Masacre en Santo Domingo, Arauca
Memoria y Justicia
Han pasado 9 años desde aquél domingo 13 de diciembre de 1998, cuando fueron asesinados 17 campesinos, entre ellos seis menores de edad, y resultaron heridos cerca de 25 personas más, 9 de ellas niños por unidades de combate conocida como “Palenquero” de la Fuerza Aérea Colombiana FAC, quienes apoyaban al Batallón de Contraguerrilla 36 en la operación “Rayo 2”, con la participación de la compañía estadounidense Air Scan -contratada por la multinacional petrolera Occidental Petroleum Company Oxy y ECOPETROL supuestamente para la vigilancia del oleoducto Caño Limón Coveñas, cuyos pilotos indicaron a los de la Fuerza Aérea Colombiana los lugares en que debían disparar la bombas tipo racimo o cluster, que acabaron con la vida de los campesinos.
Han pasado 9 años y la justicia colombiana dictó sentencia el pasado mes de septiembre, afirmando el Juez 12 penal del Circuito de Bogotá, MARTÍN LEONARDO SUÁREZ que: “la muerte de los pobladores de Santo Domingo, caserío de Tame (Arauca) fue provocada por un error militar durante un combate con las FARC”.
El Juez dictó sentencia por “homicidio culposo”, es decir sin ninguna intención o premeditación, al Capitán CÉSAR ROMERO PRADILLA, al piloto HÉCTOR MARIO HERNÁNDEZ y al Teniente JOHAN JIMÉNEZ VALENCIA. En otras palabras, por “homicidio culposo” en el caso del bombardeo de Santo Domingo, la Justicia colombiana está indicando que la Fuerza Aérea Colombiana – FAC, causó la muerte de 17 campesinos “sin culpa”, “por error de calculo”, “por error militar”, por “no apuntar bien”, “por impericia”, “por confundir a un grupo de campesinos, de niños, con guerrilleros de las FARC”, “por confundir pañuelos blancos con armas”. Por ello, el juez decidió que no pueden ir a una cárcel sino que recibieron el beneficio de la detención domiciliaria.
El 18 de abril del 2002, el Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo”, Humanidad Vigente Corporación Jurídica, la Comisión Interfranciscana de Justicia, Paz y Reverencia con la Creación, el Comité Regional de Derechos Humanos “Joel Sierra”, y el Center for International Human Rights of Northwestern University School of Law, presentaron ante la Comisión Interamericana la petición por el caso de la masacre de Santo Domingo.
El 6 de marzo de 2003, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos decidió declarar admisible el caso de la masacre de Santo Domingo e iniciar los trámites de fondo de la cuestión, cuya decisión a la fecha no se ha presentado. La admisibilidad se encuentra en el INFORME N° 25/03 PETICIÓN 289/2002 ADMISIBILIDAD SANTO DOMINGO COLOMBIA el 6 de marzo de 2003 (http://www.cidh.org/annualrep/2003sp/Colombia.289.02.htm)
Hace 9 años, la Fuerza Aérea Colombiana justificó el bombardeo como un ataque contrainsurgente a la guerrilla de las FARC EP, con la cual mantenían enfrentamientos desde el día anterior, pero según las investigaciones realizadas “No existió necesidad militar ni justificación legal para el bombardeo. Mientras que hubo combates entre las Fuerzas Armadas de Colombia y la guerrilla en las inmediaciones del caserío el día de los hechos y el día anterior, ni los combates ni los combatientes entraron en el caserío en ninguno de los dos días, antes del bombardeo que mató e hirió a los civiles (….) Las circunstancias del bombardeo -entre otras, la presencia de otros helicópteros de la Fuerza Aérea Colombiana y la clara visibilidad- indican que es poco probable que el bombardeo hubiera sido planeado y ejecutado exclusivamente por la tripulación de un solo helicóptero y, por el contrario, que es más probable que el bombardeo fue ordenado, o por lo menos conocido con antelación o simultáneamente por altos oficiales de las Fuerzas Armadas de Colombia (…) Hay indicaciones que los eventos en Santo Domingo fueron filmados, al menos en parte, por un avión, o de la Fuerza Aérea Colombiana o de una empresa privada en colaboración con la Fuerza Aérea Colombiana (…) Después del bombardeo, miembros de la Fuerza Aérea intentaron impedir que los sobrevivientes alcanzaran asistencia médica (…) Luego del bombardeo, miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia saquearon el caserío de Santo Domingo (…) Luego del bombardeo, oficiales militares colombianos intentaron encubrir los hechos y la responsabilidad de la Fuerza Aérea Colombiana, por lo tanto obstruyendo la justicia e intentando culpar a la guerrilla, entre otros medios, diseminando versiones falsas y fabricadas de los hechos”.
Una de las sobrevivientes de los hechos del 13 de diciembre de 1998, dio su testimonio, del cual se citan a continuación algunos apartes:
“La mujer fue herida en Santo Domingo en la mañana del 13 de diciembre de 1998, por algo que cayó de los helicópteros. Su espalda fue fracturada por la metralla y todavía tiene metralla en su brazo. En ningún momento ella fue herida a bala.
El sábado 12 de diciembre la gente de Santo Domingo hizo un bazar para recoger dinero para la escuela del pueblo. Ellos planearon continuar el bazar el domingo pero no fue posible. El sábado en la noche y temprano en la mañana del domingo, los helicópteros estuvieron volando sobre el poblado, ametrallando el área cercana. Aterrorizados, ella y cerca de 20 amigos intentaron salir del pueblo rápido antes de las 6 de la mañana. Ellos caminaron unos pocos cientos de metros, pero se devolvieron porque estaban preocupados por lo que estaba pasando a su alrededor.
Desde las 7 de la mañana hasta aproximadamente las 9:30 a 10:30, ella y sus amigos iban sobre la carretera de Santo Domingo, de manera que desde los helicópteros podía verse que ellos eran civiles. En un sitio cuando ella iba por la carretera, miró hacia los helicópteros y vio cosas como rollos de papel blanco que salían de los helicópteros. Ella le dijo a los amigos “Miren, los helicópteros están tirando papeles para nosotros”. Entonces ella oyó una explosión, todo se volvió oscuro y ella no podía ver nada.
Ella trató de correr pero no pudo: su brazo no respondió. Todos estaban gritando durante 15 o 20 minutos mientras que alguien llegó con un camión. Cerca de 17 que estaban heridos y algunos muertos fueron recogidos y puestos en la parte de atrás de un camión destapado, que los llevó hasta Tame. Mientras salían de Santo Domingo, algunos helicópteros iban cerca del camión, uno disparaba al lado de este.
Al ser interrogada por la defensa, ella dejó establecido que por lo menos 5 helicópteros estaban volando y disparando alrededor de Santo Domingo el 12 de diciembre. Los combates del 12 y 13 de diciembre fueron todos alrededor de Santo Domingo. Cuando ella trató de dejar el pueblo después de las 6 de la mañana del domingo, los combates y los disparos estaban cesando. El domingo hubo aproximadamente 7 helicópteros cerca del pueblo. Ella vio solo un helicóptero arrojando cosas que parecían papel. Los helicópteros vistos incluyen al que se estaba moviendo. Cuando ella iba en la parte de atrás del camión, saliendo de Santo Domingo, ninguno fue herido por los disparos del helicóptero. El helicóptero siguió al camión algunos metros.
Respondiendo a las preguntas del Tribunal, ella declaró que quienes estaban en el helicóptero tenían que darse cuenta que la gente en el pueblo fue blanco de una o más bombas, porque ellos estaban tan bajo que se podía ver a los que estaban dentro del helicóptero muy claramente. También pudo haber sido obvio que se dieran cuenta que quienes iban en la parte de atrás del camión estaban heridos. No había guerrillas viviendo en Santo Domingo antes de diciembre 13. Ella cree que eran soldados quienes iban en los helicópteros, porque en Colombia son ellos y no los guerrilleros los que tienen helicópteros. Ella dijo a un investigador del gobierno, en Saravena, que había sido herida por algo que fue lanzado de un helicóptero militar, pero no ha sido contactada otra vez”.
Una investigación posterior del FBI determinó la presencia en el lugar de los hechos de remanentes de una bomba tipo ‘cluster’ o racimo, de fabricación norteamericana, usada frecuentemente por la FAC. La FAC, ante los hechos expuestos, habría modificado sus primeras declaraciones admitiendo el uso de la bomba, pero no sobre la población sino a varios kilómetros de distancia.
El campesino ANGEL TRIFILO RIVEROS, sobreviviente y testigo de la masacre, fue asesinado el 24 de enero de 2002 presuntamente por acción de grupos paramilitares en colaboración con miembros del Ejército.
Han pasado 9 años del doloroso bombardeo a Santo Domingo, de la desolación dejada por las bombas de la Fuerza Aérea. Hombres, mujeres, niños, 17 campesinos que hoy están presentes en sus familias, en las organizaciones acompañantes del caso, en el reclamo incansable de justicia, en espera de una decisión de fondo de la Comisión Interamericana que obligue al Estado colombiano a no dejar estos crímenes como un “error militar” más. Una decisión que obligue a juzgar en derecho, a no mantener la tergiversación de la responsabilidad, a sancionar de manera ejemplar a los responsables, a quienes dieron las ordenes, a quienes guiaron el bombardeo. Pero sobre todo, que obligue al Estado a reparar de manera integral el destrozo causado a los familiares, testigos y pobladores de Santo Domingo en estos 19 años.
Jaime, Katherine, Luis Carlos, Egna Margarita, Oscar Esneider, Geovani, Nancy, Luis Enrique, Arnulfo, Carmen Antonio, Levis Hernando, Pablo, Edilma, Leonardo Alfonso, María Yolanda, Teresa, Salomón… En la MEMORIA
17 campesinos de Santo Domingo… SIN OLVIDO
Bogotá, D.C., 13 de diciembre de 2007
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz