Mentiras y post verdad
La mentira se enraíza en las sociedades actuales. Junto a ella, la post verdad, ‘post truth’, elegida por el Diccionario Oxford como la palabra del año. Ambas se entronizaron en Colombia.
Post verdad se refiere a “circunstancias en las que hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que lo que hacen los llamamientos a emociones y creencias personales”.
De la mentira hay un descubrimiento interesante divulgado hace poco. Decir mentiras pequeñas va desensibilizando el cerebro de modo que cada vez serán más grandes y la persona no siente nada, según el artículo en Nature Neuroscience, que ocupó muchas páginas en los diarios.
Cuando una persona miente para obtener una ventaja, explicó Tali Sharot, autor senior, la amígdala produce un sentimiento negativo que limita el grado al que está presta a mentir. Pero esa respuesta se desvanece a medida que se dicen mentiras.
“Esto puede conducir a una pendiente resbaladiza donde pequeños actos de deshonestidad escalan hasta mentiras significativas”.
La realidad colombiana parece ser prueba.
Zahira Jaser, conferencista de la Universidad de Londres, explicó en The Conversation cómo vivimos en la era de la post verdad, tiempo de mentiras y verdades con declaraciones que pueden no ser verdad, pero se consideran benignas para llamarlas falsas. Y de esa situación se están aprovechando ‘líderes’ apelando a emociones y creencias y no a esos hechos objetivos que cita el Oxford.
Usan tres estrategias: socialización del carisma para llenar el prototipo de líder de los seguidores, y regulan discursos y acciones para ser como ese prototipo.
Se valen de los medios nuevos para agarrar seguidores, ajustando su mensaje según respondan estos.
“Eventualmente una idea que comenzó como una mentira o exageración de la post verdad” se convierte en una verdad específica de grupo aceptada solo por los seguidores de ese líder, cuyo estilo es lucir auténtico solo para ellos.
Y lo importante son los seguidores, no el liderazgo.
Mentiras y post verdad, caras de la realidad que vive Colombia, donde la falsedad se ha ido convirtiendo en verdad irrefutable en contra de los hechos mismos.
Políticos con la amígdala desgastada de decir una mentira peor que la anterior.
Maullido: cobren valorización no para ampliar calles sino para construir parques.
Fuentes: http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/mentiras-y-post-verdad-EB5434143