Más allá de Uribe
Las palabras crean mundos, así estos mundos, no sean reales. En tiempos de la video política, la mentira o la farsa se hace creíble, no importa si eso es verdad, la política es hoy simulación.
Ocho días de instalado el nuevo congreso y parece que no será el senado de la paz. Más allá, que el senador que inició el modelo de privatización de la salud a través de la ley 100 en los 90, aparezca como adalid de una nueva reforma del acceso a la misma sin reconocer su responsabilidad (efectismo); hoy promueve la impunidad para militares comprometidos con graves violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
A través de una reforma constitucional Uribe pretende asegurar la libertad a los militares sentenciados con un tribunal especial que durante 12 años revise todos los fallos condenatorios por eventuales delitos cometidos en servicio activo desde el 1 de enero de 1980. Este es un aseguramiento de la impunidad y de negación de la verdad histórica pues deja de lado responsabilidades de agentes estatales en violaciones de derechos humanos de la década de los 70, cuando se confeccionó la estrategia paramilitar a traves de la Triple A. Esa reforma, tras de la cual se beneficiarían cerca de 4000 militares condenados, les abre la posibilidad de la calle, y a más de 12 mil vinculados les previene de condenas en procesos penales por graves violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad
La jugada de Uribe es audaz, política y mediáticamente. Se trata del dirigente, quien por lo menos desde los 80 ha tenido nexos con el narcoparamilitarismo. Su propuesta busca más alla, consolidar la lealtad de las fuerzas militares activas y las retiradas, a su proyecto, y continuar un debilitamiento del respaldo militar y policial a Santos. La misma propuesta asegura el silencio de altos mandos militares y policiales que conocen sus andanzas, es decir, asegura su propia impunidad, mucho más cuando sectores militares se acercan a actores que son concebidos por éste como enemigos como Colombianas y Colombianos por la Paz, en cabeza de Piedad Córdoba. Tal acercamiento preocupa a los sectores uribistas porque se parte de un encuentro por la verdad, para aportar a la paz y un proceso serio de reconciliación, y no para simples beneficios jurídicos. De refilón Uribe astutamente sabotea de fondo el proceso de paz con las FARC, el ELN y eventualmente con el EPL, guerrillas que se resisten inicialmente a una ley de punto final.
Pero esta iniciativa es el preámbulo para asegurar la mentira y el encubrimiento sobre las responsabilidades de políticos, empresarios, las iglesias y las de las recientes operaciones de inteligencia ilegal con hackers y demás, así como, las del pasado a través del DAS, con su protegida María del Pilar Hurtado, asegura los silencios de Luis Carlos Restrepo y Bernardo Moreno, como ya lo ha logrado con Andrés Felipe Arias. Como se trata de un congreso con rabo de paja, nadie quiere someterse a la verdad y la justicia. De este modo, lo que se avizora como una disfrazada la ley de punto final simulando el derecho a la “justicia” de los militares, vuelve a los militares en cortina de humo, para asegurar la impunidad de los que están detrás de la guerra y que se han beneficiado de ella, que la han instigado y orquestado.
Por eso de la propuesta de Uribe, nada extraña. Se trata de Álvaro Uribe Vélez, quien desde hace más de 30 años ha logrado generar una expresión política, escabrosa, tortuosa, basada en el efectismo, en la capacidad de engañar, de mostrar resultados basados en medios cuestionables ética y políticamente y de distorsionar la realidad.
Así se comprende porque a la propuesta de un sector de las minorías variopintas de oposición en el congreso, entre ellos, Iván Cepeda, Claudia López, Ángela Robledo, de realizar un debate de control al ex mandatario por los vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico, la respuesta
la respuesta de las “mayorías” del congreso, haya sido, palabras más palabras menos, bienvenidos los debates, pero no la personalización de los mismos. Es decir, no nos toquen a nuestro ex presidente, esa ha sido la expresión coincidente entre los voceros del santismo y del uribismo.
Los intereses que representan los congresistas de amplios sectores del partido de la U, el Liberal, el Conservador, Cambio Radical podrían ser coincidentes con los intereses del partido de Uribe, el Centro Democrático. El único matiz es la forma de resolver el tema del alzamiento armado. Uribe ya lanzó una carta que puede atrapar a muchos como es este, el de la “justicia” para los militares, pues respecto al modelo económico, ambiental, social, la protección de páramos, flora, fauna y animales domesticados, nada parece diferenciarles de fondo.
Los modelos de Estado son similares, las diferencias entre los sectores uribistas y santistas son mínimas, las prácticas con las que se han hecho al poder político son similares, muchas de ellas aun permeadas por el poder mafioso neoparamilitar local y regional. A este sector no les conviene que se conozca la verdad ni la de militares, que revelarían responsabilidades de otro nivel como el ejecutivo o en el diseño del paramilitarismo, ni de las empresas a las que se hayan vinculados, de una u otra manera, y que se han beneficiado de la violencia política.
Si algo se debería promover desde los votantes que apoyaron a sectores del Polo, Verdes, Progresistas con asiento en el congreso, así como a los movimientos sociales, los de víctimas, ambientalistas, animalistas, incluso, a los que no votaron, es una osada propuesta de la verdad, más allá de las verdades de Uribe. Dicha apuesta debe ser incluyente, quizás como lo viene promoviendo Colombianas y Colombianos por la Paz, CCP y Comunidades Construyendo paz en los territorios, CONPAZ. Una propuesta que asume el derecho a la verdad y una propuesta de Justicia con un Tribunal Especial con revisiones penales, que distingue los marcos del derecho a la rebelión, los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad, crímenes de Estado e infracciones al derecho humanitario.
Si es el momento de la unidad y convergencia por la paz con justicia, el escenario abierto por Uribe esta para ser controvertido y contradicho es con propuestas, más allá de Uribe y a pesar de Uribe. ¿Estará dada la madurez para tal decisión de principios?. Hay que ir más allá de Uribe, esa es la verdad requerida para que la política no sea solo simulación.
Camilo De las Casas.