Manuel Cepeda Vargas
El 9 de agosto de 1994 a las 9 de la mañana, cuando el abogado había abandonado su residencia en Ciudad Banderas al suroccidente de Bogotá y se movilizaba por la Avenida de las Américas cerca al barrio Mandalay, fue alcanzado por sicarios quienes dispararon varias veces en su contra cuando viajaba en el asiento del copiloto; el conductor y escolta de Cepeda, que fue contratado por la UP para protegerlo, siguió en marcha por 30 metros y descargó seis tiros contra los asesinos.
En junio de 2010, la Corte Interamericana de Derechos Humanos responsabilizó al Estado Colombiano por el asesinato del senador Cepeda, como un crimen en el que participaron militares, integrantes de la Fuerza Pública y jefes paramilitares.
La sentencia se entendió como histórica y dentro de un marco colectivo, puesto que su asesinato se relaciona a millares de víctimas, su muerte evidencia la ruptura del tejido social, la justicia y la paz en Colombia.
En 2011, durante el gobierno de Juan Manuel Santos tuvo que pedir perdón público a sus familiares, al Seminario Voz, a la UP y al Partido Comunista, en un acto que se realizó en el Congreso de la República con la intervención de Germán Vargas Lleras, en este entonces ministro de interior.
Apesar de ello, esta es otra deuda del Estado, que cometió un asesinato dentro del plan de exterminio de la Unión Patriótica. Un asesinato de la expresión colectiva por la paz con justicia ambiental. Un asesinato que tampoco exterminó los sueños de un nuevo país.
Hoy en su propia poesía, le seguimos honrando en la historia, en el alma de la noble búsqueda de la justicia, al lado de millones.
“Que no mueran los soldaditos. Que no mueran los labriegos. Que puedan sentarse a las orillas de sus casas, como esas familias dominicales que nos miraban cuando nos acercabamos al aeropuerto, cuando vimos que los campesinos asesinados se habían convertido en árboles frondosos entre cuyas ramas volaban pájaros, se oía subir el calor eterno de la tierra y para defenderse de la noche sonaba una canción de amor entre el verdor valiente y alegre de las bananeras”
Manuel Cepeda Vargas en la Memoria
Manuel Cepeda Vargas Sin Olvido.