Manual para amenazar
Semana revela una guía de instrucciones usada por detectives del DAS para lanzar escalofriantes amenazas.
Cuando se creía que nada más escandaloso podría salir del DAS, acaba de aparecer un documento que demostraría que el organismo de inteligencia no sólo espiaba de manera ilegal a quienes consideraba opositores al gobierno, sino que también los amenazaba.
En uno de los cientos de paquetes de información que la Fiscalía obtuvo en los allanamientos al DAS, que está en revisión, se encontró un detallado manual de instrucciones elaborado en papel de uso exclusivo del DAS. El documento se debía seguir al pie de la letra para amenazar a Claudia Julieta Duque, periodista que tras descubrir cómo el DAS entorpeció la investigación por el crimen del humorista Jaime Garzón, se convirtió en una de las víctimas de las ‘chuzadas’ ilegales de esta entidad.
El texto del manual está encabezado con los números telefónicos de la periodista, sus correos electrónicos y bajo el título de “aspectos de seguridad” dice que hay que tener especial atención, pues Duque tiene identificador de llamadas y graba sus conversaciones. Luego enumera seis recomendaciones muy precisas:
Hacer la llamada en cercanía a las instalaciones de Inteligencia de la Policía.
No tartamudear, ni durar en la llamada más de 49 segundos.
Llamar preferiblemente desde un teléfono de ETB de tarjeta, en caso de que inmediatamente devuelva la llamada.
Constatar que en el perímetro no haya cámaras de seguridad. Así sean de tránsito.
Quien realice la llamada la debe hacer solo y desplazarse en bus hasta el sitio.
Extremar las medidas preventivas dado que Claudia Julieta avisará inmediatamente de la llamada al coronel Novoa de la Policía Nacional (mismo que en otras oportunidades nos ha afectado institucionalmente)”.
Aunque podría parecer un caso más de un escándalo que ya completa un año, en realidad este documento le suma un ingrediente de la mayor gravedad a la situación. Si bien algunos podían llegar a justificar las ‘chuzadas’ como un procedimiento común en servicios secretos del mundo, el panorama cambia sustancialmente con estas amenazas, pues ya se estaría hablando de prácticas mafiosas llevadas a cabo con recursos públicos y al servicio del Estado.
Es sorprendente la meticulosa planeación, que además deja en evidencia cómo se buscaba enlodar a la Policía Nacional en estos actos criminales. El coronel Luis Alfonso Novoa, a quien mencionan en el texto, era el director de Derechos Humanos de la Policía, y sus investigaciones dejaron al descubierto indicios que comprometían al DAS en instigaciones a varias personas.
La propia periodista Duque fue quien halló este peculiar manual de instrucciones cuando revisaba las carpetas que tiene la Fiscalía sobre su caso encontradas en las instalaciones del DAS. El instructivo, como si fuera el de cualquier call center, dice:
“Saludo: Buenos días (tardes). Por favor la doctora Claudia Julieta Duque se encuentra?
Mensaje: Señora, es usted la mamá de María Alejandra (esperar contestación) Pues le cuento que no nos dejó otra salida, se le dijo de todas la formas y usted no quiso hacer caso, ahora ni camionetas blindadas ni carticas chimbas le van a servir. Nos tocó meternos con lo que más quiere, eso le pasa por perra y por meterse en lo que no le importa vieja gonorrea hijueputa….”.
La amenaza no se quedó en el papel. La llamaron el 17 de noviembre de 2004 a las 7:52 de la noche, como consta en las denuncias que la periodista puso en su momento ante las autoridades y como lo registraron los medios de comunicación. Y sólo dos días después de que el gobierno le había aprobado un fuerte esquema de seguridad que incluía carro blindado y equipos de comunicaciones.
El agresor de Duque, además de lo previsto en el libreto, agregó que iban a violar y asesinar a su hija de 10 años. En uno de los apartes dijo: “Su hija va a sufrir, la vamos a quemar viva, le vamos a esparcir los dedos por la casa”. Ante esta situación, la periodista no tuvo más opción que irse del país.
La vida de Claudia Julieta Duque cambió desde cuando decidió investigar el asesinato del periodista y humorista Jaime Garzón. Sus indagaciones, realizadas desde el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, le sirvieron a esta organización de importante insumo en sus actuaciones como parte civil en el crimen del humorista y fueron determinantes para probar cómo el DAS había desviado la investigación de ese crimen. Pero este hallazgo la marcó. A la par que la periodista avanzaba en las pesquisas, su situación de seguridad se hizo crítica.
Las alertas comenzaron cuando detectó que la seguían y que había movimientos sospechosos a su alrededor. Luego se agravó cuando tuvo indicios de que sus comunicaciones eran interceptadas y hubo situaciones que afectaron su seguridad, lo que ella interpretó como hostigamientos. Pero que las autoridades veían como hechos aislados de delincuencia, a pesar de que vehículos sospechosos de vigilancia estaban registrados a nombre del DAS. Como si no fuera suficiente el acoso, las denuncias de la periodista sobre su situación de seguridad también le generaron líos jurídicos.
La reacción del DAS llegó a tal punto, que mientras ella daba una entrevista en La W, para contar su situación, el entonces sudirector del DAS, Emiro Rojas, llamó a la emisora para interrumpirla y al aire anunció que la iba a denunciar por injuria y calumnia. Según él, la periodista había dicho que a su paso por la dirección del DAS de Antioquia había estado involucrado en el caso de Jaime Garzón y que además ahora estaba diciendo que tenía un plan para matarla. Cinco años después, en febrero de este año, la investigación precluyó a favor de la periodista.
Paradójicamente, mientras a la periodista la ponían contra la pared, ninguna autoridad atendía la orden impartida por el juez que condenó al paramilitar Carlos Castaño por el crimen de Jaime Garzón, pero que añadió en su fallo que se debía investigar a todos los miembros del DAS que desviaron la investigación del crimen e hicieron un montaje.
La situación de la señora Duque llegó a ser tan extrema, que su caso le sirvió al senador Gustavo Petro como hilo conductor en su denuncia ante el Congreso a raíz del escándalo de las ‘chuzadas’ del DAS. Con el tiempo se probó además cómo los agentes asignados para protegerla al mismo tiempo eran parte del esquema de vigilancia que le habían montado. La Corte Constitucional ordenó al DAS entregarle toda la información que la entidad hubiera recaudado sobre ella, así fuera de inteligencia o estuviera bajo reserva. Pero la entidad no ha cumplido.
El último episodio de esta historia se dio la semana pasada. El DAS citó a Duque en sus instalaciones para una indagación preliminar en un proceso que desconoce. Ella se presentó acompañada por miembros de las Brigadas de Paz, una organización internacional cuyos voluntarios acompañan inermes a personas en alto riesgo de ser agredidos, y quienes ahora la apoyan en su seguridad. Allí radicó una carta en la que se niega a declarar ante una institución que la ha investigado ilegalmente. “¿Cómo olvidar todo lo que ha sucedido?”, dice Claudia Julieta Duque mientras se le quiebra la voz.