Marcha Patriótica, ¿pieza en el engranaje de la paz?
Cuatro meses atrás, Bogotá sintió el ruido de miles de pasos. Eran de quienes llegaban de las regiones más remotas del país, de aquellas zonas más afectadas por el conflicto; pisadas de campesinos colombianos que viven sumidos en el conflicto. Un movimiento llamado Marcha Patriótica, se presentaba el 23 de abril en sociedad. Su principal reivindicación: reconocer que la única manera de acabar con la guerra en Colombia es la solución política al conflicto social, económico y armado.
Ese lunes la Marcha Patriótica hizo presencia en la Plaza de Bolívar y contó con la presencia de miles de personas y la mirada de todo el país. Sin embargo, y a pesar del bombo que la presidió, las certezas sobre el movimiento en ese momento al igual que ahora, eran pocas.
Se sabe que la Marcha es profundamente campesina; que sus demandas son las mismas que las luchas sociales y populares que se han llevado a cabo en América; y que sobre algunos de los problemas fundamentales del país tienen reclamos similares a los de la guerrilla, como el modelo de la reforma agraria. “No lo podemos negar. Puede haber semejanzas (con las FARC) en la forma de ver los problemas fundamentales del país”, advierte el congresista Hernando Hernández Tapasco, miembro de la Marcha.
Verdades que no resultaron suficientes para buena parte de la sociedad que se planteaba otros interrogantes. ¿Cuál es su objetivo? ¿Qué busca? ¿Cuándo y quiénes la concibieron? ¿De dónde sale su financiación?
Esta lista de interrogantes abrió el espacio para que diferentes sectores procedieran a estigmatizar el movimiento. El exasesor presidencial, José Obdulio Gaviria, en su columna titulada ‘La marcha patriótica y el eterno retorno’, afirmaba la existencia de correos entre ‘Iván Márquez’ y el ya abatido jefe de las FARC, ‘Alfonso Cano’, donde, según Gaviria, se lee que ambos “acordaban crear un gran movimiento de masas para aprovechar el espacio político que le ha abierto Santos. Y lo bautizaron ‘Marcha Patriótica”.
La columnista Salud Hernández también hizo duros señalamientos. “La Marcha Patriótica, está financiada e impulsada por las FARC (…) El Frente 27 pagó bus, alimentación y dormida de los campesinos que reclutaron de las veredas de Vistahermosa (Meta) y Santo Domingo, que ellos controlan, llegará a la plaza Simón Bolívar”.
A estas voces se sumaron las de altos mandos militares que también sindicaban a la Marcha de tener vínculos con la guerrilla. Las dudas cobraron mayor relevancia cuando a principios de agosto, el fiscal general, Eduardo Montealegre, aceptó que indaga si hay nexos entre el grupo guerrillero de las FARC y el movimiento social.
A cada uno de estos señalamientos, la respuesta de los voceros de la Marcha es el mismo: ¡No!, palabra que han repetido miles de veces a lo largo de estos cuatro meses. “Se lo digo a usted como se lo digo a mi abuela porque incluso los miembros de la Marcha se lo tenemos que decir a ellas: pero abuela, ¿cómo se le ocurre creer que soy guerrillero si me conoce desde chiquito? Si mijo pero es que la gente dice…”, relata uno de sus líderes estudiantiles.
Con la UP en el retrovisor
Ante el nuevo rumbo que en estos momentos se advierte puede tomar la búsqueda de la paz, los reflectores vuelven a posarse sobre el movimiento. Después de que Piedad Córdoba, máximo referente de la Marcha Patriótica, reclamara este miércoles su deseo de estar presente en los diálogos con la guerrilla.
Desde el corazón del movimiento anuncian que su participación en la construcción de la paz es fundamental como representantes de importantes sectores sociales. Todo indica que así será. Un día después de que el presidente Juan Manuel Santos confirmara que existían acercamientos exploratorios con la guerrilla, el pleno de la marcha Patriótica se reunió, con el ánimo de establecer cuál será su papel en un futuro.
Pero más allá del papel como voceros de los sectores más abandonados del país, una segunda lectura anticipa que el rol de la Marcha sería la de presentarse como una carta política para las FARC.
“La puerta no está cerrada pero es muy prematuro decir sí los miembros de las FARC puedan entrar a la Marcha en un hipotético caso de desmovilización, no sólo porque se debe cuidar el proceso, porque es una decisión que requiere tiempo sino porque también hay que conocer la postura de las FARC y del ELN, y saber si ellos estarían de acuerdo”, le dijo a Semana.com el vocero del movimiento David Flores, momentos después de concluido el cónclave.
Según los voceros ‘patrióticos’, la Marcha tiene presencia en 29 de los 32 departamentos, agrupa a más de 2400 asociaciones, algunas de ellas pequeñas con tan solo diez miembros, mientras que otras cuentan con cientos de seguidores y cifran su capacidad de convocatoria en más de 300.000 ciudadanos en todo el país. Esto, sumado a que se trata de un movimiento legal, sería una opción para que los hoy guerrilleros y, quizás, mañana desmovilizados decidieran construir una carrera política.
Aunque expertos coinciden en que resulta prematuro anticiparse a lo que surja de un proceso de paz del que todavía se habla de manera hipotética, la idea de que la marcha sirva de “transición” para las FARC en su intención de dejar las armas para ingresar a la política, analistas coinciden en que es muy importante que no se repitan las lecciones equivocadas del pasado.
“No puede darse el mismo repertorio que en otras negociaciones. Si no es evidente, claro y distinto donde empieza la dejación de las armas y donde empieza el accionar político de los que estén metidos en la Marcha Patriótica nos vamos a ver abogados a una tragedia como la de la UP”, reflexiona Teófilo Vásquez, investigador del CINEP.
“En caso de que la Marcha Patriótica resultara ser el lugar en el que terminen miembros de la guerrilla, el país sabría cual es su madurez política. Y sabremos si hay la misma intemperancia que pasó con la Unión Patriótica o sí el país es capaz de aceptar ese proceso de transición”, concluye Vásquez.
Para otra fuente consultada por Semana.com, la presencia de la Marcha Patriótica en las mesas de diálogo podría ser una concesión para la guerrilla, pues la idea de que un movimiento legal y que representa a sectores sociales que coinciden con algunos planteamientos de la guerrilla, sobre una nueva etapa de la vida nacional, tenga la aprobación de las FARC.
La apuesta de la Marcha Patriótica por hacer parte del proceso de paz, será vital para el propio movimiento, no solo para disipar los señalamientos que la vinculan con la guerrilla sino a la hora de legitimarse como movimiento válido para los desmovilizados. “Uno de los retos es precisamente que la Marcha alcance el reconocimiento como grupo legítimo ante la sociedad colombiana y la comunidad internacional para que pueda aguantar un proceso de participación política de los desmovilizados”, explica el investigador Ariel Ávila.
Diferentes voces autorizadas coinciden en que “el papel de la Marcha Patriótica será clave”. Su preponderancia se podrá conocer en los próximos meses y dependerá, entre otros factores, de la reserva con la que se maneje el proceso, de la sinceridad con la que expongan sus intenciones y del apoyo legitimador que le ofrezca el Gobierno, fundamental a la hora de evitar que lo que pueda ser una propuesta política legal termine convertido en un genocidio político como ya lo fuera la extinta Unión Patriótica.
http://www.semana.com/nacion/marcha-patriotica-pieza-engranaje-paz/183663-3.aspx