LUIS FERNANDO LALINDE LALINDE
LUIS FERNANDO, sociólogo, militante del Partido Comunista Colombiano – Marxista Leninista – PCC-ML, a sus 26 años de edad había vivido una juventud intensa en la actividad política y la alfabetización de campesinos de los municipios El Jardín y Andes, en el departamento de Antioquia.
Memoria y Justicia
24 años de impunidad
“EL, iba sembrando árboles sin púas
Abonó la tierra con sus pasos
Creó un bosque en sus palabras
Y una trinchera en sus ojos
De sus manos no dejó caer las semillas
Su luz brilla plateada en las hojas
De nuestras plantas
Y sus frutos hoy son de carne, hueso y mente.
El, aferrado al proceso,
Fue arrancado de su gente en un bocado de jauría,…
Sobre su cuerpo, otras manos construyeron
Cicatrices de sufrimiento…
Se tragó el olvido y esparció en el aire
El ejemplo que hoy todos respiramos…
A El, se lo llevaron
Como a tantos otros nuestros
Se lo llevaron
Pero se equivocaron
Porque dejaron sus sembrados
Que crecen y crecen en selvas de rebeldía
Y mares de libertad…
A El, se lo llevaron…
Pero nunca se marchó…”
LUIS FERNANDO, sociólogo, militantes del Partido Comunista Colombiano – Marxista Leninista – PCC-ML, a sus 26 años de edad había vivido una juventud intensa en la actividad política y la alfabetización de campesinos de los municipios El Jardín y Andes, en el departamento de Antioquia.
1984 fue el año de los “Ceses al Fuego” pactados entre el Gobierno de Belisario Betancur y las guerrillas de las FARC EP, M-19, EPL y ADO. Cese al Fuego como primer paso para allanar caminos de la tan anhelada paz. En el caso de la guerrilla del EPL, el “Cese al Fuego” empezó el 30 de agosto de ese año, pero desde el 15 de septiembre las tropas del Batallón “Ayacucho”, en ese entonces adscritas a la Brigada 8, de la III División del ejército, iniciaron una operación militar de cerco y combate al EPL. Los combates se trasladaron al municipio EL Jardín, en el departamento de Antioquia y ante tantos heridos de ambos bandos, El PCC-ML, encargó a varios de sus militantes a una misión humanitaria en el municipio El Jardín para rescatar a los heridos de la guerrilla y trasladarlos a centros asistenciales. Uno de los encargados de esta misión humanitaria fue LUIS FERNANDO LALINDE LALINDE.
LUIS FERNANDO, como lo ha relatado de manera incansable su madre Doña Fabiola, “salió de su casa en Medellín el dos de octubre de 1984, avisándole a sus hermanos que ese mismo día en las horas de la noche, o al día siguiente, estaría de regreso. Ese día vestía sus tradicionales botas de cuero negro Uniroyal, pantalón azul, camisa kaki y un buzo de lana gris. Nunca regresó”
La incansable búsqueda de su hijo, con los días, las semanas y luego los años, llevó a Doña Fabiola a la reconstrucción de la verdad de lo sucedido a LUIS FERNANDO LALINDE LALINDE, la verdad que tanto le fue negada por los militares, la justicia y los organismos de control que ampararon la impunidad.
Después de salir de su casa ese 2 de octubre de 1984, LUIS FERNANDO viajó a la zona rural del municipio El Jardín, y llegó a la vereda Verdum. En la madrugada del miércoles 3 de octubre, unidades militares del Batallón de Infantería No. 22 “Ayacucho”, al mando del Capitán Jairo Enrique Piñeros Segura, llegaron a la vereda Verdum y sacaron de sus casas a varios campesinos y los amenazaron con matarlos a menos que dieran información sobre la guerrilla. Según los testimonios de los pobladores de la vereda, entre los uniformados iba un “civil” encapuchado quien tenía la tarea de señalar a los que debían ser interrogados. El encapuchado “señaló a un muchacho alto, blanco y fornido, vestido con pantalón azul”, se trataba de LUIS FERNANDO LALINDE LALINDE, quien fue detenido de manera arbitraria por los militares y llevado entre insultos y golpes hacia una pesebrera donde empezó el suplicio.
A LUIS FERNANDO le ataron las manos a la espalda, alrededor de su cuello un lazo y luego fue colgado de una de las vigas de la pesebrera. “Lo subían y bajaban”, mientras era golpeado brutalmente por los militares. Posteriormente, fue llevado a la escuela veredal y amarrado a un árbol, donde continuaron las torturas a la vista de adultos y niños del lugar.
Al anochecer del día 3 de octubre, después de un día de vejámenes y suplicios, LUIS FERNANDO fue trasladado en un camión militar con dirección al municipio de Riosucio, en el departamento de Caldas. Este día fue el último en que LUIS FERNANDO fue visto con vida. Todos los campesinos que posteriormente declararon ante el Juez 13 de Instrucción Criminal, reconocieron a LUIS FERNANDO, a través de fotografías, como el mismo joven que había sido detenido y torturado por el ejército. Varios de ellos declararon haber escuchado de algunos militares el nombre de LUIS FERNANDO, como la persona detenida y trasladada en el camión militar.
En el parte oficial, entregado por el comandante del Ejército, General Forero Moreno al Ministro de Defensa del momento, General Vega Uribe, sobre los operativos adelantados por el Batallón “Ayacucho” en Caldas y en El Jardín, se informó sobre “la captura el 4 de octubre del 84, a las 5:30 de la mañana, en la vereda Verdúm, municipio El Jardín, de un civil NN “Jacinto” junto con otro, alias “Aldemar”. Inicialmente NN “Jacinto” intentó huir pero fue recapturado en medio de dos disparos de fusil. Posteriormente al ser llevado a la vereda Ventanas (Riosucio – Caldas), donde se encontraba la sección Segunda del Batallón, trató de huir nuevamente después de atacar a un centinela y fue dado de baja…” Posteriormente, el comandante de la Brigada 8, Coronel Ayala Cerón, le dijo a Doña Fabiola Lalinde que “Aldemar”, trabajaba como informante del ejército y a él se debió el éxito del operativo”.
A pesar de todas las coincidencias de modo y lugar de los hechos y los relatos militares sobre NN “Jacinto” y los testimonios de los campesinos sobre la detención de LUIS FERNANDO LALINDE, según el ejército no era podía identificar a NN “Jacinto” por la ausencia de pulpejos en los dedos, y tampoco indicaron el lugar donde había sido enterrado.
La imagen de abajo, indica el sitio donde fue enterrado LUIS FERNANDO LALINDE LALINDE. Este croquis fue elaborado por Jorge Iván Lalinde y el Juez 23 de Instrucción Criminal desde el Alto de Ventanas, a partir de la información proporcionada por un soldado de la patrulla militar del Batallón “Ayacucho”. Donde aparece la “X”, se indica el sitio exacto donde fue enterrado LUIS FERNANDO LALINDE y donde su hermano y el Juez encontraron tierra removida cuando fueron a la verificación del lugar.
Doña Fabiola y sus hijos, emprenden una persistente búsqueda para hallar a LUIS FERNANDO, para hallar la verdad. Y lograron, a partir de las pruebas recaudadas, que el Juez 13 de Instrucción Criminal concluyera en julio de 1986 que NN “Jacinto” y LUIS FERNANDO LALINDE LALINDE, eran la misma persona. Mientras que un año antes, la decisión de la Procuraduría Delegada para las Fuerzas Militares, a través del General Nelson Mejía Henao, decretó archivada la investigación por “falta total de pruebas”. A pesar que en los propios testimonios y documentos del ejército se encontraban las pruebas de la detención, tortura y asesinato de LUIS FERNANDO. Entre las versiones contradictorias de los militares, lo único coincidente es todos los testimonios fue que “el Capitán Piñeros Segura dio la orden de entrega a NN “Jacinto” al servicio de Inteligencia del Batallón “Ayacucho”, para lo cual se trasladó desde Riosucio hasta la vereda Ventanas con una patrulla militar el oficial del S-2 Tobo Peña. NN “Jacinto” había tratado de huir, según los militares, cuando era entregado al oficial de inteligencia, abriendo fuego los efectivos del Batallón Ayacucho. .. y el único de los que dispararon, dotado de un arma corta, era el teniente Tobo Peña de inteligencia”. En el acta de levantamiento del cadáver de NN “Jacinto”, se concluía: “Muerte violenta por arma de fuego… tipo de arma: revólver”, lo que coincidía con el relato de los militares, entre ellos Piñeros Segura, de que Tobo Peña había disparado contra NN “Jacinto”.
Ante la presión internacional, a la que acudió Doña Fabiola, el caso fue desarchivado y reabierta la investigación disciplinaria el 6 de noviembre de 1987 y el 10 de diciembre del mismo año, “la Procuraduría Delegada para las Fuerzas Militares corrió pliego de cargos contra el Capitán Piñeros Segura, por permitir tratos crueles contra NN “Jacinto” o Luis Fernando Lalinde, y contra los Tenientes Tejada González y Soto Jaimes y el cabo Medardo Aleiza, por ejecutar tales maltratos. El 1 de agosto de 1988, la Delegada para las FF.MM. solicitaba la suspensión del Capitán por 30 días y la del Teniente Soto Jaimes por 20 días, y declaraba la prescripción, por muerte, de la acción disciplinaria contra el Subteniente Tejada González y el Cabo Aleiza Espinoza”.
A pesar que el fallo reconoció la detención de LUIS FERNANDO LALINDE LALINDE por parte del ejército y la tortura contra él, el fallo no se pronunció sobre su asesinato y desaparición forzada, y no vinculó al militar que disparó, el Teniente Tobo Peña.
El 16 de septiembre de 1988 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado Colombiano por el “arresto y posterior muerte” de LUIS FERNANDO LALINDE LALINDE.
La persistencia de Doña Fabiola y la familia, hizo posible que el sueño se hiciera realidad y parte de los restos de LUIS FERNANDO LALINDE LALINDE fueron exhumados en 1992. A pesar de que Doña Fabiola tenía la certeza de que se trataba de su hijo, tuvo que esperar 4 años más a que un análisis de ADN confirmara que los restos de “NN JACINTO” correspondían a su hijo LUIS FERNANDO. El 19 de noviembre de 1996 en la ciudad de Medellín, por fin Doña Fabiola logró la inhumación de los restos de su hijo y con ello conquistar el derecho a Exhumar y a Enterrar.
Por ello, Doña Fabiola encarna el sentido de la perseverancia, el principio de la esperanza, a pesar de las presiones, de las mentiras, de los hostigamientos, de las pretensiones de los victimarios de quebrarla moralmente, ella se mantuvo y se mantiene firme como un roble, como esos arbustos en que encontró a su hijo, en apariencia débiles pero forjados en dignidad exigiendo aún justicia. Doña Fabiola es expresión de memoria viva y en dignidad. A través de ella, de su testimonio de vida, de sus sueños realizados, LUIS FERNANDO se hace presente en cada espacio donde ella está presente compartiendo su experiencia en la búsqueda de su hijo, compartiendo su tenacidad en la afirmación de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Bogotá, D.C octubre 03 de 2008
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz