Masacre de la Mejor Esquina
El 3 de abril de 1988, los habitantes de La Mejor Esquina, corregimiento del municipio de Buenavista, en Córdoba, estaban celebrando el domingo de Resurrección en una parcela a las afueras del pueblo. Alrededor de las 7:30 de la noche, un grupo de aproximadamente 15 paramilitares que pertenecían al “Los Magníficos”, grupo bajo el mando de Fidel Castaño que más adelante se convertirían en las Autodefensas de Córdoba y Urabá, dispararon sin piedad contra los pobladores. En total murieron 27 personas en esa trágica noche, uno de ellos menor de diez años.
En poco más de 30 minutos el jolgorio que vivían campesinos y jornaleros en la noche del 3 de abril de 1988, Domingo de Resurrección según la tradición de la Iglesia Católica, se convirtió en un escenario dantesco. Un comando de hombres armados, vestidos con prendas similares a las del Ejército Nacional e identificados como “Los Magníficos”, llegó al sitio donde la comunidad estaba reunida con la intención de asesinar, con lista en mano, a varias de las personas que estaban allí, a quienes señalaban como guerrilleros del Ejército popular de Liberación (Epl).
El primero en morir fue Tomás Berrío Wilches, el único profesor del pueblo. Fue tal la sevicia de los paramilitares que mataron a Juan Manuel Sáenz solo por intentar calmar a sus vecinos y a Silvio Pérez por decir que estaban masacrando gente inocente. Pocos días antes de esta masacre, aparecieron en pueblos aledaños carteles en las paredes que decían “Ya llegaron a limpiar los Magníficos”. Por meses, los habitantes de La Mejor Esquina durmieron en el monte después de la masacre.
Los sonidos de los fusiles aún resuenan en los oídos y en la memoria de Agustín, uno de los sobrevivientes de la masacre, la primera que cometían grupos paramilitares en el departamento de Córdoba. Un mes atrás, el horror había pasado por las fincas La Honduras y La Negra, del corregimiento Currulao, en Turbo, Urabá antioqueño, dejando 20 trabajadores muertos.
Para preparar estas masacres, los entrenamientos militares que recibían los paramilitares se reforzaron con la llegada de mercenarios israelíes, británicos y australianos, como Yair Klein y David Tomkins, quienes impartieron dos cursos en abril y mayo. El último de estos fue tomado por Carlos Castaño, el hermano menor de Fidel, quien llegó a ser máximo jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) después de la muerte de su hermano. Entre los entrenamientos, fueron perpetradas las masacres de La Mejor Esquina y Punta Coquitos, donde asesinaron al menos a 54 personas.
Un mes después de la masacre fueron capturadas nueve personas sospechosas en un campero que contenía armas. El ex director del DAS Miguel Alfredo Maza presentó fotos de los capturados y aseguró que habían participado en la masacre, además identificó a Fidel Castaño y al narcotraficante César Cura como responsables intelectuales.
En las diligencias judiciales varios de ellos reconocieron que trabajaban en las fincas Jaraguay y Las Tangas, de Fidel Castaño, donde permanecía el grupo armado. A finales de 1988, el juez segundo especializado de Montería dejó a ocho sospechosos en libertad y condenó a uno por porte ilegal de armas, aunque recibió rebajas de la pena, según un magistrado de Justicia y Paz que ordenó a la Fiscalía investigar la conducta del juez.
La investigación de la masacre quedó en la impunidad y existe un debate sobre si el caso prescribió o no como crimen de lesa humanidad.
Las personas que murieron esa fatídica noche del 3 de abril de 1988 en la masacre de La Mejor Esquina fueron:
Tomás Berrío Wilches (profesor), Eduardo José Mercado, Cleto Martínez, Marcos Martínez, Benicio Benítez, Donaldo Benítez, Freddy Martínez, Sergio Tomás Rivero, Silvio Primitivo Pérez, Justo Ramón Nisperuza, Carlos Márquez Benítez, Pedro Pablo Márquez Benítez, José Guerra, Óscar Sierra Martínez, Domingo Sáenz, Atanasio Sáenz, Silverio Sáenz, José Manuel Sáenz, Jaime Hoyos, Juan ‘El Mono’ Bertel, Juan Avecedo, Luis Sierra, Rogelio Montañez, Silvio Melendres, William Barragán, Carmen Avilés Barragán, ‘El Mono’ Ensuncho.
El recordar esa noche genera gran dolor en las victimas de la masacre de La Mejor Esquina, en memoria de las víctimas se pusieron unas palomas blancas sobre una bandera de Colombia en el lugar donde ocurrió la masacre. Tiene una placa con los nombres de las 27 personas que el 3 de abril de 1988 fueron asesinadas.
Víctimas de la masacre de La Mejor Esquina en la memoria
Víctimas de la masacre de La Mejor Esquina Sin Olvido