Masacre de La Balsita
Hace 8 años, el lunes 24 de noviembre de 1997, en zona rural del municipio de Dabeiba, Antioquia, “civiles armados” de la estrategia paramilitar que se identificaron como “Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá”, asesinaron a campesinos y desaparecieron a tres más, entre ellos dos menores de edad.
Comunidad de vida y trabajo: la valsita
Rosalba Úsuga
Joaquín Guisao
Ananias Guisao
Reynaldo Ramírez
Simon Torres
Oscar y Alfonso Valderrama
Ricaurte Monroy
Edilberto Areiza
Alejando Higuita y Flor Emilce Rivera
Marco Duarte y Luz Emilda de Duarte
Milton David y Pedro Angel
Otros más, hasta el último asesinato de la testigo de varios de estos hechos:
Irma Areiza
Memoria y Justicia
Hace 8 años, el lunes 24 de noviembre de 1997, en zona rural del municipio de Dabeiba, Antioquia, “civiles armados” de la estrategia paramilitar que se identificaron como “Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá”, asesinaron a campesinos y desaparecieron a tres más, entre ellos dos menores de edad. A la muerte violenta, la quema de más de 30 viviendas, la destrucción del espacio de la vida, de la alimentación, del sueño, de la esperanza. En helicópteros varios de los criminales dirigieron el operativo, desembarcaron hombres y a pocos kilómetros, como es el libreto de la muerta parainstitucional efectivos del ejército Nacional, esperando a los sobrevivientes, para simular, para engañar, para hacer callar. Un mismo plan con dos caras.
Luego de incursionar en los caseríos de Antasales, Buenavista, Tucunal, Galilea, Chamuscado y Argelia, del corregimiento de La Balsita, entre el 24 y 27 de noviembre, cerca de un millar de campesinos huyeron hacia el casco urbano de Dabeiba.
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Han pasado 8 años y las víctimas de asesinatos, desapariciones, torturas son más de 300 entre 1997 y el 2005. Ni el desplazamiento ni los crímenes, que se pueden calificar de Lesa Humanidad, se encuentran investigados, sancionados. Hoy las estructuras criminales permanecen incólumes, los victimarios paseándose enfrente de las autoridades. Todo se encuentra en absoluta impunidad.
La memoria hoy continúa perpetuándose en un puñado de familias campesinas que afirman el Derecho a la Verdad, a la Justicia, a la Reparación desde la Zona Humanitaria “El Paraíso” de la Comunidad de Vida y de Trabajo La Balsita.
Ellas y ellos, desde la Zona Humanitaria víctimas del desplazamiento, testigos de tantos crímenes también son victimizados como ocurrió con IRMA AREIZA, testigo de múltiples crímenes ocurridos en la región entre 1997 y 1999.
Hoy la comunidad mantiene viva la búsqueda de justicia. Ya no es la esperanza en un aparato de justicia inactivo cómplice de la criminalidad, es la esperanza que nace desde la memoria, desde la expresión de la creación en algo que hunde sus raíces en el monumento, que la propia vida erigió para no olvidar, para arraigar, es el Árbol de la Vida. Porque como dijo en una ocasión una de las matriarcas de la Comunidad “Nos duele recordar, pero más nos duele olvidar”.
El 24 de noviembre hacia las 4:00 a.m. en la vereda Galilea, los paramilitares ingresaron a la vivienda de la familia Guisao Úsuga en donde asesinaron a ROSALBA ÚSUGA, a su hijo JOAQUÍN GUISAO de 18 años y se llevaron por la fuerza a los menores PAOLA, JUAN CAMILO, CARLOS MARIO, Y JHONATAN GUISAO ÚSUGA de 5, 7 14 y 16 años respectivamente, obteniéndose días después noticias de Paola y Juan Camilo, desconociéndose del paradero de los otros dos menores de edad (Carlos Mario y Jhonatan).
Ese mismo día los paramilitares interceptaron en el sitio Tucunal, en el camino que conduce de la vereda Antasales a la inspección de policía La Balsita, a tres campesinos, uno de ellos ANANÍAS GUISAO, presidente de la Junta de Acción Comunal de Galilea, cuya familia fue atacada en horas de la mañana. El 25 de noviembre entre 15 y 20 hombres del grupo paramilitar incursionaron en la vereda Antasales y se llevaron por la fuerza a REYNALDO RAMÍREZ y a SIMÓN TORRES, este último fue conducido al puente sobre el río Antasales y amarrado a una columna que luego los paramilitares hicieron estallar mediante un artefacto explosivo, causándole la muerte. El paradero de Reynaldo es desconocido.
El día 26, los paramilitares asesinaron a los campesinos OSCAR y ALFONSO VALDERRAMA, padre e hijo, evangélicos.
Ese mismo día los paramilitares llegaron hacia las 10:00 am a la inspección de policía de La Balsita, donde los habitantes se habían desplazado forzadamente ante el riesgo para sus vidas. Allí fueron detenidos los campesinos RICAURTE MONROY, de 16 años de edad y EDILBERTO AREIZA de 24 años, quienes fueron asesinados en horas de la noche. Los cadáveres presentaban señales de tortura y sus cuerpos incinerados con aceite. RICAURTE presentaba quemaduras en los brazos y piernas y había sido degollado. EDILBERTO tenía un disparo de fusil en la cabeza, le habían sacado los ojos y en las manos habían heridas con arma cortopunzante.
Ese mismo día uno de los grupos paramilitares interceptó a los esposos ALEJANDRO HIGUITA y FLOR EMILCE RIVERA, campesinos, quienes se desplazaban a caballo hacia la vereda Antasales, siendo obligados a descender de los caballos y posteriormente degollados, arrojando sus cuerpos a la orilla del camino. Durante la misma acción los paramilitares incursionaron a la vivienda de MARCO DUARTE y LUZ EMILDA DE DUARTE, a quienes obligaron a salir de la residencia, para luego asesinarlos de varios impactos de fusil y quemar su casa. Los cadáveres de las víctimas fueron dejados a la intemperie y comidos por los gallinazos. Otras víctimas de estos días fueron MILTON DAVID y PEDRO ÁNGEL.
Bogotá, D.C Noviembre 28 de 2005
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ