Novena Razón
comprendemos que la exigencia de garantías para la vida digna de todos y todas, la afirmación de los derechos de los pueblos, la construcción de mecanismos de verdad, justicia y reparación son aspiraciones universales que se arraigan desde las víctimas de las violaciones de los derechos humanos y en las formas de solidaridad que buscan modificar dicha situación.
En ese lugar, de afirmación de los derechos, creyentes no religiosos y creyentes religiosos de distintas confesiones, entre ellos en la fe al estilo de Jesús se encuentran. Unos y otros, sostienen, argumentan, escriben, celebran, afirman, defienden, una espiritualidad de la resistencia en, con y al lado de los empobrecidos, de los excluidos, que afirman sus derechos ante las formas y los mecanismos de la opresión y de la exclusión, dando razón de su esperanza.
Quiénes optan por las víctimas del poder desde las tradiciones de sensibilidad y pensamiento desde la lógica de los pueblos y quiénes optan por una fe al estilo de Jesús o de otras tradiciones de creyentes nos encontramos y nos reconocemos en la construcción de formas de resistencia que posibilitan a corto, a mediano y a largo plazo una sociedad donde la Vida digna de todos sea posible. En las diferencias complementarias entre creyentes y no creyentes, la búsqueda de la consolidación de la dignidad humana de los hombres y mujeres excluidos en una nueva humanidad y de una nueva sociedad, supera los límites inter-religiosos y llevan a explorar las dimensiones macro ecuménicas.
En esta búsqueda, los creyentes han construido modos de ser de las iglesias democráticas, participativas y transformadoras, que afirman su identidad y en la práctica van desarrollando formas de diálogo y relación entre las víctimas que afirman sus derechos, las iglesias y entre los creyentes y no creyentes.