Los poderosos cultivan fundamentalismos
Exigen ser gobernados por líderes infalibles y leyes inamovibles. Sólo así se sienten seguros. Los cambios les aterrorizan. Su verdad es la única y, por consiguiente, su militancia se concreta en amargos desprecios y crueles violencias.
“Fundamentalismo es la corriente religiosa o ideológica que promueve la interpretación literal de sus textos sagrados fundacionales, o la aplicación intransigente y estricta de una doctrina o práctica establecida” (Wikipedia). Se trata de una actitud vital contraria a cualquier cambio en las doctrinas y las prácticas que se consideran esenciales e inamovibles en un sistema ideológico, especialmente religioso.
Los fundamentalistas interpretan sus textos fundacionales (Biblia, Corán…) al pie de la letra, sin tener para nada en cuenta la cultura de las épocas en las que se escribieron los textos, su marco histórico, las evoluciones progresivas de los mensajes, ni los desafíos actuales de las ciencias.
Exigen ser gobernados por líderes infalibles y leyes inamovibles. Sólo así se sienten seguros. Los cambios les aterrorizan. Su verdad es la única y, por consiguiente, su militancia se concreta en amargos desprecios y crueles violencias.
Las grandes religiones monoteístas con mucha frecuencia han mantenido actitudes fundamentalistas. Todas en su historia están manchadas de despreciada sangre inocente. Y todos los dictadores se han aupado sobre ideologías fundamentalistas.
El fundamentalismo mantiene al pueblo idiotizado, sin posibilidad de construir nada nuevo. Es como una religión universal, intercultural, que permite y fomenta el mantenimiento de gobiernos religiosos y políticos dictatoriales, para que se mantenga todo fijo y único, sin posibilidad de cambios.
Las intuiciones de Rockefeller
En cuanto un sector del pueblo comienza a desprenderse de sus enfoques fundamentalistas, los grandes de la tierra se ponen muy nerviosos. El Concilio Vaticano II (1962-65) y su aterrizaje en Latinoamérica con los documentos Justicia y Paz de Medellín (1968) fomentaron un poderoso despertar del pueblo. La Biblia, por primera vez en manos de este pueblo creyente y oprimido, superados básicamente los fundamentalismos, potencializó fuertemente la concientización y organización popular.
En esta misma época, en 1968, el magnate Nelson Rockefeller, vicepresidente entonces de Estados Unidos, después de una gira por Latinoamérica informaba que la Iglesia Católica no era ya “un aliado seguro para Estados Unidos”. Cincuenta años antes el presidente Roosevelt había alertado que: “Será larga y difícil la absorción de estos países por Estados Unidos, mientras sean países católicos”.
Entre los campesinos paraguayos, y de algunos otros países, este despertar se concretó en las Ligas Agrarias Cristianas. En Latinoamérica en general fue cuajando en diversos tipos de Comunidades Eclesiales de Base. Y ello les asustó a Rockefeller y compañía. Según su visión este tipo de catolicismo era “un centro peligroso de revolución potencial”. No les agrada ver que la Iglesia Católica de entonces “educa a los pueblos, les da cultura, les hace pensar y les anuncia la inalienable dignidad de los hombres”. Por ello planificaron cómo reemplazar a los católicos latinoamericanos por “otro tipo de cristianos”.
Los documentos de Santa Fe
Son documentos de la CIA redactados en la ciudad de Santa Fe, capital del Estado de Nuevo México, entre los años 1980 y 2000, que planifican la proyección del poder global de Estados Unidos. Cada Documento venía a tener una vigencia de 4 ó 6 años. En mayo de 1980 se hizo “Santa Fe I” dirigido a Ronald Reagan. A finales de 2000 vio la luz “Santa Fe IV”.
Analizan concienzudamente la realidad económica, política y cultural de Latinoamérica, amenazada, según ellos, por una influencia creciente del comunismo, enmascarado en los nuevos tipos de católicos.
A pesar de que su contenido es esencialmente económico-político, les preocupa el factor religioso, especialmente las nuevas vivencias de la Iglesia Católica.
El documento de 1980 advierte que la presencia de determinadas tendencias en la Iglesia Católica y algunos textos de las conferencias episcopales latinoamericanas eran peligrosos para la política exterior de Estados Unidos.
El cuarto, en el 2000, pide “combatir por todos los medios a la Teología de la Liberación y controlar los medios de comunicación de masas…”
Para ello, recomiendan la promoción de sectas fundamentalistas desencarnadas de la realidad: neo-pentecostales, mormones, Testigos de Jehová y aun la secta Moon. El presidente Nixon apoyó el proyecto totalmente. Y el Congreso financia un creciente envío de misioneros fundamentalistas, especialmente mormones, que han llenado el continente de capillas de línea espiritualista, enemigas de todo tipo de compromiso socio-político.
Reacciones vaticanas
Los medios de comunicación –los de los poderosos- desarrollaron una fuerte campaña de desprestigio y demonización de la Teología de la Liberación, y de los teólogos y obispos que la desarrollaban. Y, por supuesto, de las organizaciones populares que la vivían. Se les acusaba de infiltración marxista, de ingenuos idiotas útiles o directamente de comunistas infiltrados en la Iglesia… La insidiosa campaña, bien orquestada, fue produciendo desconfianzas, recelos, distanciamientos de las autoridades eclesiásticas… Y dolorosos desconciertos entre el pueblo.
En este creado ambiente de desconfianza, el Vaticano sacó en 1984 un documento -Libertatis nuntius-, en el que, aunque no se atacaba directamente a la Teología de la Liberación, se insistía tanto en el peligro de desviaciones, que los medios de comunicación pudieron instrumentalizarlo para insistir en que dicha Teología estaba condenada por la Iglesia. Así se lo asimilaron cantidad de eclesiásticos. Y se desató una campaña de abandono, desprestigio y persecución de toda comunidad cristiana con tintes sociales.
Dos años más tarde, 1986, en un nuevo documento -Libertatis conscientia- se defiende el concepto bíblico de liberación. Y en carta de Juan Pablo II a los obispos del Brasil les afirma que: “Estamos convencidos que la Teología de la Liberación es no sólo oportuna, sino útil y necesaria”. Pero desgraciadamente el desprestigio sembrado, y muy bien propagandeado, siguió aplastando a todo lo que oliera a liberación.
Enfoques espiritualistas fueron cuajando en cantidad de nuevos movimientos católicos, a veces con fuertes ribetes fundamentalistas. Con ellos los poderosos no tienen nada que temer… Viven ajenos a los problemas sociales, encerrados en sus rezos y en sus ritos…
Fundamentalismos islámicos
Entre los musulmanes el gobierno norteamericano también fomentó el fundamentalismo como arma para impedir el avance de los rusos en las fronteras asiáticas y del Medio Oriente, y defender así sus intereses petroleros.
El jihadismo que sufre hoy el mundo es herencia de la política que Estados Unidos y Arabia implementaron desde 1979, mediante la cual islamizaron la resistencia interior contra la invasión soviética en Afganistán. Fomentaron el fanatismo de los talibanes, y les armaron hasta los dientes. Crearon crueles guerras entre árabes. E invadieron terroríficamente algunos de sus países, a veces bajo falsas acusaciones… Con torpezas inauditas azuzaron, fruto de su orgullosa ignorancia, los sensibles sentimientos históricos de las diversas facciones del Islam.
Pero tanta violencia sufrida, tanta sensatez destruida, tanta enemistad fomentada, ¡tanta torpeza!, explotó en contra de sus promotores. Los manipulados cultivos fundamentalistas se convirtieron en veneno en casa de sus inventores. Manosear fundamentalismos es jugar con espoletas de bombas, bombas que hoy explotan en ciudades occidentales.
Hoy surge entre ellos un nuevo profeta: el sirio Abou Moussab al-Souri, casado con una española, buen conocedor de Europa. En su libro, “Llamado a la resistencia islámica mundial” propone que el Estado Islámico lleve a cabo la Jihad global del pobre. Se trata de un manual de iniciación básica para una guerra santa contra Occidente, en el que se propone atacar a Europa, “el vientre blando de Occidente”, por medio de una estructura terrorista compuesta por células auto gestionadas, “como lobos solitarios”, sin lazo con un órgano central, una suerte de jihad horizontal autónomo. Cultiva la radicalización de los musulmanes, víctimas del racismo, exclusivista y despreciador del Primer Mundo. Las palabras de al-Souri se convierten hoy en detonantes de explosivos fabricados hace mucho por las potencias occidentales… Muchos islámicos se han vuelto contra sus dominadores, que tan eficazmente los fanatizaron, tan técnicamente los armaron y tan cruelmente los masacraron… Experiencias parecidas pasan en África, con frecuencia también muy crueles…
Abanico de drogas
Las técnicas imperialistas, ya muy refinadas, siguen manipulando machaconamente la opinión pública a través de los medios. Los inficionados del virus fundamentalista, capados de todo espíritu crítico, se tragan sin pestañear los mensajes de los intereses del Gran Capital, que teledirigen los gustos del pueblo. La nueva serpiente, más seductora que nunca, atraganta y enferma al pueblo con frutos prohibidos, agusanados de avaricia. “Tener más” es el nuevo ídolo, siempre soñado y nunca alcanzado… Además del fomento de enfoques fundamentalistas, tanto entre cristianos como entre musulmanes, el Gran Capital promueve exitosas campañas de consumismo: obsesión por comprar lo no necesario… Así la gente se endeuda hasta el cuello, se mata trabajando para pagar sus cuentas, y no tiene tiempo para comprometerse en nada serio.
La juventud es el objetivo primero a atontar en todo el planeta, pues en ellos cuajará el futuro. El propagandeado consumismo les ha llegado a su válvula mitral. Muchos viven obcecados con sus celulares, continuo pierde-tiempo en tonteras. A veces enrolados en fiestas alcoholizadas hasta el amanecer. Cada vez más atiborrados de pornografía y de drogas. El “crack” es el invento maldito que ha puesto una droga altamente degenerante al alcance del bolsillo de los pobres… Así han conseguido que pocos jóvenes se planteen hoy en serio cambio de sistema. “Pasan” de todo. Con lo que el Gran Mercado, ante su pasividad, puede hincharse desmesuradamente, hasta convertirse en serpiente dominante, alimentada por multitud de consumidores enceguecidos.
El gran capitalismo ya no manda bombas militares. Ahora, más sutilmente, nos cala de una lluvia ácida, compuesta por variedad de drogas: químicas, religiosas, consumistas, pornográficas…
Hay que reconocer con tristeza que Rockefeller, por ahora, ha triunfado. Mi visión es desde abajo. A mis 81 años vivo en un barrio marginal inundable de Asunción, saturado de campesinos sin tierra y sin ideales, de jóvenes con la mirada nublada por la droga, de consumismo con hambre. Resignados ancianos abandonados. Muchos recelos y desunión. Muchas gritonas capillas fundamentalistas. Mucha basura podrida, mucho dolor fatalista… La gran mayoría de los nuevos pobres ya no gozan de la fe de sus abuelos… Por años disfruté ayudando a las organizaciones campesinas y a las comunidades de base. Pero ahora estoy desorientado… ¡Pero no hundido!
Nubes de esperanza
¿Cómo acabar con tan terribles sequías sociales? ¿Cómo dejar de ser idiotas útiles? ¿Cómo salir de tanta miseria? ¿Cómo recuperar la identidad cultural de cada pueblo? ¿Cómo poder construir un mundo distinto?
Lo primero es examinar con honradez hasta qué grado fundamentalismos y consumismos han secado nuestro corazón. ¿Vivimos “la cultura del descarte”? ¿Nos acostumbramos a la vergüenza de millones de hambrientos? ¿Hasta qué punto aprendemos de los Medios a despreciar a los pobres y a honrar a los poderosos?
Con frecuencia los cristianos realizamos eficientemente el papel de idiotas útiles, actitud que jamás tuvo Jesús. Siguiéndolo a él, debemos cultivar un corazón fraterno, capaz de diálogos cercanos con el pueblo, en ambiente de respeto y colaboración.
Necesitamos volver humildemente a las huellas de Jesús. Él vivió también en época de grandes problemas. En su tiempo la dominación romana aplastaba y estrujaba cruelmente a los pueblos. Y las autoridades judías también… Él no se enroló para nada en los fuertes fundamentalismos del judaísmo de su época. Reinterpreta las Escrituras judías con selectividad y creatividad según las necesidades de su pueblo. No se mete tampoco en la violencia de los zelotes. Es de veras hombre libre. A partir de un Padre común, propone algo nuevo, un proyecto de vida apoyado en la dignidad de todo ser humano y tres consecuentes preocupaciones básicas: La salud del pueblo, su alimentación y las relaciones humanas.
Él lucha contra el sufrimiento acogiendo a toda clase de gente marginada, excluida y despreciada. Opta eficientemente por los pobres reales entre los que vive. La propuesta de Jesús se orienta hacia un proyecto supra ético universal, basado en una civilidad de amor desbordante que empieza por los más débiles.
En este nuestro mundo en el que vivimos, sumergidos en las gélidas aguas del mercado, la calidez del Jesús de los Evangelios puede hinchar de esperanzas nuestros asfixiados pulmones. Necesitamos purificarlos de las frías calcificaciones fundamentalistas que se nos han ido pegoteando a través de los tiempos.
Suman muchos millones las víctimas de este sistema basado en la acumulación mafiosa de inmensos capitales. Ante ello es urgente asimilarnos el paradigma de Jesús: entrega total a los demás. El “buen cristiano” es hoy el ciudadano que se compromete competentemente en la construcción de un mundo digno para todos. Corazón sensible, mente limpia, vida austera… Calor de amor, de solidaridad, de misericordia… Necesitamos responder incondicionalmente a la compasión… Jesús de Nazaret es modelo e inspiración para el compromiso solidario de todo buen ser humano. Para los que creemos en él es además fortaleza maravillosa… Y esperanza evolutiva de triunfo… ¡El desierto florecerá!
Por todas partes aparecen brotes nuevos. Protestas y manifestaciones de todo tipo. Por todos lados la opinión pública exige valores más democráticos, formas alternativas a las viejas políticas y una mayor intransigencia contra la corrupción: ¡gobiernos más decentes y más de todos!
Retoñan desde las raíces nuevas organizaciones populares y juveniles. Nuevas aguas energizan las Comunidades de Base. La Teología de la Liberación vuelve a vigorizarse. Un Papa se enfrenta contra el Capitalismo asesino… Vivimos un cambio de época. Puede ser que desaparezcan algunos tipos de dinosaurios, pero las energías evolutivas, que nacen del Cristo Total y caminan hacia él, crecerán siempre hacia adelante y hacia arriba, en nuevas formas de vida cada vez más conscientes.
Estos cementerios de los derechos humanos de tantos barrios marginales son también semilleros de esperanzas, cuyas raíces romperán los muros de cemento armado que los aplastan…
José L. Caravias sj
Acción
Fuente: http://feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/8207-los-poderosos-cultivan-fundamentalismos.html
Foto tomada de internet