Masacre de Riofrio
A las 5;30 a.m., del 5 octubre de 1993, en el caserío El Bosque, corregimiento Portugal de Piedras, municipio de Riofrío, departamento del Valle del Cauca, militares asesinaron a 13 campesinos, luego de torturarlos.
Miguel enrique Ladino Largo, Miguel Antonio Ladino Ramírez, María Cenaida Ladino Ramírez, Carmen Emelia Ladino Ramírez, Julio Cesar Ladino Ramírez, Lucely Colorado, Dora Estela Gaviria Ladino, Celso Mario Molina, Rita Edelia de Molina, Ricardo Molina, Freddy Molina, Luz Edelsy Tusarma Salazar y Hugo Cedeño Lozano fueron las víctimas de las fuerzas militares que pretendieron con el cambio de la escena de crimen justificar esta barbara acción contra pobladores a quienes concibieron como los enseñan los manuales del ejército enemigos internos.
Ese 5 de Octubre los militares bajo el pretexto de perseguir a la guerrilla del ELN hicieron presencia en el caserío El Bosque ingresando violentamente a los domicilios de las familias campesinas Ramírez y Solarte. Ellos fueron llevados por la fuerza a la escuela “San Juan Bosco” sometidos a una operación psicológica de presión e interrogados sobre el paradero de miembros de grupos armados disidentes.
A las 8:30 a.m. la mayoría de los detenidos arbitrariamente fueron llevados a la morada del líder campesino Javier Ladino, allí fueron sometidos a actos de tortura física y posteriormente fueron asesinados.
Aproximadamente hacia las 10:30 de la mañana, las unidades militares simularon un combate con las víctimas, a quienes mostraron como personas muertas en combate e integrantes del ELN. Los militares amantes de la muerte, de la mentira efectuaron una serie de disparos hacia y desde la vivienda del señor Ladino. Pretendiendo modificar la escena del crimen y hacer creíble a los medios esa mentira, vistieron con prendas militares a sus asesinados, nunca pensaron que las balas atravesaban la piel y los uniformes de los supuestos guerrilleros.
La operación Destructor dirigida por el Teniente Coronel Luis Felipe Becerra Bohórquez, Comandante del Batallón de Artillería Palacé y el Brigadier General Rafael Fernández López, Comandante de la Tercera Brigada, nombraron a cada una de las 13 víctimas como reconocidos guerrilleros, de la cuadrilla “Luis Carlos Cárdenas” del auto denominado Ejército de Liberación Nacional,ELN.
Esta masacre, este crimen de lesa humanidad en el que participaron efectivos regulares y un reconocido narcotraficante ha recorrido los más perversos mecanismos de impunidad La justicia penal militar resolvió decretar la detención preventiva de éstos como presuntos responsables del delito de falsedad ideológica de documento público en concurso con el delito de encubrimiento por favorecimiento, se abstuvo de dictar medida de aseguramiento en contra del Teniente Coronel Luis Felipe Becerra Bohórquez como presunto responsable de los delitos de concusión, cohecho y homicidio, por falta de mérito.
En 2003 la Corte Suprema de Justicia decretó nulo el proceso y sentenció que no debió ser investigado, ni juzgado, ni sancionado por la justicia castrense, la justicia penal militar jamás se ocupó de los homicidios.
Un niño de esa época, Héctor, sobreviviente con su abuela, ellos y Javier son la expresión que la inocencia y la belleza están por encima de la muerte violenta, de los criminales de Estado, aquellos que se legitiman en la autoridad para ocultar su rostro de hierro, su capacidad de producir daño a otros seres humanos por que deben defender una democracia, la de la exclusión, la de la ignominia.
Ellos, las 13 víctimas, sus nombres no se olvidan. Las escenas del horror no se han borrado, permanecen vivas en las páginas oscuras de esta llamada democracia, de esa violencia del Estado negada jurídica, mediática y culturalmente en este país del olvido y la indolencia
Víctimas de la masacre de Riofrío en la memoria
víctimas de la masacre de Riofrío Sin Olvido