MANUEL CEPEDA VARGAS

Asesinado en Bogotá, 9 de Agosto de 1994

Memoria y Justicia

(Hay que hacer algo. Ir lejos.
Golpear un tarro en solitarias calles.
O resolver los teoremas que el otoño plantea.
Hay que hacer algo
Ir lejos
De uno mismo)


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Desnudarse y caer, como un volcán que se va a pique
o saber que siempre fuimos cráteres encendidos,
que hasta en los más remotos terremotos anduvimos despiertos,
que nunca conocimos la tranquilidad ni el punto aparte,

y los demás, aquellos que fueron con nosotros
vastos veleros desplegados, blancos del desafío
de oir chirriar el sol en sus altos velámenes
o en las noches en que junto al amor,
en esa indecisión en que las lámparas del mundo
oscilan entre el ayer y el hoy
oiste posarse el ave enorme
de las radiopatrullas tras tus pasos…

¡Hay que hacer algo antes de aniquilarse,
Antes de que desaparezcas,
que preguntes si fuiste
Porque definitivamente ya eres nada!

Así escribía Manuel Cepeda. Hoy parte de estos escritos se encuentran en La Balada de los Hombrecitos Anónimos en ME REIRE MAÑANA. El sentido del amor y de la afirmación de la justicia. Escritos de la huida del horrendo mundo del capital, del encuentro con la esperanza en la desesperanza, de lo bello en medio de la fealdad del sistema.

Hay que ir lejos, ir lejos de uno mismo, más allá de lo propio, de lo que aparece como testamento del poder. Y MANUEL está aquí, de otro modo, como hace 14 años. Como desde ese martes de dolor, como ese martes aciago, en que los campesinos y obreros lloraron. Su crimen con el paso del tiempo se ha convertido en premonición de nuestra tragedia presente. Evidente amnesia, impunidad, enseñoreo de la criminalidad en casi todo el conjunto del Estado.

A las 8:30 de la mañana le dispararon en la ciudad de Bogotá, muy cerca del apartamento en que se guarda su intimidad y la expresión de lo bello y de lo sublime, la política para la justicia, el arte para la humanidad. Iba hacia la sede del Senado de la República acompañado de un escolta y su conductor, le interceptaron como parte de la estrategia paramilitar, un tiro y otro y otro, hasta que el cometido sicarial se confirmara consumado.

Su crimen es el rostro de hierro de los que fingen cumplir la ley y la moral. Es el monumento de la persecución sistemática a unas ideas, a un partido como la Unión Patriótica, a través de las que se impulsó, al lado de otras iniciativas, la justicia social.

Hoy los autores intelectuales del Plan “Golpe de Gracia” libreto del exterminio, a través del cual asesinaron a MANUEL y otros integrantes de la Unión Patriótica, continúan disfrutando de la libertad. Algunos de ellos gozando de pensiones privilegiadas por defender las instituciones, entre ellos HAROLD BEDOYA y RAMON EMILIO GIL. Otros viven de los beneficios del crimen político y de la impunidad de que gozan, las investigaciones nunca los afectara ni siquiera formalmente, están absolutamente blindados en la verdad procesal. Dos responsables hoy son el chivo de la condena, los militares HERNANDO MEDINA y JUSTO GIL, unos sargentos, que parecieran obrando por cuenta propia. La investigación no aborda esas otros responsables, la formalidad es mecanismo de impunidad. La investigación ha ocultado esos otros responsables, más allá de CARLOS CASTAÑO, absuelto, VICENTE CASTAÑO y SALVATORE MANCUSO.

El Estado continúa negando su responsabilidad en este Crimen, parte del aleccionamiento colectivo contra aquellos que van más allá de ellos mismos. En las pasadas audiencias en la Comisión Interamericana http://www.cidh.org/audiencias/seleccionar.aspx el martes 6 de marzo de 2007, la terquedad de la memoria se hizo presente, evocó, enunció, anunció, preconizó la necesidad de la verdad y de la justicia para la posibilidad real de la democracia, en esta ficción de primavera, en este tiempo que el alma se infesta de crimen y hiede a mortecino


III

Paredes sostenidas a sollozos: piedras, cal astillada,
aguasangre y sangrienta
rayos y cortaduras y reyertas,
¿qué tuvo el ser humano sino una primavera
y mil inviernos por cada uno de sus minutos, qué tuvo el hombre
sino un álamo rojo
y mil hachas que vinieron por él, qué tuvo el hombre
sino ira, que salpica aún los seres amados?

Paredes sollozadas por la lluvia, al resplandor del sol.
No tuvo el alma humana
sino cueva de ratas, hollín deshecho y hechos
de la mediocridad, las alas desoladas, la cal aniquilada,
el polen macilento, el loco lineamiento
de un ser que noche a noche martillaba en su tumba.
ME REIRE MAÑANA Manuel Cepeda Vargas

En MANUEL, la memoria no es inútil, ha quedado desplegada en la historia, en filigranas de sueños por exhumar, en palabras y en escritos en donde se teje la esperanza, en la invitación a romper el miedo, el silencio.

VIII

Hay que hacer
algo
golpear
un tarro en solitarias calles,
hay que ir a cine, hay que leer un libro en compañía,
hay que escribir la vida con mil manos.
En ese bus pueden ir la esperanza y la muerte.
En cualquier lado puede encontrarse el fin.
Hay que hacer
algo. ME REIRE MAÑANA Manuel Cepeda Vargas

Bogotá, D.C., 09 de Agosto de 2008

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ