Montaña conspirativa
Todos estamos entretenidos con el drama teatral montado por Colombia en la OEA y con la subsiguiente ruptura de relaciones diplomáticas que ordenó Chávez antes de que bajara el telón.
La sesión continental, celebrada cuando se empeñó el presidente Uribe (jueves 22 de julio), copó la agenda, a partir de ese momento, de prensa, radio y televisión. Apenas previsible. En vista de que las autoridades judiciales tienen decenas de pruebas de la infiltración criminal a que fueron sometidas con micrófonos ocultos y “fuentes humanas”, como llamaba el DAS a sus agentes encubiertos en Corte y Fiscalía, no es absurdo pensar que la obra colombiana se presentó ante los Estados americanos justo cuando la Casa de Nariño necesitaba sustituir una bomba noticiosa por otra.
Para el día siguiente, viernes 23, Félix de Bedout tenía prevista, tal como lo hizo, la publicación de apartes de la declaración del ex director de Inteligencia del DAS, Fernando Tabares, pero la “chiva” periodística pasó a un segundo plano. Increíble, si se considera la situación de grave anormalidad democrática que quedó en evidencia. Como se sabe, Tabares señaló al Jefe de Estado, por primera vez, de ser el gran promotor de la operación de espionaje y persecución que padecieron los miembros de la Corte Suprema, los opositores políticos (Piedad Córdoba, Gustavo Petro), los abogados que, en ejercicio de su profesión, se enfrentaban al Mandatario (Ramiro Bejarano) y los columnistas que aireaban los grandes escándalos del Gobierno (Daniel Coronell).
Revelaciones que hubieran horrorizado a otro pueblo menos negligente y domeñable que éste, pasaron tan inadvertidas que El Tiempo consideró indignas de registro las siguientes afirmaciones: 1.- Por orden del palacio, el DAS le entregó información contra la senadora Córdoba a la consentida de Uribe, la ex congresista Nancy Patricia Gutiérrez, para que ésta usara los datos contra la dirigente liberal en un debate en el parlamento. DAS también recibió de uno de sus espías los “expedientes (de la Corte) requeridos por la Casa de Nariño”, entre ellos, el del proceso que el tribunal tiene abierto contra Gutiérrez. ¿Qué tal la ventaja? 2.- A un fotógrafo que dio rueda de prensa en las instalaciones del DAS en Bucaramanga para denunciar a Yidis Medina por pertenecer a la guerrilla, la dirección de Inteligencia le pagó con dinero de gastos reservados para que hiciera esa sindicación, con el fin de desprestigiar a Medina. 3.- La ex directora de la agencia, María del Pilar Hurtado, ordenó averiguar los bienes que poseían Ramiro Bejarano y su defendido mientras cursaba el proceso de Álvaro Uribe vs. César Julio Valencia (ex presidente de la Corte), para “apoyar la labor que realizaban los abogados defensores del Presidente de la República”.
Lo que ha dicho Tabares no es ni el pico de la montaña conspirativa que se organizó desde la cúpula del Ejecutivo para favorecer a los amigos, o destruir a los enemigos personales de Álvaro Uribe. Encontré, en otros documentos, varias perlas que dejan ver lo que aún no ha salido a la luz. Vaya una: al magistrado Sigifredo Espinosa le asignaron su espía personal. El 5 de agosto de 2008, el agente le informó al DAS que el jurista recibió “el sábado 2, una llamada del fiscal que lleva el caso del senador Mario Uribe” y añadió: “el magistrado le dijo al fiscal… que todas las conversaciones que realizaran, lo harían (sic) por ese medio, pues ese número era el privado y podrían hablar tranquilamente”. Espinosa continúa engañado, así como varios de sus colegas, ahora infiltrados pero por su propia voluntad ¡Y lo que falta por conocerse!
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Cecilia Orozco Tascón