Masacre de Brisas del Curbaradó
Una masacre perpetrada el 6 de octubre de 1996 por un grupo paramilitar en el caserío Brisas, situado en territorio colectivo de Curvaradó, bajo Atrato chocoano, fue el preludio de una época de terror que afectó a la población civil por varios años, obligándola a desplazarse y a dejar su territorio a merced de diversos intereses, entre ellos los de inversionistas en palma africana y ganadería.
Masacres, homicidios selectivos, descuartizamientos, torturas, desapariciones y desplazamientos formados hacen parte del espectro criminal que rodeó el proyecto de siembra de palma de aceite a finales de la década del noventa en esta región chocoana, que impulsó el jefe paramilitar Vicente Castaño Gil y se concretó en predios protegidos por leyes colombianas.
Dentro de la estrategia paramilitar ingresaron hombres de la Brigada XVII con uniformes del Batallón Voltígeros, otros dos exguerrilleros apodados ”Emerson” y ”El Valle”, sacando a 8 campesinos, de los cuales cinco de ellos fueron asesinados y se llevaron amarrados a los otros tres. Algunos de sus cadáveres aparecieron en el Puente de Caño Seco. Aún hay impunidad sobre el crimen, la falta de eficacia de investigación, reparación y garantías de no repetición.
Masacre de Brisas del Curbaradó en la Memoria
Masacre de Brisas del Curbaradó Sin Olvido