobra, el temor a una agresión armada se hace elocuente cuando las actuaciones regulares de la Fuerza Pública se han dirigido sobre el entorno de las comunidad de “Nueva Esperanza”, omitiendo su actuación sobre las estructuras y las bases paramilitares conocidas y reconocidas por autoridades civiles, y los pobladores de la región y sobre objetivos militares legítimos.
Bogotá, D.C. enero 23 de 2004

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ