Los secretos de Tasmania
Tasmania recuerda que su vida comenzó a mejorar después de haber firmado la carta que desacreditaba al magistrado Velásquez.
osé Orlando Moncada Zapata, alias ‘Tasmania’, piensa que tiene los días contados. Asegura que su vida vale muy poco y que hay varios interesados en que se vaya a la tumba sin revelar algunos asuntos. Hace 16 meses, este antiguo paramilitar del suroeste antioqueño fue trasladado a la remota cárcel de alta seguridad de Palogordo, en Santander, a donde le dijeron -según él- que llegaba castigado. (Vea el video)
Moncada no ha cometido ninguna falta disciplinaria. Lo que sí hizo fue confesar ante la Fiscalía que el abogado Sergio González le hizo firmar un papel. El mismo papel que usó el gobierno Uribe para intentar desacreditar al magistrado auxiliar Iván Velásquez, principal investigador de la parapolítica.
La carta, firmada por Moncada Zapata pero escrita en computador y por una persona que evidentemente cursó más de los tres años que pasó Tasmania en la escuela, fue fechada el 11 de septiembre de 2007. El escrito asegura que el día anterior, el magistrado investigador de la Corte Suprema le ofreció beneficios a Tasmania para que vinculara al presidente Uribe con el intento de asesinato de alias ‘René’, cabecilla paramilitar de Andes. (Vea la carta)
Según Tasmania, por “la vuelta” le ofrecieron 400 millones de pesos, una casa para su mamá y su inclusión en Justicia y Paz. Asegura que el narcotraficante Juan Carlos Sierra, alias ‘el Tuso’, hoy extraditado y confeso partícipe en el engaño, y el abogado Sergio González, hoy procesado, fueron los autores del ofrecimiento. En el complot también se han mencionado los nombres del hacendado Santiago Uribe Vélez y del detenido ex senador Mario Uribe, los dos vecinos y allegados del abogado González.
Ya está por encima de cualquier duda que la directora de Operaciones de Inteligencia del DAS, Martha Leal, viajó expresamente a Medellín a recoger la carta por instrucción de María del Pilar Hurtado, quien, a su vez, recibió la orden del secretario general de la Presidencia, Bernardo Moreno.
Tasmania recuerda que su vida empezó a cambiar favorablemente dos semanas después de haber firmado el papel. La noche del primero de octubre lo pasaron al patio de ‘Justicia y Paz’ de Itagüí con una llamativa explicación: “‘Es orden presidencial’, me dice. Yo digo: ‘Pero yo no he pedido ningún traslado’, y me dice: ‘Vea, tengo una orden presidencial’, me lo dice un teniente. En ese momento estaba el teniente Franco encargado de la cárcel”. (Vea el video)
Esta semana, cuando pregunté en el Inpec por la razón del curioso traslado, me informaron inicialmente que ningún interno podía ir a un patio de ‘Justicia y Paz’ sin orden de un fiscal de esa jurisdicción. Una segunda revisión encontró que el traslado fue expresamente ordenado por el director del Inpec, por aquellos días el general Eduardo Morales, quien en la resolución argumentó la discrecionalidad que le otorga la ley.
La ley establece que la decisión es “propia” del director, pero exige que sea motivada. En esa resolución del primero de octubre de 2007 no hay motivación alguna.
Meses después, en respuesta a un derecho de petición, el general Morales aseguró que había ordenado el peculiar traslado por “información allegada por parte del DAS sobre la necesidad de proteger la integridad del interno”.
Una semana exacta después del traslado, el 8 de octubre de 2007, la Casa de Nariño abrió el ataque contra la Corte Suprema basándose en la carta del recién trasladado. (Vea el comunicado).
Cuando Tasmania confesó el montaje, volvió la mala suerte para él. En agosto de 2009, el Grupo de Verificación Penitenciaria súbitamente descubrió que no podía estar en ese pabellón porque “no es postulado para los beneficios de Justicia y Paz”. Teresa Moya, la directora del Inpec de la época, ordenó la remisión. No lo movió al patio para presos comunes, al lado, sino que dispuso su envío a la severa y recóndita penitenciaría de Palogordo.
“Me premiaron cuando dije una mentira, me castigaron por decir la verdad” (Vea el video), sentencia Tasmania, que aspira a no irse de este mundo sin contar todo lo que sabe. Y sabe mucho.