Masacre de La Balsita

Dabeiba (Antioquia)

COMUNIDAD DE VIDA Y TRABAJO LA BALSITA

Memoria y Justicia


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ANANIAS GUISAO USUGA

MILTON DAVID

PEDRO MONTOYA

ALEJANDRO HIGUITA

ROSALBA USUGA

JOAQUIN EMILIO GUISAO USUGA

SIMON TORRES CARDONA

REINALDO RAMIREZ

LUZ ENYDA y MARCOS DUARTE

HERIBERTO AREIZA

JESUS AREIZA

OSCAR VALDERRAMA

ALFONSO VALDERRAMA

LUIS ALBERTO AVENDAÑO

EDISSON GUERRA

Y cerca de 300 torturados, desaparecidos, asesinados, entre 1997 a 1999
hasta uno de los últimos asesinatos, el de la testigo de varios de estos hechos:
IRMA AREIZA

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Hace 10 años, un domingo 23 de noviembre de 1997, incursionaron por el río Sinú un grupo numeroso de paramilitares. En la incursión militar encubierta fueron asesinados ANANIAS GUISAO USUGA, Presidente de la Junta de Acción Comunal de Antazales, MILTON DAVID y PEDRO MONTOYA. A ellos los retuvieron en el sitio Buena Vista, en la finca de propiedad de SIMON TORRES, aproximadamente a las cinco de la tarde. A ANANIAS los paramilitares le manifestaron que el ganado que él tenía era de la guerrilla. Se lo llevaron junto con sus dos vecinos.

Sus cuerpos sin vida aparecieron con signos visibles de torturas, los descuartizaron, los quemaron con ácido y los degollaron.

Según testimonios, a ANANIAS y a PEDRO los enterraron en el lugar de los hechos y a MILTON en Tucunal.

Este fue el inicio de la masacre realizada por unidades de la estrategia militar encubierta, en un recorrido de muerte, de derroche de sevicia y desprecio por la humanidad. Crímenes que continuaron el lunes 24 de noviembre hasta el jueves 27 de noviembre en los caseríos de Antasales, Buenavista, Tucunal, Galilea, Chamuscado y Argelia, jurisdicción del corregimiento de La Balsita, del municipio de Dabeiba, que generaron más de un millar de campesinos desplazados forzadamente hacia el casco urbano de Dabeiba y hacia la ciudad de Medellín.

El lunes 24 de noviembre, ALEJANDRO HIGUITA fue asesinado por los paramilitares, quienes se identificaban en ese entonces como “ACCU”. Los vecinos de ALEJANDRO encontraron su cadáver en el sitio conocido como Epifanio, Loma Alta, de la vereda Antazales. Su cuerpo presentaba señales de tortura y marcas de cuerda en el cuello.

Este mismo día, ROSALBA USUGA fue asesinada, junto con su hijo JOAQUIN EMILIO GUISAO USUGA, de 18 años de edad; esposa e hijo de ANANIAS GUISAO USUGA, asesinado el día anterior. Los asesinatos ocurrieron a la 4:00 a.m. en presencia de PAULA ANDREA GUISAO USUGA, 5 años, JUAN CAMILO GUISAO USUGA, 7 años, JONATHAN GUISAO USUGA, 7 años, y CARLOS MARIO GUISAO USUGA, quienes fueron retenidos por los paramilitares, llevados a una finca de Carlos Castaño y días después dejados en libertad.

FLORENTINO el hijo mayor es llevado por los paramilitares y obligado a arrear ganado. Logró escapar posteriormente.

A la muerte violenta, se sumó la quema de más de 30 viviendas, la destrucción del espacio de la vida, de la alimentación, del sueño, de la esperanza. En helicópteros varios de los criminales dirigieron el operativo, desembarcaron hombres y a pocos kilómetros, como es el libreto de la muerte parainstitucional efectivos del ejército Nacional, esperando a los sobrevivientes, para simular, para engañar, para hacer callar. Un mismo plan con dos caras.

El martes 25 de noviembre, los paramilitares ingresaron en la madrugada a Tucunal y de allí se trasladaron hacia Antazales. A las siete de la mañana, pasaron casa por casa y les dijeron a sus habitantes que iban a quemar sus habitaciones, que tenían plazo hasta las seis de la tarde, para abandonar la zona. Los amenazaron expresándoles: “si no abandonan, vienen los bombardeos”.

A los jóvenes los obligaron a reunir todo el ganado porque ellos se lo iban a llevar. Minutos más tarde procedieron a quemar 8 casas y a tumbar varios puentes que comunican con las veredas vecinas.

Este mismo día, los paramilitares ingresaron a la casa de SIMON TORRES CARDONA. Allí amarraron a SIMON, 46 años de edad, delante de su sobrina. Lo acusaron de ser un colaborador de la guerrilla, lo golpearon, y lo llevaron a un puente cercano. Allí lo pusieron en la mitad del puente atado a una varilla y le accionaron una carga de dinamita.

A las 2:00 p.m. los mismos paramilitares detuvieron y desaparecieron REINALDO RAMIREZ, de 42 años de edad, en la vereda Antazales. Se desconoce el paradero de REINALDO. Sus mismos victimarios incendiaron la vivienda de este campesino. Su mujer y sus cuatro hijos permanecieron durante dos días en el monte.

En la misma incursión asesinaron a LUZ ENYDA y MARCOS DUARTE de 48 años de edad en su propia finca “El Sande”, ubicada en la vereda Galilea. Luego de ser asesinados con disparos de fusil, les quemaron la casa, y les robaron el ganado. Los cuerpos fueron comidos por los gallinazos.

El miércoles 26 de noviembre, al ingresar al corregimiento de La Balsita los paramilitares asesinaron a HERIBERTO AREIZA, de 32 años de edad. A HERIBERTO le propinaron un tiro en la cabeza y le quitaron los ojos.

JESUS AREIZA, de 35 años de edad, es detenido, torturado, colgado y ahorcado. Los hechos ocurrieron en La Balsita.

RICAURTE MONROY AREIZA, de 16 años de edad asesinado por los paramilitares en La Balsita. A RICAURTE lo degollaron, luego de quitarle los ojos, de quemarle las piernas con ácido. Su ejecución extrajudicial se produjo a eso de las 4:00 p.m. cuando se dirigía de la finca de una familiar a la de su madre.

El jueves 27 de noviembre, en la vereda Tocunal, mientras tostaban café son asesinados con armas de fuego que accionaron los paramilitares, OSCAR VALDERRAMA, 60 años de edad, y su hijo ALFONSO VALDERRAMA de 25 años de edad. Ambos eran miembros de la iglesia Pentecostal.

El viernes 28 de noviembre, hay un simulacro de enfrentamiento entre ejército y paramilitares. Mientras al casco urbano de Dabeiba llegan desplazados más de un millar de hombres y mujeres de la zona rural del corregimiento La Balsita.

El sábado 29 de noviembre, LUIS ALBERTO AVENDAÑO, de 17 años edad, fue asesinado por los paramilitares. Al parecer LUIS les opuso resistencia. A partir de este hecho, muchos de loa desplazados continuaron su desarraigo hasta los barrios populares de la ciudad de Medellín, por temor a la presencia armada que se mantenía en Dabeiba desde mayo del mismo año en connivencia con unidades de policía y ejército.

El martes 16 de diciembre, un oficial de las fuerzas militares, de nombre MAURICIO PRIETO, invitó a las comunidades desplazadas del corregimiento de La Balsita que se encuentraban en el casco urbano de Dabeiba a regresar a sus parcelas. El oficial expresó en dicha reunión “allí se encuentra una unidad del ejército, nosotros le damos la seguridad ( … ) Ustedes son hombres de campo ( … ), hacemos una carnetización (… ) Y eso sí, él que le de un vaso de agua a la guerrilla, ya sabe lo que le pasa”.

El jueves 18 de diciembre, en el puente de Urama hombres armados y vestidos de civil que se identificaron como “Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá” bajaron del bus a los pasajeros, les solicitaron documentos de identidad, los amenazaron. A dos jóvenes de 20 años, que iban en el bus, los amarraron de pies y manos, los metieron en un carro campero y se los llevaron. A uno que opuso resistencia lo golpearon en la cabeza y lo golpearon fuertemente en todo el cuerpo.

A un hombre mayor de edad, vendedor en Camparrusia, le dispararon y lo tiraron al río. Le advirtieron a los campesinos que no hablaran nada a nadie.

El miércoles 24 de diciembre, en la vereda El Páramo, cerca de Tucunal, EDISSON GUERRA, es asesinado a las 8:00 p.m. por los paramilitares. EDISSON era miembro de la iglesia Pentecostal.

Y así continuaron los crímenes en este pequeño municipio de Dabeiba, la puerta de entrada al Urabá antioqueño, al que las autoridades denominaron “Remanso de Paz”. La “paz” de la sevicia, de la tortura, de la crueldad, del desmembramiento de los cuerpos, de los asesinatos selectivos a plena luz del día y en la oscuridad, a través de bala y golpes de garrote. La “paz” que se logra con crímenes de lesa humanidad. Según los registros municipales de la morgue, fueron cerca de 1.400 muertes violentas y desapariciones las ocurridas en Dabeiba entre 1.996 a 1.999.

Han pasado 10 años y las víctimas de asesinatos, desapariciones, torturas son más de 300 entre 1997 y el 2007 que se han documentado, que en se han puesto en conocimiento de las diferentes instancias de estado y gobierno, a través de Constancias Históricas y Censuras Morales en los periodos presidenciales de Ernesto Samper Pizano, Andrés Pastrana Arango y Álvaro Uribe Vélez. Ni el desplazamiento forzado ni los crímenes cometidos a la fecha, que se pueden calificar de Lesa Humanidad, se encuentran investigados, mucho menos sancionados. Absoluta impunidad en 10 años.

Durante estos 10 años, actuaron dentro de la estrategia militar regular e irregular, unidades del Batallón Coyará, BCG 26 Arhuacos, Batallón Voltígeros, adscritos a la Brigada 17, al igual que el Batallón de Contraguerrilla No. 32 “Pedro Justo Berrío” adscrito a la Brigada 4 y de unidades de la Policía Nacional.

Las estructuras encubiertas inicialmente se identificaron como “Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá”, luego como “Autodefensas Unidas de Córdoba y Urabá” y en los últimos años como “Bloque Elmer Cárdenas”, entre ellos participaron los paramilitares ELKIN JORGE CASTAÑEDA NARANJO, conocido como “HERMOGENES”, JAVIER GRACIANO conocido como “MEDIO BESO”, ALBEIRO USUGA y ALBERTO SIERRA, guardia de la cárcel de Dabeiba. Otros paramilitares conocidos como “ESCALERA”, “COLACHO”, “CABALLO”, “ALQUIBER”, “ESPÍRITU SANTO”, “HECTOR”, “RUEDA”, “EL MOCHO”, “JHOVANY”, “EL BURRO”, “EL MOCHO”, estos tres últimos actuaban desde el municipio de Mutatá, comandados por “HERMOGENES”.

Además de las estructuras paramilitares, en Dabeiba funcionaron las Convivir, participando de reuniones con los paramilitares y autoridades municipales, uno de sus miembros más activo era el señor OCTAVIO CARTAGENA.

Hoy las estructuras criminales permanecen incólumes, como el caso de ELKIN JORGE CASTAÑEDA NARANJO, conocido como “HERMOGENES”. Hoy se mantiene en la región de Urabá antioqueño, actuando desde las mismas estructuras paramilitares en Pavarandocito. “HERMOGENES”, sigue libre a pesar de estar vinculado a la investigación que adelanta la Unidad Nacional de Derechos Humanos de la Fiscalía por el asesinato de ORLANDO VALENCIA, afrodescendiente del Jiguamiandó asesinado el 15 de octubre de 2005, mediante auto del 12 de julio del 2007, en el que se dispone vincularlo mediante indagatoria por los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir.

Además, ELKIN JORGE CASTAÑEDA NARANJO, parece como uno de los desmovilizados del “Bloque Elmer Cárdenas”, según los edictos emplazatorios de la Fiscalía y la Presidencia de la República del pasado 13 de noviembre, convocando a las víctimas a acudir a “La Alpujarra” en Medellín para brindar información en el marco de la Ley 975 “Para la Justicia y Para la Paz”.

De la desterritorialización de Antazales, chamuscado, Buenavista, Tucunal, Galilea, La Argelia y La Balsita. De la sevicia y la barbarie, de la destrucción… surge la resiliencia, la resistencia. De las cenizas de los destrozos un grupo de familias tercamente se quedaron resistiendo en Dabeiba, en los albergues al frente del parque principal y al lado de la Alcaldía. Desde el hacinamiento y el desprecio, fueron testigos de los crímenes que continuaron ocurriendo. Testigos de los métodos y medios de la lógica de la guerra sucia, de la connivencia entre lo regular y lo irregular. Del negocio de la muerte a través de una de las funerarias ubicada al lado del albergue, donde cada mañana, cada noche transitaban las víctimas de la estrategia militar encubierta.

La memoria hoy continúa perpetuándose en ese puñado de familias campesinas que a pesar del terror se mantuvieron en los albergues de Dabeiba y desde allí empezaron a afirmar la memoria, las búsquedas de justicia y el derecho a la tierra.

Estas familias se organizaron en la Comunidad de Vida y Trabajo La Balsita, conformada en su mayoría por hombres y mujeres ancianos, por viudas y niños y niñas. Los patriarcas y matriarcas han logrado estar de nuevo en una tierra desde el año 2001, un lugar donde puede recibir la muerte natural con dignidad. Los niños y niñas de hace 10 años, son hoy los animadores de la comunidad, de la educación propia, de las prácticas productivas y agroecológicas, de la resistencia civil popular.

Ellas y ellos, los miembros de la Comunidad de Vida y Trabajo la Balsita, desde la Zona Humanitaria donde habitan y desde la memoria construyen la realización del sueño de sus padres de retornar a sus fincas en Antazales, chamuscado, Buenavista, Tucunal, Galilea, La Argelia y La Balsita. Sueño que se alimenta hoy con la conmemoración de los 10 años del desplazamiento forzado.

Memoria enraizada en la tierra, como lo expresa el monumento del “Árbol de la Vida”. Memoria que construye un proyecto de vida. Memoria que germinó en lo que hoy es la Comunidad, desde el sentido contenido en las palabras de una de las matriarcas de la Comunidad “Nos duele recordar, pero más nos duele olvidar”.

Bogotá, D.C Diciembre 6 de 2007

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ